Capítulo 30

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—¿Y cuando te dijo eso?— me pregunta Nadia.

Estábamos en la cafetería del motorhome de McLaren, tomando algo junto con mi hermano mientras que mis padres iban a dar una vuelta por el paddock.

Mientras que mi hermano estaba un poco distraído jugando con sus coches, yo le estaba contando mi noche a mi mejor amiga.

—Cuando lo llevé a él y a Leclerc a sus habitaciones— le contesto.

—Yo lo dejaba en el pasillo tirado y que se buscara la vida— me contesta. Se notaba su enfado a kilómetros y eso me preocupaba y alegraba a partes iguales.— Y es que seguro le distes el beso que te reclamó en el bar, ¿Verdad?

—No vas mal encaminada…— le contesto, mirando a mí taza de Colacao.

—Tengo una duda mental y es que no sé si eres tonta o gilipollas, porque solo a ti se te ocurre darle un beso a un tío el cual tiene una apuesta con otros tíos para ver quién te lleva antes a la cama.

—¿Y para qué te quieren llevar a la cama?— pregunta Biel con el ceño fruncido, dejándole de prestar atención a sus coches.

—Porque quieren hacer una fiesta de pijamas conmigo— le digo lo primero que se me vino a la cabeza, haciendo que él asintiera, conforme con la explicación, y volviera a sus coches.

—Y vaya fiesta quieren hacer…— musita Nadia, ganándose una mala mirada mía, ya que no quería que Biel volviera a preguntar nada relacionado con eso. Nadia me mira, con ira reflejada en sus ojos, y luego mira por la cristalera del motorhome, haciendo que sus ojos se abrieran como platos y se levantara de golpe. — Ahora vengo.

—¿A dónde vas?— le pregunto extrañada mientras veo como se levanta.

—Voy a tener una charlita con ciertas personas— miro por la cristalera y veo como Lando está parado frente al motorhome, hablando con, nada más y nada menos que, Carlos.

Sin más, abre la puerta y va directamente a ellos con paso fuerte.

—¿A dónde va?— me pregunta extrañado mi hermano.

—Sabe Dios…

Nadia

El adjetivo “enfadada” se me quedaba corto con lo que realmente estaba.

Salgo rápidamente del motorhome y me posiciono enfrente de Norris y Sainz:

—Vosotros dos, os venís conmigo— les digo, para luego comenzar a andar hacia el motorhome de Alpine.

—Pero…— llego a escucharle decir a Lando.

—Primero me sigues y luego me preguntas, ¿Entendido?— le contesto mirando a ambos, con las mejillas más rojas que el tomate, debido al enfado.

Los dos se miraron entre sí y, cuando vieron que me volvía a ir, me persiguieron corriendo.

—¿Qué pasa?— pregunta preocupado Sainz.

Ya lo sabrás cuando encuentre al puto gabacho de los cojones— le digo en español para que solo él y pocas personas de nuestro alrededor entendieran.

Llegamos al motorhome de Alpine y cuando estaba a punto de entrar, uno me lo prohibió… si no me equivoco era el otro piloto, Ocon.

—Tú no puedes entrar aquí, solo personal de Alpine— me dice, poniéndose enfrente mía.

—Bien, pues, ¿Podrías llamar a Pierre? Es que necesito hablar con él urgentemente— le pregunto con una de mis mejores sonrisas para que cuele.

—Vale… Pero antes me das tu Instagram, ¿Vale?— me ordena, más que me pide, antes de irse a por el otro.

Mi amor para tres ||Formula 1||Where stories live. Discover now