Capítulo 36

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—¿Crees que así voy bien? ¿Le gustaré?— le pregunto a Nadia, mientras que me miro al espejo.

—Tía, tú le vas gustar igualmente aunque lleves un camisón de abuela— me contesta ella.— Estás preciosa y le vas a encantar, no lo dudes.

Asentí con una sonrisa apesar de no convencerme mucho, ya que no sabía si iba demasiado informal, seria o corta de ropa… los nervios me comían por dentro y eso hacía que mis inseguridades y mis dudas salieran a la luz.

Lo que llevaba puesto (un atuendo completamente negro, compuesto por un vestido, una chaqueta de cuero, unas medias, unas botas y un bolso), lo llevaría a cualquier otra quedada, pero me podían tanto los nervios, que me era imposible aceptarlo.

Aún me seguía mirando al espejo y planteándome si ponerme otra cosa, cuando escuchamos el timbre de la casa.

—¡Tú Romeo ya está aquí!— dice Nadia, más ilusionada que yo.— Voy a abrirle, cuando te llame, vente. Así tendrás una súper entrada de diva.

—Está bien…— dije soltando un suspiro, no muy convencida de que le llegara a impresionar a Sainz mi entrada.

Al segundo, ella se fue corriendo hasta el recibidor de la casa a abrirle la puerta a Sainz.

Los escuché hablar durante unos pocos minutos, pero no supe diferenciar lo que decían. Después de estarlos escuchando un rato, por fin escuché como Nadia me llamaba.

Con mucho nerviosismo, salgo de mi habitación y ando por el pequeño pasillo hasta llegar a la entrada, donde se encontraban Nadia y Carlos esperándome.

Miro a Nadia y la veo con una sonrisa de oreja a oreja, dándome una mirada de seguridad. Pero cuando miro hacia Carlos, mi corazón dio un salto.

Llevaba entre las manos un ramo de tulipanes y tenía una cara de embobado mirándome pero con una sonrisa, haciendo que unas mariposas en mi estómago comenzaran a revolotear a más no poder.

—Estás… preciosa— me dice él, acercándose hasta donde yo estaba y mirándome a los ojos con una sonrisa, al igual que hacía yo. Seguido de eso, sostiene mejor el ramo de flores y me lo extiende.— Toma, una flor para otra flor.

—Ohhh, que bonitooo— comenta Nadia con una sonrisa de burla, haciendo que yo la mirara con cara asesina.

—No le hagas caso a esa, sí que es bonito— contesto cogiendo el ramo de flores.— Muchas gracias, Carlos, me encantan los tulipanes y el detalle que has tenido.

—No sabía muy bien que flor traerte, pero escogí la que más me recordaba a ti… y pienso que no me he equivocado, ¿No?— me pregunta él.

—Para nada, son perfectas y son mis favoritas, así que has dado en el clavo— le contesto.— ¿Te parece bien si las voy a dejar en un jarrón con agua y después nos vamos?

—Perfecto, te espero aquí— me contesta él.

Como dije, fui hacia la cocina, cogí un jarrón y lo llené de agua. Cuando estaba estaba bien de ella, metí los tulipanes y los dejé sobre la mesa del comedor.

—Listo, ya podemos irnos— le digo a Carlos cuando vuelvo al recibidor. Antes de irme por la puerta, miro a Nadia y me despido.— Nos vemos luego y no me esperes, volveré tarde.

—Nos vemos, pásatelo bien y acuérdate de utilizar protección— dice Nadia entre risas.

—Ay, de verdad, no sabed despedirte bien— le contesto, aguantándome la risa.— Chao.

—¡Chao!— se despide Carlos de Nadia cuando llegué a junto de él a pocos metros de la puerta.— ¿Qué te dijo Nadia para que ahora las dos os estéis riendo?

Mi amor para tres ||Formula 1||Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang