3. Familia

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Thomas:
Estaba viendo al profesor y fingía que escuchaba sus explicaciones sobre como ilustrar correctamente a modelos humanos, pero la realidad era que mi mente estaba ocupada en otra cosa, o mejor dicho, en otra persona.

No entendía aún el comportamiento del que decía ser mi mejor amigo. Moriría por saber lo que pasaba por su mente en ese momento..

《¿De Sawoll? Siempre》

¿En verdad estaría celoso o se trataba de una simple broma?

Con Andy nuna se sabía, recuerdo que cuando teníamos catorce años le dijo a mi prima que un chico la estaba buscando para invitarla al baile de graduación, ella bajó toda ilusionada, pero se trataba de una broma. Elizabet comenzó a llorar y Andy comprendió que se había pasado, así que comenzó a limpiarle las lágrimas a Eli y le dijo que era él quien quería llevarla al baile solo que le daba vergüenza pedírselo. Yo sabía que era mentira, que solo sentía lástima por ella, pero no pude evitar sentirme celoso. Me dieron celos ver como le secaba las lágrimas, como la invitaba al baile, como mi prima lo abrazaba feliz, como bailaron durante toda la noche.

Ese día llegué a odiar un poquito a mi prima, pero cuando Andy me pidió bailar con él la última canción todos esos sentimientos fueron sustituidos por la emoción del baile.

Ese día aprendí dos cosas: que nunca puedes confiar en lo que diga Andy Williams porque casi siempre bromea, y que es un estupendo bailarín y mentiroso. Pero aún así era imposible no amarlo.

Estaba reconstruyendo la escena de la mañana una vez más en mi cabeza cuando siento mi celular vibrar. Con mucho cuidado me fijo en la pantalla y veo que me llama mi prima. Mis sentidos se ponen alerta, ella solo me llama al móvil por una razón.

–Señor Jeff—mi voz sale más fuerte de lo que pretendía y todos voltean a verme.

–Sí, Thomas.

–Necesito contestar el móvil. Es urgente.

–Adelante.

Inmediatamente salgo del salón de clases seguido por la mirada curiosa de Susan. Le dedico una sonrisa para que se tranquilice aunque sea yo el más nervioso de la ciudad en estos momentos. Ya fuera del salón llamo a mi prima para confirmar mis sospechas sobre el motivo de su llamada. Contesta al primer timbre.

–Fue visto por última vez en el bar Moon. Nos vemos donde siempre.

–Ok. Voy enseguida—mis sospechas eran ciertas. Le mando rápidamente un mensaje a Susan y otro a Andy diciéndoles que tuve que ir a casa y que no podré ver la peli. Maldigo en silencio por no poder ir al cine con Andy, aunque como otaku que soy me dolía más perderme el estreno, sí, Andy era perfecto, pero no podía competir contra Rengoku, esa era otra liga. Luego de mandarlos pongo el móvil en silencio y comienzo a caminar hacia el parque cerca de la universidad donde me esperaba mi prima.

Al llegar la veo esperándome frente a un taxi lista para iniciar la búsqueda. Nos saludamos rápidamente con la cabeza y sin decir nada entramos al taxi.

–¿A dónde van chicos?

–Al bar Moon rápido—estaba desesperado por llegar y terminar esto, aunque muy en el fondo sabía que solo iniciaba.

–¿No son muy jóvenes?—el puto taxista no arrancaba aún. Por dios cuántas preguntas. Estaba por responderle pero mi prima se me adelantó.

–Le recuerdo que usted es un puto taxista no un policía y si quiere que le paguemos arranque el maldito coche de una vez y deje de hacer preguntas—ella estaba más alterada que yo y era comprensible. Ella siempre se ha llevado la peor parte de esto.

El conductor arranca el coche en silencio y se mantiene así el resto del viaje, cosa que agradecemos.
Llegamos al bar pasados unos veinte minutos, le pagamos al hombre y bajamos sin decirle nada más.

–Iré calle abajo y tu calle arriba—mi prima hablaba bajo y desanimada cosa que no era normal en ella, solo se comportaba así en estas ocasiones, las cuales para tragedia de ambos, cada vez eran más seguidas—El primero que lo encuentre llama al otro.

–Entendido.

Nos dimos la vuelta y cada uno tomó su camino. Estuve horas buscándolo. Pasé por cada maldito bar de la maldita ciudad y aún no lo encontraba.

Mire mi reloj y ví que ya eran las tres de la tarde. Paré en un puesto de comida rápida para comer algo e inmediatamente seguí buscando.

Pasaron más horas y comencé a preocuparme más. No lo había encontrado y al parecer mi prima tampoco. Consulto nuevamente mi reloj, eran las once de la noche. ¿Tal vez debería llamar a la policía esta vez? No era normal que no lo hubiéramos encontrado a estas horas. Estaba por hacerlo cuando tropiezo con algo. Me doy la vuelta para descargar mi mal humor en ese objeto pero lo que veo me deja confundido. Había tropezado con las piernas de un hombre. Estaba sentado en el suelo entre dos contenedores de basura. Estaba hecho un asco, su ropa olía a basura, orine y a alcohol, mucho alcohol. Desisto de llamar a la policía y le marco a mi prima.

–Calle 13. Cerca del bar Pegasus.

–Voy en camino con el taxi.

Cuelgo la llamada y me arrodillo frente al hombre que estaba borracho en el suelo y le dedico una sonrisa cargada de lástima. ¿De qué otra forma lo podría mirar? Aunque sentía más lástima por mi prima y por mí. Él me mira e intenta reconocerme. Pasan unos minutos hasta que lo logra y me sonrie. Desde donde estoy puedo oler su asqueroso aliento y me dan ganas de vomitar, pero debo ser fuerte, aún falta lo peor.

–Hoooooooolllllllllaaaaaaa—me saluda alegremente y me acerca con sus manos para abrazarme. Puedo sentir su repugnante y asqueroso olor. Agradezco no tener nada en el estómago desde la tarde o lo habría vomitado todo. Me separo de su abrazo y lo miro a los ojos mientras intento contener las lágrimas que amenazan con salir.

–Hola....papá

🌈

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La forma más hermosa de suicidarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora