22. Cosas de hermanos

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Andy:
Dioosss. Había olvidado por completo que Sallow estaba aquí.

Aunque siempre vive en mi mente, cuando vi el hombro de mi hermana en ese estado tan lamentable se volvió mi única preocupación. Necesitaba llevarla a casa, necesitaba revisarla de pies a cabeza y asegurarme de que no tenía otra lesión aparte de la de su hombro, ella era la única que ocupó mis pensamientos desde el momento en que la vi tendida en el suelo de esa casa.

Solo pensar en el hecho de que podría perderla y ella ni siquiera lo notaría me llenaba de angustias el corazón.

Sé que la herida de mi hermana compensa el haberme olvidado por completo de la existencia de Sallow, pero para mí no.

Cuando lo vi detrás de mí con la mirada fija en mi hermana y una expresión de asombro y terror en el rostro fue como si mi alma saliera de mi cuerpo.

Ahora como explicaba la sangre en el cuerpo de Alice, su hombro dislocado y la enorme sonrisa en su rostro cuando debería estar muriendo de dolor.

Era demasiado para mi cerebro. Aun no podía procesar correctamente lo que estaba pasando.

Gracias a dios Sallow reacciona y comienza a caminar hacia nosotros.

–¿Qué pasó?—buena pregunta. No le podía decir la verdad, pero tampoco quería mentirle. Aunque si le decía que no podía contarle, eso solo haría aumentar su curiosidad.

–Tuvimos un accidente con el coche.

–¿En serio?

–¿En serio?

Misma pregunta, distintas expresiones y tonos de voz al hacerla.

Sallow volvía a sonar y a parecer preocupado, Alice no se molestó en disimular el desconcierto tanto en su rostro como en su voz.

Para una vez que necesito que me ayude a mentir y lo está haciendo fatal. Se está ganando quedarse sin moto unos meses.

–¿No lo recuerdas? O por dios. Debiste darte un fuerte golpe en la cabeza. Ve a descansar—intentaba deshacerme de mi hermana cuanto antes, no parecía estar captando mis nada sutiles mensajes de mantenerse callada frente a Sallow esta noche, parecía como si de verdad se hubiera golpeado la cabeza—Te acompaño a tu habitación.

Rápidamente la cargo en brazos y sin darle tiempo a decir nada más la llevo prácticamente corriendo hasta su habitación. La dejo en el suelo y ella rápidamente se sienta en la cama mientras una expresión de pura diversión se dibuja en su rostro.

–¿Desde cuándo que te disloquen un brazo en una pelea es igual a un accidente automovilístico? ¿Me perdí de algo?

Así que se hizo la despistada a propósito. Decidido, la mato.

–Muy chistosita ¿no?—no me responde nada, solamente empieza a reírse de mi con una risa malvada realmente patética, incluso echa su cabeza hacia atrás, parecía un villano de Disney—Para que sigas riéndote, te toca tomar un bate o un tubo en la madrugada y destrozar completamente el coche.

Y en cuestión de segundos su risa malvada se apaga por completo y en su mirada reina una expresión que he visto pocas veces en su rostro, el terror.

–¿¡Queeeeé!?—ahora era mi turno de imitar su risa de villano Disney y sinceramente se sentía bien y reconfortante—¿Estas de broma no?

¿Broma? Hay mi pequeña pulguita, mi maldad no tiene límites.

–Claro que no. Acabamos de tener un accidente en él, debe parecer que acaba de estamparse contra un árbol. Ponte creativa.

La forma más hermosa de suicidarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora