17. Susan, sinónimo de ridículo

79 18 41
                                    

Susan:
Estaba bailando junto a Thomas hace unos minutos, nos estábamos divirtiendo muchísimo, se veía tan feliz y relajado, su expresión debía ser igual a la de Tobirama cuando se enteró de la masacre que hizo Itachi; así se veía hace unos minutos pero ahora, ahora no lo veía, llevaba buscándolo como media hora y no lo encontraba por ningún lado.

Los primeros minutos pensé que había ido al baño o algo por el estilo, pero cuando seguía pasando el tiempo y no volvía me preocupé.

No soy sobreprotectora o algo así, pero es que Thom es medio imbécil estando sobrio y se mete en las situaciones más raras del universo, no me quiero ni imaginar las estupideces que haría con esa cantidad de tequila en la cabeza.

Además a su estupidez natural súmale que estábamos en un bar lleno de gente borracha, y el desgraciadamente llama mucho la atención.

Intentaba buscarlo entre la multitud pero al parecer me había metido en la jaula de las jirafas, todo el mundo me sacaba al menos una cabeza de altura.

–¡Malditas sean las personas altas!—intentaba ver algo más que no fuera el piso del bar o el pecho de las personas pero me era imposible.

Ellos eran como una inmensa muralla y yo era algo así como un "umpa-lumpa". En resumen, era imposible ver más allá de ellos, así que hice lo que cualquier persona normal haría, me subí a la tarima, le arrebaté el micrófono al chico que estaba cantando...o bueno, matando a sangre fría a una canción de Justin Bieber y me preparo para el mayor ridículo de mi vida.

–¡Holaaaa! ¡¿Me escuchan los del fondo?!—inmediatamente siento todas las miradas sobre mí y escucho una que otra risa, pero eso no me detiene, mi preocupación era mayor que cualquier ridículo posible.

–¡Cállate de una vez y deja que el chico siga cantando!

–¡Para empezar no me voy a callar imbécil! ¡Y en segunda, eso no era alguien cantando, eso sonaba como un gato ahogándose en el mar!—ahora sí que todos se reían, pero yo me sentía un poco mal por lo que le dije al chico, horas atrás los que hacíamos un atentado contra la música éramos Thom y yo por lo que no podía opinar—¡Sin ofender amigo!

Claramente si lo ofendí, porque bajó rápidamente de escenario mientras me sacaba el dedo del medio y me decía algo que no logré entender por lo alta que se encontraba la música.

–¡La tuya por si acaso amigo!—y seguían las risas, mi discurso para encontrar a Thom se parecía cada vez más a un show humorístico, aunque próximamente podría ser un ring de boxeo porque el chico al cual ofendí me miraba como si quisiera matarme.

–¡¿Qué quieres loca?!

–¡¿Alguien ha visto a un chico alto, con el cabello un poco largo y de color negro?! ¡Va vestido como yo pero en chico!

Nadie me decía nada importante, algunos reían, otros negaban con la cabeza y algún que otro payaso me decía que estaba en su casa y que si quería ir a buscarlo.

Estaba por mandarlos a todos a la mierda cuando sonó mi celular. En cuanto escuché la canción de Imagine Dragons que le tengo de tono a Thom mi corazón comienza a latir a mil por hora. Miles de escenarios pasaban por mi mente. Estaba en urgencias, en comisaria, en un callejón desangrándose. Sin perder más el tiempo le respondo rápidamente con el corazón prácticamente en la boca.

–¡Dime por favor que no es esta la llamada a la que te dan derecho cuando te detienen!

–Claro que no. Yo soy un ciudadano modelo. Estoy en mi casa—al oír estas palabras mi corazón y nervios se calman por completo, pero mi ira comienza a crecer.

La forma más hermosa de suicidarseWhere stories live. Discover now