20. Primer beso

84 23 80
                                    

Andy:
–Estoy dispuesto a descubrirlas.

No, no, no. Por favor no hagas eso. Hay cosas en mi vida que es mejor no saber. Es demasiado peligroso y si a él le pasara la mínima cosa por mi culpa mi mundo se caería.

Debía alejarle esa idea de la mente, pero al mismo tiempo no quería mentirle. Era una contradicción que llevaba años matándome.

Antes éramos solo amigos pero después de esta noche seríamos algo más y nada me alegraba y asustaba tanto como llamar a lo nuestro algo más que una amistad.

Se veía tan hermoso en mis brazos y tan cerca de mí, no debe haber imagen más hermosa en el universo que esta.

Su cabello negro le caía sobre la frente, moría por tocarlo, pero me gustaba la manera en que mis manos acariciaban suavemente su espalda baja; me veía directamente a los ojos con una mirada desafiante la cual no hacía más que despertar algo en mí que hasta este momento desconocía.

–No te recomiendo preguntar o investigar sobre algo de lo que no te pueda hablar.

–¿Por qué no?—maldición, su voz sonaba tan malditamente sexy, cada vez me costaba más controlarme, tenerlo así tan cerca, al fin mío.

–Sallow, ¿en serio quieres hablar sobre eso en este momento—quería hacer que se olvidara del tema, pero no negaré que ese era mi objetivo secundario, mi objetivo principal claramente era probar el sabor de sus labios, aprenderme su textura, conocerlos tan bien como para reconocer su forma aun con los ojos cerrados, acariciar su piel sin la presencia de su ropa, escucharlo hablarme al oído, aspirar su olor para poder grabarlo en mi mente. Ese era mi verdadero propósito. Mantenerlo a mi lado para siempre.

–No. A-Andy...mis ojos están aquí arriba—no puedo evitar sonreír como un idiota, era tan adorable.

–Para querer sonar firme se te rompió la voz al inicio—obviamente mi tono burlón hizo que sus mejillas tomaran un precioso color rojizo, quería tocarlas, quería besarlas, lo quería a él. Lentamente despego una de mis manos de su cintura y comienzo a acariciar una de sus mejillas mientras mi mirada viaja desde sus labios hacia sus ojos. Me moría de ganas por besarlo, pero no quería hacer nada sin su consentimiento—¿Puedo besarte?

Sus mejillas se tornan aún más rojas que antes, eso provoca que el cosquilleo creciente en mi entrepierna aumente. Eso me avergüenza un poco, él estaba teniendo la reacción más tierna posible y yo la más hot. Soy de lo peor.

-–S-si—su voz se oye un poco insegura por lo que inmediatamente planeó tomar un poco de distancia, no quería hacer nada que él no quisiera por muchas ganas que tenga. He aguantado diez años, creo poder resistir unos días más, mientras él se sienta de la misma manera que yo soy feliz.

–Si no estás seguro podemos esper...

–¡SÍ!, quiero que me beses—me sorprendió la fuerza de su voz, de hecho creo que él también se sorprendió, el rojo de sus mejillas se había extendido por todo su rostro, pero aun así no me apartaba la mirada. Me gustaba verlo así, pero no debía de ser impulsivo, debía calmarme, debía reunir a mi autocontrol inexistente y...—Bésame, por favor.

Y eso fue todo.

Sin pensarlo más le doy vía libre a mis instintos y sentimientos. Coloco una de mis manos nuevamente en su mejilla y con la otra agarro fuertemente su cadera. Me acercó a él hasta acabar con toda la maldita distancia que nos separaba.

Lo beso suavemente, tomándome mi tiempo para saborear sus labios, tenían la forma perfecta, no eran ni muy gruesos ni muy finos y tenían un fuerte sabor a alcohol. Puedo notar su inseguridad a la hora de besarme y eso me hace cuestionarme momentáneamente sus sentimientos en este momento.

La forma más hermosa de suicidarseWhere stories live. Discover now