Capítulo 2

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2: Nuevo padre y nueva hermana

Las apariencias engañan. Eso lo sé yo muy bien.

La primera vez que vi a Rachel fuera del instituto, además de en la fiesta en la que casi nos matamos a puños, no era para nada como me la había imaginado. Iba vestida con tantos colores que parecía que había agarrado lo primero que había visto en el armario. Pero, conforme la conocías, te dabas cuenta de que ese era realmente su estilo.

Resultó que ella no era tan amable como su atuendo sugería que era.

La primera vez que vi a Rachel fuera del instituto fue en una cena con nuestros padres. Yo no me había arreglado, no quería dar muy buena impresión. Además, fuimos a un restaurante familiar en el que la gente iba vestida casualmente.

Me arrepentí de ir a la cena en cuanto vi al novio de mi madre caminar hacia nosotras.

Era Ricky. El padre de Rachel.

Cuando vino hacia nuestra mesa, quise pensar que solo pasaba a saludar y luego se iba. Pero ese pensamiento cambió rápidamente cuando vi que mamá se levantaba para darle un beso en los labios.

Me quiero morir, pensé.

A veces me pregunto qué hubiera pasado si nuestros padres no se hubieran conocido. O si Rachel y yo no nos hubiéramos peleado y nos hubieran llevado a comisaría, cosa que hizo que ellos se conocieran. O si yo jamás hubiera ido a aquella fiesta. O si no hubiera ido a ese instituto, o hubiera nacido en cualquier otro pueblo.

De alguna forma estaba segura de que, fuera como fuera, en cualquier de esos otros caminos, hubiera conocido a Rachel.

Hola, ¿tú eres Celia, verdad? —preguntó Ricky delante mío, todavía abrazado de mi madre. Asentí en shock y me levanté para estrecharle la mano, pero me atrajo hacia él y me dio un abrazo corto.

—¿Y Rachel? —preguntó mamá sonriente.

Tuve que sentarme en mi silla de nuevo, me estaba comenzando a marear. No quiero exagerar, tampoco la odiaba a muerte. Pero el hecho de pensar que tendría que verla cada vez que hiciéramos una cena o lo que fuera... me ponía enferma.

Ella vino después, con una sonrisa en el rostro y un vestido de fresas rosa que hacía que todas sus facciones resaltaran. Me giré hacia el frente, porque ella venía por detrás, y traté de no hacer contacto visual.

Pero acabamos haciéndolo cuando mamá me obligó a levantarme para saludar a la hija de su novio.

Sabía poco del novio de mamá. Bueno, no demasiado. Aunque me había hablado todo el día sobre él, apenas había prestado atención por los nervios.

Rachel estaba a punto de abrazarme cuando me vio. Nos miramos a los ojos y ninguna hizo nada durante unos segundos que se convirtieron en minutos.

—¿En serio seguís peleadas? No seáis crías, fue hace años —nos dijo Ricky e hice una mueca. Se estaba tomando muchas confianzas.

—Tiene razón —exclamó ella, fingiendo una sonrisa. Sus dientes eran muy rectos y blancos. ¿Había algo en ella que no fuera perfecto? Su maquillaje lo era, al igual que su peinado, el cual estaba perfectamente recto, y su ropa, que no tenía ni una arruga.

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