Capítulo 23

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23: Aún lo echo de menos
maratón (2/3)

Algunos niños pequeños le temen a la oscuridad, pero yo nunca fui así. Podía dormir perfectamente con la luz apagada; sin embargo, lo que realmente necesitaba era un cuento antes de dormir.

Mi madre era pésima contando historias, así que siempre era mi padre quien se encargaba de ello. Él solía inventar voces para los personajes y añadir detalles improvisados. Por eso, la hora de irme a la cama se convirtió en mi momento favorito del día.

Ahora, me doy cuenta de que, en cierto modo, también necesitaba luz antes de dormir, pero no era una lámpara lo que me iluminaba, sino mi padre. Porque él era mi luz.

***

Cuando volví a casa, mi teléfono no paró de sonar. No pude ver quién me llamaba porque estaba muy ocupada llevando a Rachel a si cuarto, ya que iba muy borracha.

Me sentía mal por ella, sobretodo porque yo sabía lo de Kate y no se lo había dicho. Aunque claro, ella y yo tampoco éramos tan amigas y no era mi deber decírselo. Pero aún así, me sentía mal.

En cuanto su cuerpo tocó el colchón, cayó profundamente dormida. Por fin pude contestar la llamada.

-Celia, cariño, ¿estás en casa? -Era mamá.

Salí de la habitación de Rachel para contestar porque no quería despertarla. Al cerrar la puerta, pude contestar sin miedo.

-Sí. ¿Pasa algo?

Pensaba que mamá estaba en la cama.

-Necesito que vengas al hospital, es urgente. ¿Puedes pedirle a Rachel que te lleve? Ella sabe conducir.

No supe qué contestarle. Teniendo en cuenta cómo estaba Rachel, me parecía estúpido pedirle que me llevara a cualquier lado.

-Sí, sí. Ya mismo salimos.

Colgué y comencé a ponerme ansiosa. No tenía dinero para pedir un taxi y Rachel haría que me fuera con mi padre si conducía.

Era demasiado orgullosa como para pedir ayuda a alguna de mis amigas o a Max, así que los descarté.

En general, no tenía buena relación con casi nadie, así que no sabía a quién pedirle ayuda.

Entonces algo sonó en mi cabeza.

Me metí en la habitación de Rachel intentando ser cautelosa y cogí su teléfono de su bolso.

Para mi mala suerte, vi que estaba bloqueado. Miré sus dedos insegura, pero me decidí a hacerlo finalmente. Me agaché delante de ella y tomé uno de sus dedos y desbloqueé el móvil con éxito.

Con el móvil abierto, pude llamar a Bella y obtener una respuesta por su parte, ya que se pensaría que era Rachel.

-¿Rach? ¿Estás bien? Son las cinco de la mañana.

-No soy Rachel, soy Celia.

-Vete a la...

-Necesito un favor. Y por supuesto me ayudarás porque no quiere que alguien se entere de que tu padre es un abu...

Tus espinasWhere stories live. Discover now