Capítulo 18

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18- Buenos tiempos

Si tengo que ser honesta, no creo que haya querido a nadie como quise a mi padre. Quizá está mal decirlo. Quiero decir, también amo a mi madre. Pero lo que teníamos papá y yo era diferente.

Y no me refiero al hecho de que él era menos estricto conmigo ni nada. Simplemente encajábamos y nos entendíamos.

Como la vez que le hice un pastel de cumpleaños y en vez de azúcar le puse sal. Él nunca me lo confesó, pero yo sé que lo notó y no dijo nada. Yo lo descubrí después, claro.

Bueno, a eso me refiero. A ese tipo de cosas.

Y era eso lo que no podía quitarme de la cabeza. Día tras día, noche tras noche. Solo pensaba en él.

E incluso soñaba con él.

***

—¡Celia! ¿Me escuchas? —me preguntó Amy, con el ceño fruncido. Estábamos en la cafetería, esperando a Kate y a Max.

—Sí, claro —mentí. No tenía ni idea de lo que me había explicado.

—¿Qué he dicho? —preguntó, retándome con la mirada. Por dentro, estaba haciendo todo mi esfuerzo por recordar lo que me había dicho, pero todo estaba en blanco.

Entonces, Max llegó con Stacy de la mano. Hice una mueca al verlos y se sentaron al lado de mi amiga.

—¿De qué hablabais? —inquirió Stacy, sonriendo. Odiaba que creyera que era del grupo.

Y no solo odiaba eso. Odiaba que manipulara a Max.

—Le estaba contando a Celia que el domingo iremos a cantar al bar de la otra vez, pero no me estaba escuchando.

Bufé y tomé un sorbito de mi bebida. Al ver mi sándwich, hice una mueca, no tenía mucha hambre.

Entonces Kate llegó a mi lado y se sentó a mi lado, parecía agotada.

—He tenido examen de geografía, una mierda.

Mientras Kate le explicaba a Kate todo el examen, yo me quedaba mirando a la nada.

Entonces, de repente, sentí una presión en el pecho. Miré a mis amigos, no se habían dado cuenta de mi cara aún, así que dije que me iba al baño, aunque no me escucharan. Me metí el sándwich en mi mochila y tiré mi batido a la basura antes de irme al baño.

Creía que solo necesitaría aire. Mientras caminaba por el pasillo, intentando encontrar un baño en el que no hubiera nadie, vi la puerta del despacho del profesor Vega abierta.

Fruncí el ceño y entonces me asomé. Vi a Bella discutiendo con él.

—Si alguien se da cuenta me odiarán, y será por tu puta culpa –le dijo ella.

Entonces me di cuenta de que no era "solo" su profesor. Y tampoco eran novios.

Ella se giró para irse de la clase y me apresuré a esconderme detrás de una taquilla para poder sorprenderme. ¿Qué eran entonces?

Me apresuré a salir del pasillo y volver a la cafetería para contárselo a mis amigos, pero entonces sonó el timbre y tuve que asistir a mi última clase.

Tus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora