Capítulo 9

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9: Me mudo a casa del enemigo

Mamá y Ricky se enfadaron tanto que decidieron que aquella misma semana nos mudáramos. Intenté llegar a un acuerdo con mi madre, pero no me escuchaba, estaba muy enfadada porque "habíamos arriesgado el futuro de Rachel".

Con mucha rabia contenida, acabé de hacer la maleta que ya había comenzado la semana pasada y me colgué mi bajo violeta en la espalda. El nuevo que el novio de mamá me había regalado, yacía en mi cama. No quería llevármelo, ahora lo miraba con rabia.

—Vamos ya —dijo, mi madre, pasando por delante de mi puerta, apresuradamente.

Finalmente, decidí coger el bajo con una mano, pero fue mala idea ya que me pesó demasiado y estuvo a punto de caerse al suelo, pero puse mi pie como soporte para que se diera contra éste.

Soplé, un poco aliviada. Aunque odiara a Ricky, tenía que admitir que me gustaba el bajo que me había comprado. Aunque fuera de un color verde moco muy feo.

Agarré como pude el bajo con una mano y la maleta con la otra. Mis demás cosas estaban en el maletero de Richard. No podía creerme que estuviera tan emocionado porque nos fuéramos a vivir con él que hasta se había ofrecido para venir a buscarnos.

Bajé las escaleras con prisa para encontrarme a mamá con una bolsa de basura llena de cosas.

—¿Qué vas a tirar? —inquirí, extrañada. Ella se giró hacia a mí, enseguida, y vi su cara de culpable.

—Solo son unas cosas viejas que...

Con el ceño fruncido, avancé hacia a ella para arrebatarle la bolsa. Se resistió al principio, pero acabó soltándola, haciendo que el contenido se esparciera por el suelo.

Era la ropa de papá. Los libros de papá.

Las cosas de papá.

—¿Por qué lo tiras? —pregunté con un hilo de voz y me miró enfadada, como si yo hubiera sido la que había hecho algo mal.

—Si nos lo quedamos, jamás podremos superar el pasado y...

—¡Qué le den al pasado! ¿Por qué no me has preguntado? El es... era mi padre. Merezco saber qué harás con sus cosas, joder, mamá...

Comenzaron a salir lágrimas de mis ojos, seguidamente de sollozos. Me parecía injusto. Y estaba enfadada.

Me di la vuelta y caminé fuera de casa, me limpié las lágrimas con el dorso de la mano, aunque siguieron saliendo.

Caminé hacia el coche, Richard, al ver que estaba llorando, intentó hablar conmigo, pero lo ignoré y seguí caminando para encerrarme en el vehículo. Puse el bajo que me había comprado en el asiento de mi lado y el mío sobre mi regazo.

Por el rabillo del ojo vi cómo mamá hablaba con Richard bastante enfadada, llevaba la bolsa en la mano.

—Está pasando por un momento duro... —explicó mamá.

—El momento duro fue hace dos años, cuando se murió su padre, ahora solo está siendo una malcriada.

Me mordí el labio para no soltar más lágrimas. Esperé a que entraran en el coche y bajé la cabeza para mirar mi bajo fijamente. No hablamos en todo el camino, solo esperaba a llegar a casa de Richard de una vez.

Tus espinasWhere stories live. Discover now