Capítulo 15

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15- Cómo llorar sin lágrimas

Si tuviera que elegir un día para decir "fue cuando comenzó a empeorar" diría que fue aquel lunes.

Por supuesto, empezó maravillosamente. El sol había salido completamente, hacía la temperatura perfecta y mi pelo por fin estaba liso y bonito. Todo apuntaba a que sería un gran día.

Llevaba una semana sin hablarme con Rachel, y no por decisión propia. Después de lo de la fiesta, ella había decidido no dirigirme la palabra y yo lo había aceptado, pues pensaba que quizá estaba enfadada conmigo.

Pero ese lunes sí me dirigió la palabra.

—¿Me pasas el azúcar?

Además, desde que nos habíamos escapado, era Richard quien nos llevaba y nos recogía del instituto, a no ser que tuviéramos una muy buena excusa.

En el coche nadie hablaba. Simplemente escuchábamos The Beatles y rezábamos para llegar cuanto antes al instituto.

Y esa mañana comencé con los temblores.

Me tocó entrar con Rachel al instituto, íbamos a ir a la misma aula. La miré de reojo mientras caminábamos lado a lado.

—¿Has hecho los deberes? —pregunté y negó con la cabeza, antes de entrar en el aula. No vi a ninguno de mis amigos, así que me senté sola.

Rachel se sentó a primera fila, pero no era porque le encantase arte, sino porque quería hacerle la pelota al profesor y sacar la mejor nota.

Pero ese día no le funcionó.

—Rachel, por favor, siéntate junto a Celia ya que la actividad de hoy será en parejas.

Como ninguna de las dos teníamos nadie a nuestro lado, nos había tocado hacerlo juntas. Ella se levantó enseguida, porque no quería desobedecer a un profesor. Quité mi mochila del asiento contiguo y la puse en el suelo, mientras esperaba a que se sentara a mi lado.

Puso sus cosas en la mesa, tenía todos los materiales y yo apenas había traído una libreta y un lápiz.

—Para la actividad de hoy es muy importante el trabajo en equipo.

Abrí mi libreta y miré si mi lápiz tenía punta.

—Y esta actividad es la que contará más nota de todo el trimestre: porque valoro mucho el trabajo en equipo.

"Estás enfadada?" Escribí en la libreta y se la enseñé a Rachel. Ella frunció el ceño y de su estuche sacó un bolígrafo que parecía nuevo. Lo agarró delicadamente antes de escribir.

—Tenéis que pensar en un gran día que hayáis tenido, da igual si lo habéis pasado juntos o no, y hacer una obra que retrate ese día. No ha de ser literal.

"No, por?"

—Hoy podéis empezar a barajar ideas e incluso hacer algunos esbozos, estaré encantado de verlos.

Paró de hablar y la clase comenzó a volverse ruidosa por nuestros compañeros.

—Pensé que después de lo de la fiesta estabas...

Tus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora