5.- Algo raro pasa en Aderly

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No había error, no se equivocaba, las señales eran inequívocas. Jade se dio cuenta por primera vez a eso de las diez de la mañana. Estaba solo en casa, y se le planteaba un problema grave. Este fin de semana, los cuatro Jotas habían quedado en casa de Justin para su sesión maratoniana en Arkomeridiam, pero la cita no iba a poder ser.

Jade no se equivocaba, e hizo lo que tenía que hacer: Mandó un mensaje a sus amigos, que apareció casi simultáneamente en los móviles de Justin, Jim y June:

«KR: RNION N M KSA!!!!!»

Lo que, traducido, venía a decir:

«CÓDIGO ROJO: ¡¡¡¡¡REUNIÓN EN MI CASA YA MISMO O HABRÁ CONSECUENCIAS TERRIBLES!!!!!»

El nivel de gravedad de las consecuencias, fuera cuales fueran, se medía por el número de símbolos de admiración.

"Código Rojo" significaba, además, ineludible tanto como urgente, así que los amigos de Jade acudieron a la llamada con puntualidad suiza, incluso June.

—¿Qué pasa? —quiso saber Jim, en el umbral de la puerta.

Su tono de voz sonó algo fastidiado, porque el chaval estaba convencido de que June estaba a punto de convertirse en General, lo que significaba una buena noticia para él y para Justin en lo que se refería a su libertad respecto a Khondor. Aquel imprevisto los retrasaba en sus planes y no era precisamente bienvenido.

Jade ignoró el disgusto de Jim, le hizo pasar, como a todos, con urgencia, cerró la puerta, y allí mismo, en el recibidor, sin preámbulos de ningún tipo, planteó a sus tres amigos el problema.

—El fantasma no se ha ido.

Charlie y Cory llegaron a Wichita, en el condado de Sedgwick, Kansas, a eso de las nueve de la mañana del sábado

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Charlie y Cory llegaron a Wichita, en el condado de Sedgwick, Kansas, a eso de las nueve de la mañana del sábado. Desde allí, no les había de resultar difícil de encontrar la granja de los Buchanan en el condado de Barber, a unos cien kilómetros de Wichita, si se hacían las preguntas correctas y seguían las indicaciones con cierta precaución.

Laura les había escrito la dirección en la hoja de un cuaderno de notas donde solía apuntar la lista de la compra, y Cory se había preocupado de bajarse una aplicación al móvil que les iba indicando la dirección a seguir, ya que el viejo coche de Boston carecía de GPS. Aun así se perdieron y hubieron de preguntar en varias gasolineras la carretera correcta.

—¡Gracias a Dios, el sistema tradicional nunca falla! —comentó Charlie, algo fatigada por tantas horas de viaje.

Cory se resistía a darle la razón porque le daba vergüenza haber presumido tanto de una aplicación que, al final, le había dejado mal delante de Charlie. Era por eso que tardaron más de lo que tenían previsto, porque Cory se empeñaba en confiar más en la tecnología que en preguntar por la dirección, pero finalmente encontraron la vía que buscaban y tras haber pasado por los condados de Sumner, Kingman y Harper, Charlie y Cory llegaron por fin a la granja de los Buchanan, a través de un camino sin asfaltar.

¿Qué fue de Bethany Bell?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora