14.- Como gato y ratón

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Una vez que un criado se hizo cargo del Jaguar para aparcarlo en los garajes, y Charlie y George atravesaron la casa a través de un corredor lleno de estatuas de bronce, candelabros de plata, tapices antiquísimos, retratos enmarcados y rosetones en lugar de ventanas, se encontraron con el resto de invitados, a cada cual más refinado en el vestir, en una de las terrazas con vistas al este.

El servicio había preparado un lunch a base de bocaditos de jamón ibérico importado, tacos de queso, gambas con mayonesa casera y caviar rojo acompañados con vino selecto y zumos de frutas.

Aquella terraza resultaba ser un buen lugar para celebrar el almuerzo, pues se hallaba protegido del sol por la fachada a aquella hora, el paisaje era agradable y existía el espacio suficiente para una gran mesa y las sillas necesarias, y aún sobraban muchos metros cuadrados, pero según comentó un viejo mayordomo a George, cuando éste lo saludó y se interesó por el asunto, una de las señoras se había quejado de que hacía frío, de modo que se había optado por servir el almuerzo en uno de los salones de la casa.

Charlie empezó a disfrutar del primero de los bocaditos, recordándose que debía dejar sitio para lo que pudiera venir después.

George tomó una copa de oporto y le animó a ella a aceptar una. Charlie rehusó con una sonrisa, al tiempo que comprobaba que, como suele ser usual en estos casos, en la terraza ya se habían formado grupitos de invitados, y que ella, por fortuna, podía contar con George para pertenecer a alguno de ellos.

A aquella cita familiar asistieron todos los miembros destacados de los Bell, la mayoría de los cuales Charlie creía erróneamente conocer desde la fiesta.

No conocía, por ejemplo, al abuelo Irving, de noventa años, quien la otra vez se hallaba indispuesto. Se conducía en una moderna silla de ruedas eléctrica que dirigía con la mano derecha, la única extremidad aparte de la pierna del mismo lado que podía mover porque, según le explicó George antes de presentárselo, había sufrido un ictus hacía dos años que le había provocado la parálisis del extremo izquierdo del cuerpo, tema que le advirtió no tocar. Era un hombre grueso, quizá por su postración en la silla de ruedas, quizá lo había sido siempre, George no se lo aclaró a Charlie y a ella tampoco le pareció un detalle importante del que hablar. Por otro lado, a la joven le llamó la atención su semejanza física a Orson Welles y Ernest Hemingway en sus últimos años, los dos concentrados en una sola persona. Su parecido se veía reforzado por su voluminosa barba canosa y su ceño fruncido, que sugería un carácter fuerte.

Sí conocía a la abuela Edith, de ochenta y uno, que según recordaba, era la anfitriona de la fiesta. De todos modos, como George no se la presentó en aquella ocasión, hoy sí lo hizo. Se conservaba bastante bien para su edad. Era una mujer alta y de constitución ancha, que debía de haber sido bastante bella en su juventud. Tenía los ojos azules y rasgos afilados, y solía peinarse con un moño elegante teñido de rubio pajizo que le daba un aspecto elegante y cuidado. Su mirada conservaba el porte propio del que está acostumbrado a mandar y a ser obedecido, rasgo que hacía recordar bastante a la alcaldesa de Aderly.

George le presentó también a su tío, el candidato Alexander J. Bell y a la esposa e hijas de este, ausentes todos la otra vez por motivos de agenda.

El candidato, de cincuenta y seis años, era un hombre alto y apuesto, de maneras cordiales y voz muy agradable al oído, que poseía un marcado don de gentes. Su sonrisa era amplia y luminosa —Charlie le sospechó carillas dentales— y tenía los ojos azules y vivos, libres de la frialdad de los de la abuela Edith y ajenos a la brutalidad que manaba de los del abuelo Irving.

Su bella esposa, Renata, era una mujer alta, rubia y elegante, amante, por lo que parecía, de las joyas y el buen vino.

Sus dos guapas hijas, Constance y Margot, de trece y doce años, igualmente altas, rubias y elegantes, eran fanáticas del zumo de frutas.

¿Qué fue de Bethany Bell?Where stories live. Discover now