10.- Hacker (parte 1)

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Charlie acudió a la oficina de Lincoln a primera hora de la mañana. Se encontró con que el sheriff estaba ocupado mediando en una disputa entre tres personas:

—¡Por culpa del inútil de los Harper! —exclamaba una señora grande y rubia, que llevaba gafas de plástico blanco—. ¡Debería estar en la cárcel, como el padre!

—¿A quién llamas inútil, Rita Mae? —saltó la segunda mujer, igual de grande, pero pelirroja.— ¡Y mi hijo no tiene la culpa de esto! ¡No es ningún delincuente! ¡Es la fresca de tu hija, que lo sigue a todas partes!

—Tu hijo es un don nadie como el ladrón de su padre, ¿o no es un ladrón tu marido?

—¡Denny vale más que tú, tu marido y tu hija juntos! —gritó la señora Harper, con su cara tan bermeja que se le borraban las pecas, y el ceño tan fruncido que las pelirrojas cejas casi le tapaban los ojos.

—¿Cómo te atreves? —exclamó, enfurecida, la señora Lange.

Lincoln se vio en la necesidad de ponerse entre ambas para impedir que las dos mujeres se enlazaran en una pelea feroz. No pudo evitar que la señora rubia derribase con el bolso un bote lleno de bolígrafos sobre la mesa de Sira, la secretaria de Lincoln, una joven bastante parecida físicamente a Cory. Sira persiguió con manos ansiosas sus bolis aterrados.

El movimiento de Lincoln fue efectivo: las dos mujeres no podían alcanzarse la una a la otra con él en medio. Lanzó una mirada al hombre que acompañaba a la señora rubia, bajito y muy serio, quien, en cuanto vio que su esposa se lanzaba hacia la otra, se preocupó inmediatamente de sostenerle las gafas, con la rapidez propia de un ninja.

—Aquí no quiero peleas —zanjó Lincoln, con mirada y voz firmes—. Volved a vuestras casas. En cuanto sepa algo os llamaré.

—Pero Lincoln, mi hija...

—Lo sé, Rita Mae.

—Mi hijo nunca ha hecho nada malo —dijo la señora Harper—, es un buen chico, tú lo sabes, Lincoln...

—Sí, lo sé, Alice.

—No vino a casa anoche, ha tenido que pasarle algo...

—¿Qué le va a pasar? —intervino la señora Lange, con mala intención—. Que lo van a meter en la cárcel también, eso le va a pasar.

Estaba a punto de estallar otra discusión, por lo que Lincoln tomó el mando de nuevo:

—Tranquilizaos todos, ¿de acuerdo? Seguramente es lo que quieres decir, Rita Mae, los chicos se quieren y se han escapado juntos...

—Eso no es lo que yo he dicho, lo que he dicho...

—Lo que dices es una barbaridad, Rita Mae —la cortó Lincoln—. Alice llegó aquí preocupada también por su chico. Haz el favor de respetar eso. Y te diré también que Alice tiene su razón: Yo los he visto juntos, y es obvio que Norah quiere mucho a Denny y él también a ella.

—Pero...

—Anoche Norah cumplió dieciocho, ¿no, Rita Mae? Ahora es mayor de edad, como Dennis. Así que esperaremos unas horas a ver si vuelven. Y si Cliff y tú seguís queriendo denunciar su desaparición...

—¡Pues claro que queremos, hemos venido a eso!

—Si seguís queriendo denunciar su desaparición —repitió, con paciencia—, activaré el protocolo para estos casos y los encontraremos. Esto va también por ti, Alice.

—Pero estarán bien, ¿no, Lincoln? —quiso saber Alice.

—Seguramente —quiso tranquilizarla Lincoln—. Es más, en cuanto vean lo dura que es la vida ahí fuera para dos jóvenes sin recursos, casi seguro que volverán por su propio pie.

¿Qué fue de Bethany Bell?Where stories live. Discover now