¿Qué fue de Bethany Bell?

18.- Dos cosas: Starsky y Burke

—Bien, ¿qué tenemos?

—Vayamos por partes.

—Sí, mejor, nuestra amiga me ha dicho no sé qué de dos cosas que había que ...

—Dos cosas, sí.

—Una está mejor que la otra, me ha dicho esta.

—Sí. Porque el tema de Starsky como que se soluciona solo. Eso es cuestión de elegir el día y la hora, ¿entiendes lo que quiero decir?

—Claro.

—En cuanto tú me digas...

—Bueno, eso es esta la que se encarga, porque lleva la agenda...

—Claro, sí, pero tú eres el que me dice...

—Ella es la que...

—-Sí, pero si tú me llamas y me dices "hazlo ahora", yo lo suelto a los dos minutos, vamos, lo que tarde en hacer una llamada al de Chicago, y ese se pone en contacto con la prensa y tira la bomba. Tú por Starsky no te preocupes ya, que ese es cadáver seguro.

—Vale. Oye, a ver, ¿y el otro tema?

—Esa es otra cuestión. Eso vamos a tener que trabajarlo.

—¿Seguro?

—Sí, seguro, seguro.

—Siempre hay algo.

—Nada. No hay nada. El amigo este que tenemos en la oficina...

—¿Rivas?

—Rivas, sí, me asegura que ni una multa de tráfico.

—Joder, ¿ni una?

—Bueno, ¿cómo tú, no?

—Ah, claro, claro. Yo soy un bebé.

Rieron.

—Un bebé es lo que necesita esta nación.

—Un bebé con el pañal limpio, que, si no, no lo quiere nadie.

—Excepto la madre, pero esa sólo puede votar una vez.

Risas.

—Ahí, ahí. Bueno, entonces, trabajamos lo de Burke, ¿no?

—Claro, hombre. Y bien trabajado, que esta vez tiene que ser la definitiva.

—No te preocupes. Esta vez llegas, o no me llamo Kramer.

—Gracias, tío, vales un montón.

—Nada, a mandar.

—Ella te llama.

—Vale.

—Es la que lleva la agenda, no sabes.

—Okey.

—Un abrazo.

—Otro para ti. Dale recuerdos a Natty y las niñas.

—De tu parte. Hasta pronto, tío.

Los dos hombres se colgaron el teléfono.