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Para Gogol, el reunirse con aquel grupo, ya era algo muy normal en su rutina. También se había convertido en algo habitual el perseguir a Fyodor cuando se encontraba aburrido, y por obra del destino terminaba encontrando a su mayor sentado en una de las tantas bancas del jardín con un libro en las manos luciendo increíblemente radiante con la luz del sol pegando directamente a su piel.

Ahora mismo perseguía a Fyodor como normalmente lo solía hacer. - Dos-kun, ¿qué estás leyendo? - Preguntó muy curioso.

Su mayor había leído el libro por al menos cuarenta minutos, lo que ya parecía algo increíble ante los ojos de Nikolai.

Fyodor era un ser con mucha paciencia, según Gogol, porque, aún cuando estuvo acosándolo todo el día mientras parloteaba sin parar, no hubo una sola molestia expresada en el rostro de Fyodor.

Fyodor acomodó un mechón de su cabello y lo colocó por detrás de su oreja, cerró su libro y respondió con una gran tranquilidad y un tono de voz calmado. - Crimen y castigo. -

Gogol abrió la boca remarcando su sorpresa. - ¡Oh, yo sé de eso! -

Fyodor giró su mirada hasta él. - ¿En serio? -

Gogol no se sintió intimidado por la mirada que ahora estaba encima de él. - Recuerdo qué... la profesora de secundaria nos encargó como tarea leer ese libro. -

Fyodor se sintió atraído al tema. Esta vez preguntó ya interesado en la conversación. -¿Y qué te pareció el libro? -

Gogol fue muy honesto con su respuesta. - No lo leí, pero en su lugar leí otro libro -

Fyodor golpeó con una de sus manos su propia frente algo decepcionado por la respuesta tan vaga por parte del albino, pero aún mantenía algo de curiosidad por el tema. - ¿Y qué fue lo que leíste? -

Gogol sonrió en grande. - Leí "El ocaso" -

Fyodor volvió a cuestionar. - ¿Por qué leíste esa? -

La respuesta fue nuevamente floja y vaga - Me gustaba llevarle la contraria a esa profesora en específico -

Fyodor no sabía que responder. Después de unos minutos en silencio, logró decir algunas palabras. - Bueno, El Ocaso también es un buen libro, pero sigo prefiriendo Crimen y castigo -

Gogol alzó los hombros. - Nunca la leí - Aprovechó el respaldo de aquél banco de madera y recostó todo su cuerpo por completo, también estiró sus piernas en un intento de relajarlas por lo anestesiadas que se sentían.

Fyodor colocó el libro que anteriormente había leído en las piernas de Nikolai. - Aún estás a tiempo de hacerlo - 

El albino tomó el libro en sus manos y le dio una rápida revisión a la portada. - Lo tomaré, aunque eso de "Aún estás a tiempo" se sintió como una amenaza -

Fyodor se rió por la respuesta de su acompañante. Su voz aún desprendía ese sentimiento de calma. Gogol pensó que incluso si él le contara el mayor chiste de la historia, Dostoyevsky se seguiría riendo de esta manera, y aún mantendría esas vibras que solo él desprendía. 

Después de eso, Fyodor se despidió mencionando que debía realizar algunos deberes en la Iglesia.

Ahora ya solo, se acomodó más en el asiento de madera, y pensó en lo curioso que era este internado.

El lugar consistía en una Iglesia en la parte delantera, a la que solía asistir la gente que vivía cerca, y como parte trasera tenía un inmenso patio y varios cuartos del mismo tamaño, en los cuales acomodaban a los internados.

Y hablando de historia, según Dazai, el pasado de este lugar era un tema entretenido del cual hablar.

El lugar a inicios de 1978 había sido un gran terreno sobreviviente a las guerras que se desataron en ese pequeño pueblo. Guerras entre pandillas salvajes que no pasaron más haya de Yokohama.

Dark ReligionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora