Capítulo 34

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El parque de diversiones era tan animado y jovial como se esperaba de uno. Los niños corrían emocionados y se colgaban de las piernas de sus padres para rogar por alguna golosina.

Mi mirada se centró precisamente en un niño, que sonreía alegremente mientras caminaba tomado de la mano de sus padres. La felicidad en el rostro de sus padres no podía pasar desapercibida. Se podría decir que era la digna imagen de la familia feliz en los cuentos.

Desvié la mirada de forma un poco irritada. Sentí una sensación de amargura en el pecho al recordar que jamás viví algo similar. Con el tiempo, me volví indiferente al cariño que mis padres intentaron darme lamentablemente muy tarde. Sin darme cuenta sujeté con más fuerza la mano de Fyodor, que aún me tomaba suavemente.

- ¿Pasa algo? - Cuestionó con intriga en el rostro. Hacía unos minutos atrás habíamos decidido primero subir a la montaña rusa porque se me hacía graciosa la idea de dos rusos en una montaña rusa, Fyodor no se negó y compró los tickets. Ahora sólo esperabamos en la fila nuestro turno.

- No es nada importante. Sólo recordé algunas cosas. - Fingí restarle importancia. La fila avanzó nuevamente, y ahora éramos los primeros. - Mejor subamos. Ya es nuestro turno. -

Cuándo estábamos a punto de cerrar la puerta de nuestra pequeña cabina, un chico y una chica entraron ignorando nuestra presencia por completo. Parece que se habían equivocado de cabina, pero ya era demasiado tarde para avisarles, pues la máquina se había encendido, y en cuestión de tres minuto ya nos encontrábamos en la parte más alta de la montaña.

La vista era increíble...

Lástima que la situación se veía arruinada por esa pareja que acababa de empezar a discutir como si no le importara nuestra presencia en el lugar.

- No quiero que me hables nunca más en tu vida. No puedo creer que seas así de cariñoso con mi mejor amiga. - Sentenció super enojada la mujer. Incluso se le podían ver las venas en la frente. Estaba realmente molesta.

El hombre intentó arreglarlo la situación de la peor manera; darle la contraria a una mujer cegada por los celos. - No lo soy. Sólo la felicité por su cumpleaños. -

La mujer contestó. - La presumiste en todas tus malditad redes sociales. ¡Ya si quieres cásate con ella si tanto la quieres! -

Fyodor estaba evidentemente incómodo con la situación. En cambio, yo estaba empezando a divertirme con la escena descabellada que se desarrollaba frente a mí. Es más, estaba aguantandome las ganas de reír.

La discusión continuaba. El hombre, aparentemente, no le tenía miedo a la muerte, ¿o por qué razón seguía dándole la contraria en todo?

- ¡Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua por nada! ¡Es sólo mi amiga! -

- ¡¿A CASO QUIERES QUE TE LANCE DESDE AQUÍ ARRIBA?! -

Oh, las cosas empezaban a ponerse interesantes. O eso pensé yo, porque Fyodor parecía empezar a inquietarse con la situación.

Y ya que empujar a la pareja desde el punto más alto no era un opción que le agradaría a Fyodor, lo más conveniente era intervenir e intentarlos callar.

Tosí ligeramente, llamando así la atención de la parejita. Cuando ya tenía su atención, traté de hablar de forma calmada. - No debería meterme en sus asuntos, pero, ¿podrían arreglar sus cosas en un lugar que... no sea aquí? -

La mujer le dirigió una mirada desdeñosa y su voz sonaba resentida. - ¿Crees que voy a calmarme sabiendo que mi esposo está tan al pendiente de mi mejor amiga? - La mujer empezó a narrar cada una de las "infidelidades" que su marido había cometido con su mejor amiga.

Dark ReligionWhere stories live. Discover now