Capítulo 12

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Mikhail observaba las paredes, sumergido en sus propios pensamientos. Por supuesto que no era la primera vez que despertaba en un hospital, pero la amarga nostalgia lo golpeó y no pudo contener un suspiro de frustración. Su estómago gruñó. Se levantó de la camilla luego de haberse quitado las distintas cosas que tenía incrustadas en la piel.

Ya lo debieron haber castigado. Pensó mientras aceleraba el paso tanto como su adolorido cuerpo se lo permitía.

Antes de poder huir, un familiar rubio entró por la puerta con un rostro levemente preocupado. Era Kenji. Él rompió el silencio - Mikhail-san, ¿te encuentras bien? -

Ahogó sus ganas de decir "Me siento como un muerto viviente justo ahora" y sonrió lo más que pudo. - Supongo. ¿Has visto a Nikolai? -

Kenji asintió con la cabeza. - Lo vi cerca del cuarto de castigos -

Lo que más temía. Caminó hasta Kenji, dejó unas palmadas en su rubia cabellera y abandonó el lugar sin decir más. Ahora, su única preocupación era el estado de Nikolai.

Disculpa, Kenji. Dedicaría todo su tiempo a él, pero eso tendría que ser luego de asegurarse de que el Ruso se encuentre bien.

El camino se sintió extremadamente agotador, o quizás era porque se había despertado de un desmayo y no se encontraba bien de salud. De todos modos, caminó hasta encontrarse con Jouno y Tetchou.

Ambos lucían agotados por la actividad de pintar los muros. Cuando vieron la pálida expresión de Mikhail, sumando el hecho de que parecía un muerto, lo sujetaron para evitar su caída. Jouno expresó levemente angustiado. - ¿Qué te ha pasado? -

Su garganta se sintió como un desierto. Ninguna palabra podía arrastrarse fuera de ese abrumador desierto, sólo podía mover sus labios en un intento de hablar.

Mikhail tampoco pudo quejarse en el momento en el que lo arrastraron nuevamente a la enfermería. ¡Para todo el esfuerzo que había echo para salir!

Caminaron por unos seis minutos junto al cuerpo débil de el Ruso. Jouno pensó: Él es muy delgado.

Al llegar, notaron en la entrada al asustado Atsushi. Cuando los vio, suspiró aliviado con una mano en el pecho. Habló aún con una pizca de preocupación en su tono de voz. - Gracias por traerlo. ¡Sólo me distraje dos minutos, y él ya había desparecido! - Con un movimiento de mano, les indicó llevar a Mikhail adentro.

Estando adentro, volvieron a incrustar todas esas mierdas que Mikhail odía.

Desde el cómodo sofá y al costado de un silencioso Kenji, Jouno preguntó - Eeh, perdón, pero, ¿podría decirnos que le pasa? -

Atsushi guardó algo desconocido dentro de su bolsillo. Se veía demasiado preocupado segundos antes de soltar la respuesta.

Él finalmente habló. - Mikhail presenta desnutrición crónica de segundo grado - Los ojos de todos los presentes, a excepción de Mikhail y Atsushi, brillaron en asombro.

Ante las fulminantes miradas, Mikhail tuvo que desviar su propia mirada, tratando así de fingir demencia.

Atsushi ya sabía que era lo que pasaba, y qué era lo que había echo para garantizarse este tipo de situaciones, pero por la privacidad de el adolescente, esperaría pacientemente para hablar con él, a solas.

El corazón de Mikhail se sentía pesado. Odiaba esta escena, porque la había vivido bastantes veces. Las miradas de lástima le resultaban repugnantes e incómodas. Él mismo las había visto tantas veces. Por ejemplo: Cuando se adentró al tedioso y doloroso camino de la anorexia y la bulimia, sufrió incontables desmayos. Uno de ellos fue cerca de las escaleras. Su único recuerdo fue haberse despertado en la camilla de un hospital, rodeado de aquellos que se hacían llamar sus amigos. Sus padres de seguro estuvieron demasiado ocupados como para visitarlo en esos tres días en los que se encontró hospitalizado. Podía recordar con exactitud las miradas "apenadas" de sus compañeros chismosos. Mikhail estaba seguro de que a ellos poco le importaba su salud, y sólo estaban ahí para perder tiempo y no entrar a clases.

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