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Ya era nuevamente de día, y según las reglas de ese lugar, debían despertarse antes de las ocho si querían desayunar. Mikhail dormía plácidamente en su cama. Gogol lo ignoró por ahora y salió hacia el comedor en busca de su desayuno.

En medio del camino, pensó que se había vuelto loco al haber escuchado la risa de niños probablemente de no más de cinco años. No le tenía miedo a los fantasmas, así que emprendió su camino hasta el lugar de donde provenían las risas, e inesperadamente observó a Fyodor conversar con Kenji, y detrás de Kenji algunos niños jugaban con él. No se podía escuchar que era lo que Dostoyevsky ordenaba, pero Kenji asentía a todo lo que salía de los labios del Ruso.

Cuando Kenji y Fyodor dejaron de hablar, el rubio se retiró junto a los niños luego de hacer una reverencia. Fyodor correspondió la despedida y empezó a caminar en dirección de Gogol, quién estaba seguro de que no fue visto.

Fyodor Habló a unos metros de distancia del escondite de Nikolai. - No tienes que esconderte, te he descubierto desde que llegaste. -

Gogol salió de su escondite en un salto. - ¡Dos-kun, que alegría verlo! -

- También me alegra verte, Nikolai. -

Naturalmente, después de que Gogol saltara, su cabello se había desordenado más de lo que ya estaba. Sin la ayuda de Mikhail, no tenía ni la menor idea de como arreglar su propio cabello. El cabello en su rostro le generaba cosquillas. - Maldito cabello. Uno de estos días me voy a rapar. - Maldijo en un murmuro del cual no estaba seguro de haber sido lo suficientemente silencioso como para ser escuchado.

Sus dudas se aclararon en cuanto Fyodor le respondió. - ¿Quieres que te ayude a arreglar tu cabello? - Nikolai dio mil gracias a sus ancestros por esta oportunidad.

Fyodor le indicó el camino hasta una habitación dentro de la Iglesia. Al parecer era su habitación privada, supuso Gogol al ver la familiaridad con la que Dostoyevsky buscaba un cepillo de cabello. No tardó mucho tiempo en encontrarlo, e invitó a Gogol a que se sentara en una silla delante de un espejo. Gogol accedió a la petición de inmediato.

Gogol empezó una charla mientras su revoltoso cabello era cepillado con una gran delicadeza. - Dos-kun, ¿qué hacían esos niños aquí? -

Fyodor respondió después de unos dos segundos de procesar la respuesta. - Este sitio también es un orfanato para los niños de la calle o que fueron dejados aquí en completo silencio. - Gogol comprendió.

Dostoyevsky estaba enterado del nivel de Japonés de Gogol, por lo tanto trataba de no usar oraciones tan complejas y trataba de hablar con más tranquilidad para que el albino pueda entenderlo. Nikolai estaba muy agradecido.

Después de un corto periodo de silencio, volvió a hablar. - ¿Entonces Kenji también vive aquí? - Dostoyevsky asintió. Gogol pudo verlo desde el reflejo del espejo. - ¿Si vive aquí, por qué no lo vemos seguido? -

La mirada de Fyodor se volvió un poco oscura. - Los altos mandos piensan que no es una buena idea juntar a los niños con los adolescentes problemáticos. Tienen miedo de que puedan hacerles daño, pero hicieron una excepción con Kenji ya que insistió en que quería cuidar el jardín -

Gogol sintió como Fyodor colocaba un pequeño lazo de color morado al final de la trenza que hizo. Además, Gogol no había notado los pequeños detalles que Fyodor había colocado en su blanco cabello. - ¡Vaya, eres bueno en esto! -

Después de una pequeña conversa de no más de diez minutos, Gogol se despidió apresuradamente al recordar que no había desayunado.

Cuando llegó al comedor, pudo notar a Mikhail sentado en una de las bancas, conversando con el mismo grupo de siempre. Tenía un plato de comida a medias y los palillos descansaban en una de sus manos. Se notaba a muchos metros de distancia que ese día Mikhail despertó de buenas y con hambre. - ¡Buenos días, Mikhail! - Mikhail le devolvió el saludo.

Tachihara habló repentinamente. - Me acabo de enterar de que en este lugar existe un orfanato. Genial, en este lugar debe haber un establo de caballos con alas y cuernos coloridos también - Todos se rieron por la exageración de Tachihara. - Incluso Kenji es de ese orfanato - Mikhail alzó la mirada.

- ¿Kenji vive aquí? - Tachihara movió la cabeza de arriba hacia abajo.

Chuuya bostezó mientras se tiraba hacia atrás con su silla en un perfecto equilibrio. - Pero, en ese lugar no se permite la entrada de los internos, y tampoco la salida de los huérfanos, entonces, ¿por qué Kenji puede salir? -

Gogol intervinió haciendo uso del conocimiento infundado por Dostoyevsky. - Dos-kun dice que hicieron una excepción con Kenji -

Dazai que hasta el momento se había mantenido callado mientras comía tranquilamente, bromeó señalando con ambos palillos apuntando a Nikolai. - ¿"Dos-kun"? ¿No es Dos-kun el chico del confesionario? - También se aprovechó del poco conocimiento de Nikolai sobre las creencias de Japón*

(Apuntar con los palillos en Japón es una falta de respeto)

Nikolai no mencionó nada sobre el tema. - Dejemos eso de lado. Quiero hacerte una pregunta, Dazai. -

Dazai chasqueó la lengua. - ¿Qué? -

Los demás en la mesa escucharon atentamente y analizaron la situación. En resumen: Estaban ansiosos de chisme.

Nikolai preguntó. - ¿Cuál es tu relación con Chuuya? - Nikolai Gogol no era alguien ciego, y desde el primer día de su estancia en este lugar, había notado la relación confusa entre Dazai y el pelirrojo

Chuuya se sorprendió por la pregunta de Nikolai. Tosió inevitablemente, y Akutagawa le dió una mirada indescifrable.

Dazai se tomó su tiempo para responder la pregunta. Mientras tanto, los chicos en la mesa esperaban ansiosos la respuesta. - Por ahora no somos novios, si es lo que estabas pensando. Chuuya ni siquiera me considera su amigo, así que, no sé exactamente que somos. -

Chuuya quería hacerse más pequeño de lo que ya era para esconderse en un lugar en el que nadie lo encontrara.

Gogol alzó los hombros. En realidad no tenía la necesidad de saber que eran esos dos, sólo quería molestarlos e incomodarlos con la pregunta, cosa que sólo dió efecto en Chuuya.

Teruko les avisó algo que ninguno de los presentes había recordado. - Vagos, recuerden que en la tarde tenemos la tarea de pintar los muros de este lugar -

Jouno contribuyó a la conversa. - ¿En la parte trasera? Recuerdo haber escuchado las voces de los niños proveniendo de ese lugar -

Tetchou le respondió con la mirada fija en los ojos de Jouno. - Jouno-san, eso es porque en la parte trasera se encuentra el orfanato - Jouno sólo dijo un "Ah" y no volvió a hablar más.

Akutagawa está vez también habló - Entonces nos harán pintar los muros del orfanato... - Todos asintieron.

- Muy bien, escuadrón suicida, ¡vamos! -  Gritó Dazai al tiempo en que se levantaba de su asiento y estiraba una de sus brazos hacia arriba con la mano echa puño.























Se vienen sorpresas gratas 👏 creo

Dark ReligionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora