Capítulo 31

395 38 28
                                    

Estaba sumergido profundamente en mis caóticos pensamientos, tratando de decidir mi siguiente movida. Estaba dudando en ir a buscar a Fyodor. Quería mantenerme alejado de él, pero también quería permanecer todo el tiempo posible con él. Mikhail me miraba expectante, esperando a que dijera algo sobre el tema o decidiera hacer algo. No me estaba apresurando, pero aún así la línea de pensamientos en mi mente se enredaba cada vez más rápido, siendo casi imposible ordenar aquellos pensamientos y tomar una decisión sabia.

Después de casi cuatro o diez minutos en completo silencio, grité de frustración mientras tiraba de mi cabello. El azabache de raíces naranjas me miraba como si yo fuera un logo desquiciado, y no se atrevió a hablar. Fui yo quien decidió poner fin a ese sufrimiento llamado silencio incómodo. - Ya fue. Lo que sea que me quiso decir, no me interesa - Si era sincero conmigo mismo, mi respuesta era todo lo contrario a lo que sentía.

Mikhail asintió mientras se tiraba en su cama y estando ya acostado, flexionó su pierna derecha y encima de ella colocó su pie izquierdo, también usó ambas de sus manos como almohada. En esa posición, se veía como un chico fresco y despreocupado por la vida. Analizó la situación, algo típico en él, luego habló en un tono de voz serio y demandante. - Deberías hablar con él. Quizás era algo importante -

Estaba esperando otro tipo de consejo, pero no podía molestarme con Mikhail. Él estaba siendo sensato. Aunque quería negarme, debía buscarlo, supongo.

Me levanté decidido, le di una última mirada a Mikhail y hablé con confianza fingida. - Está bien. Iré y hablaré con él. No sé cuánto demoraré, pero no olvides comer -

- Está bien. Lo haré  -

Tomé una gran bocanada de aire, me armé de valor y salí de la habitación. Estando afuera no me esperaba que lo primero que vería sería a Fyodor a punto de tocar la puerta. Sentí que me iba a dar un infarto, y no por el susto. Con frecuencia hablo demasiado fuerte; era una costumbre. En ese caso, no significaba que Fyodor pudo haber escuchado parte de nuestra conversación?

Él me miró por unos segundos, sin decirme absolutamente nada. Hasta que, después de tomar mi mano y llevarme unos pasos más lejos de la puerta, habló. - ¿Por qué no fuiste cuando te lo pedí? -

No sonaba enojado en lo absoluto. Su tono de voz reflejaba preocupación y duda, pero aún así, me sentí fatigado. No sabía cómo responderle, o de hecho si, pero las palabras no se acomodaban en mi cabeza. Por haber estado pensando en una respuesta, no noté que aún tenía sujetada mi mano, así que luego de percatarme de ello, la solté siendo más fuerte de lo que pensé. Él no reclamó y no reaccionó. Me sentí más aliviado. Él estaba siendo tan paciente conmigo. No me apresuró al responder. Él era así. Era una persona que a simple vista se veía muy tranquilo e introvertido.

Después de quién sabe cuánto tiempo meditando internamente sobre el asunto, alcé el rostro y respondí sinceramente. - Mikhail olvidó decírmelo. Estaba algo sedado cuando se lo dijiste, así que lo olvidó - Metí ambas de mis manos en mis bolsillos. No quería que viera que mis manos sudaban por los nervios. - Pero, bueno, ¿para qué querías verme? -

Por primera vez (o tal vez fue una ilusión) vi a Fyodor Dostoyevsky, con una expresión avergonzada. Estuve emobado con esa imagen mental durante más de cinco minutos, que ni siquiera me di cuenta que él había empezado a hablar. - Perdón, ¿qué dijiste? - Pregunté sumamente avergonzado por mi tontería.

Al contrario de enojarse, volvió a repetir sus palabras. - Hoy tengo el día libre. Quería preguntarte si quieres venir conmigo. Te daría un tour por Yokohama -

La idea de salir a pasear con Fyodor estaba  más allá de la realidad. Nunca había pensado en algo así. En primer lugar porque se supone que estamos prohibidos de salir a cualquier lado y en segundo porque nunca me imaginé algo así para empezar. Se desarrollaba una guerra campal en mi mente. Si Fyodor me estaba proponiendo tal cosa, siendo él el más consciente de las reglas que prohibirían mi salida, es porque tenía una solución a ello.

¿Entonces se había tomado el tiempo de solucionar eso?

¿Sólo para salir con un delincuente juvenil con probables problemas mentales?

Podría invitar a una amiga, a su novia, a su amante, a su perro, a su mamá, ¿pero prefería gastar ese día libre para invitarme a mí, la "reencarnación del mal en persona"?

¿Estaba dispuesto a meterse en muchos problemas solo porque quería estar cerca de mí? Estaba siendo muy considerado. Después de pensarlo detenidamente, muy detenidamente, acepté, colocando la sonrisa más amistosa y creíble en mi rostro. 

Él sonrió de vuelta y habló dándose la vuelta. - Está bien. Vendré a verte en una hora. ¿Te parece? - 

- De acuerdo -

Después de eso, entré nuevamente a la habitación, con el rostro agotado y mentalmente también. Estaba cansado de no saber reconocer mis propios sentimientos.

Mikhail me observó en la misma posición en la que estaba antes de que saliera de la habitación; fresco y relajado. Entonces abrió la boca y empezó a hablar. - ¿Ya hablaste con él? Te ves pálido y cansado -

Me tiré otra vez en mi cama, golpeando de lleno mi rostro contra la almohada y tratando de ahogar mis gritos con ella.
- Me invitó a salir porque hoy es su día libre... Acepté, Mikha. Lo acepté y ahora me arrepiento. Por cierto, no creo que me vea más pálido que tú. Se supone que has vuelto a comer, pero estás igual de pálido -

- Siempre me he visto así de pálido. Genética de parte de mi madre, supongo. Por otro lado, no te ahogues en un vaso de agua. Estuve analizándolo, y Fyodor no se ve como una amenaza. Sal y diviértete un rato. Si no te la pasas bien, entonces no lo volverás a hacer y el mal gusto será por un rato, pero si no vas, tu cerebro te jugará malas pasadas. Es mejor hacerlo para no arrepentirse luego, creo -

Quizás Mikhail tenía razones. Después de todo, estaba en la edad en la que la vida seguía siendo un juego, ¿no?

Pensé: No quiero ser un viejo amargado en el futuro solo por no haber disfrutado de mi juventud desenfrenada.

Estaba más seguro ahora. Iría y me divertiría o sufriría, pero no me arrepentiría en un futuro.
























Nikolai el más indeciso (soy ese)

En el próximo capítulo Nikolai va a tener su momento media abejita o una vaina así toda rara que he visto en el tiktok

Cuídense, los quiero resto

Dark ReligionWhere stories live. Discover now