🌴 Prólogo 🌴

199 19 1
                                    


Mi corazón bombea sangre con desesperación dentro de mi pecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi corazón bombea sangre con desesperación dentro de mi pecho.

Mi respiración es silenciosa y desesperada, al igual que la brisa que aparece justo antes de la tormenta. Mis pensamientos están difuminados en mi cabeza, mis manos se agitan por el frío como un vidrio tembloroso en un huracán.

Miro al chico frente a mí, con dolor.

—No puedes decirlo en serio —murmuro, con mi voz a punto de quebrarse como un viejo jarrón de porcelana.

El cielo sobre nosotros se colorea de tonos mandarina, creando un espectáculo visual digno de ver. El atardecer hace que las sombras se alarguen y creen figuras interesantes. Las palmeras doradas, las aves sobrevolando, las personas caminando con calma por la calle.

Es irónico este hermoso paisaje con esta desgraciada situación.

—Esto es lo mejor para ambos, lo sabes y debes entenderlo —me recuerda, suspirando como un niño decepcionado—. No podemos seguir con esto, nos estamos lastimando y poniendo en peligro. No podemos seguir siendo víctimas de nuestro pasado y del maldito presente.

El destino no nos quiere juntos, pienso, con rabia y tristeza mezcladas.

Sus palabras tocan ese punto dentro de mí que creí inquebrantable desde hace tanto...

—Quieres decir que este es el fin —doy por hecho, sin poder procesarlo aún. Mi sistema se rehúsa a recibir aquella información con tranquilidad.

«Me niego, me niego, me niego».

¿Después de tanto que hemos pasado en tan poco tiempo? Es estúpido.

—Sabes que sí —reafirma lo que ambos sabemos.

Niego con mi cabeza, con la vista borrosa y mis manos intentando arrancar cada bendito cabello de mí. Aunque nada de esto puede suplantar o evitar que el dolor que nace en mi pecho se reduzca.

No cabe en mi mente que después de todo este tiempo, luego de tantos momentos especiales juntos, aquellos problemas, aquellas risas, esos recuerdos dorados que merecen seguir creándose, él sea capaz de terminar con esto así. Y, mierda, odio que tenga razón.

Meses de felicidad turbulenta como un río salvaje, lanzados a la basura.

—No podemos terminarlo... No me dejes, n-no te vayas, podemos... Podemos... —no consigo decir nada más. Le miro a los ojos, a esos ojos que un día me hicieron sentir un cosquilleo en el estómago, con el nudo en mi garganta asfixiándome.

Él toma una profunda respiración, intentando mantener su postura y noto el esfuerzo gigante que hace para no dejar las lágrimas salir de sus ojos. Yo también lo intento, porque llorar en este momento sería una condena para ambos.

Y, después de unos largos segundos donde, de forma sorprendente, comienzan a caer gotas de rocío en la calle humedeciendo el ambiente, él habla.

—Perdón, pero sí puedo y ya lo estoy haciendo.

La estocada final.

Él se gira sobre sus pies, a punto de marcharse. Sin embargo, me acerco y lo tomo por el codo con suavidad, muriendo lentamente al sentir su piel de nuevo y quizá por última vez. Sé que debería dejarlo ir, sin rechistar, respetando su decisión y conservando mi dignidad, pero me es difícil, sino imposible.

Este chico se ha convertido en un elemento tan vital en mi vida como el aire que aspiro por la mañana, como esa gasolina que enciende mi alma con solo una mirada, un toque, una sonrisa.

—Por favor... —ruego por última vez.

Mi intento falla, claramente. Soy una persona por completo patética, lo tengo claro, pero el amor nos puede convertir en seres patéticos a todos en algún momento.

Él me observa con pesar. Sé que esto le duele tanto como a mí. Me sostiene la mirada unos torturadores segundos más, antes de desviar la mirada al suelo y suspirar.

—De verdad, perdón, pero ambos sabemos que esto es lo mejor... Adiós.

Se zafa de mi agarre y lo dejo marcharse.

No me muevo hasta que desaparece de mi campo visual y me lanzo al suelo, con mis rodillas frente a mi rostro y la espalda en la sucia pared. No me importa las personas que me miran, los rayos de el atardecer que me cubren o la inesperada llovizna que cae sobre mí como agujas punzantes agudizando el dolor.

Porque me duele y no es una pesadilla. Es real.

Demasiado real.

Esta mierda no puede ser peor.

Y lo que siento es odio. Odio de que me terminara, odio por las circunstancias, por la lluvia, por mis miedos. Detesto sentir este dolor agonizante dentro de mí y, carajo, maldigo haber dejado que alguien se volviera tan importante para mí que ahora que ya no está yo me sienta como una basura que espera ser recogida por el aseo urbano.

Y, ¿en qué momento mi vida pasó a esto?

Claro, cuando todo empezó. Aquella noche.

≻───── ⋆✩⋆ ─────≺

¡Hola! Nos leemos de nuevo, ¿qué tal este prólogo? Bastante fuerte, lo sé. Me encanta, no saben lo que se viene en esta nueva historia, solo espero que les encante tanto como a mí. Esta escena sin contexto es demasiado confusa, JAJAJAJAJA, pero bueno. ¿Quién creen que narre esta escena? ¿Por qué creen que terminan? Déjenme saber sus teorías y opiniones. ✨

También, díganme las expectativas que tienen con esta nueva historia. Los estaré leyendo. ☀️

No te olvides de guardar esta historia en tu biblioteca si te está gustando, votar y comentar. 🧃

Muchas gracias por el apoyo. Nos leemos. 🧡

—🌴

—🌴

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Efímero [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora