29| Heridas

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CAPÍTULO 29

Randy

«La luz es fácil de amar,

muéstrame tu oscuridad».

Ron Israel

Por fin llega el fin de mi turno en la heladería.

Salgo al exterior, siendo recibido por una corriente de aire que me eriza la piel de los brazos. Ha sido una jornada agotadora. Le doy un vistazo rápido al cielo despejado. Estoy dispuesto a marcharme hacia mi auto, sin embargo, la presencia de alguien cerca de mí me frena.

Me doy la vuelta, para encontrarme de frente con Carter. Doy un respingo y me aparto unos pasos. ¿Qué...?

—Me asustaste, ¿qué haces aquí? —Inquiero, sonriendo. Él, al contrario de mí, no parece muy feliz.

—Quiero enseñarte... algo —murmura, desviando la mirada hacia cualquier cosa que no sea yo. Frunzo el ceño. Algo no va bien, puedo presentirlo.

—¿Todo está bien?

Quisiera pensar que no tiene nada que ver con la amenaza del otro día...

Carter no me responde, tan solo asiente, absorto en sus pensamientos. Últimamente hace mucho esto, quedarse en silencio, ido. Me preocupa, pero no quiero forzarlo a que me hable de nada que no le apetezca.

—Pues no lo parece —observo, intentando entrever algo en su expresión, pero no hay nada más que indiferencia, frialdad. Su máscara para evadir lo que le atormenta.

Él pasa una mano por su cabello y se gira, dándome la espalda.

—Randall, quiero que vayamos a que conozcas a mis padres —suelta, tan rápido que me cuesta entenderle. Por un segundo no reacciono, hasta que comprendo lo que ha dicho y mis cejas se disparan hacia arriba.

¿Conocer a sus padres? Vaya... Esto significa un paso enorme en nuestra relación. Mucho más teniendo en cuenta lo poco que a Carter le gusta hablar de su familia. Cada vez que me habla de ellos, lo que es muy poco, adquiere una actitud extraña. Se cierra por completo y... Ahora los conoceré.

Como es de esperar, me emociono y sonrío, pero la euforia dura poco, ya que las inseguridades y los miedos visitan mi mente, arruinando el momento. ¿Y si no les agrado? ¿Y si creen que soy muy poca cosa para su hijo? ¿Y si...?

—Iremos en tu auto —anuncia Carter, sacándome de mi cabeza de golpe. Sigue de espaldas a mí, con los músculos tensos. También reparo en el ramo de flores amarillas que lleva en una de sus manos.

—Está bien, vamos. —Busco las llaves y me encamino hacia mi Mercedes blanco, con los nervios a flor de piel.

Ambos nos acomodamos en nuestros asientos y, en segundos, estamos inmersos en la carretera, con una brisa fresca colándose por las ventanillas abiertas. Carter no ha dicho nada en todo el rato, se le ve... Perdido.

Carraspeo la garganta y sonrío.

—Y bueno, ¿dónde es? ¿Crees que debería cambiarme de ropa? Mi uniforme violeta no es muy formal que se diga...

—Solo conduce hacia adelante, te diré dónde debes parar —responde, con un tono de voz distante y hostil. Me fijo en cómo las venas de sus brazos resaltan gracias a la presión de sus puños.

Una sensación dolorosa recorre mi pecho.

—¿Pongo música? Podría...

—No lo sé, Randall —me corta, girando el rostro hacia su ventanilla, perdiéndose en la vista. Bueno, está claro que no quiere hablar.

Efímero [EN PROCESO]Where stories live. Discover now