Efímero [EN PROCESO]

09| Pensamientos contradictorios

Carter

Mierda, lo sabía.

La intuición es uno de los mejores poderes del ser humano, el cual muy pocas veces falla. Y me acabo de dar cuenta que mi intuición en este asunto resultó ser por completo verdadera, aunque eso no puede hacerme sentir bien en este momento.

Aprieto mis puños e intento relajar mi respiración, pero la situación me provoca el deseo de levantarme y destrozar todo lo que hay en este restaurante e irme lejos. Aún así, sé que debo mantener la compostura, no me conviene volverme loco ahora.

El policía frente a mí me observa con pesar, cosa que no hace más que molestarme. ¿Cuándo la gente aprenderá que sus miradas de empatía no consolarán ni un poco nuestro dolor?

—Lo lamento —me dice el uniformado y me abstengo de rodar los ojos.

—Bien, ¿qué más puede decirme del caso? —le pregunto, con algo de fastidio. Quiero largarme de aquí.

—Por ahora nada, pero si quieres puedes darme tu número y cualquier nueva información...

—No le doy mi número a nadie, menos a policías de ética baja —lo interrumpo y él, en lugar de ofenderse, se apena y desvía la mirada. No me agrada mucho juzgarlo, pero sé lo que quiere y no estoy dispuesto a eso—. Yo lo busco, así que hasta luego.

Me levanto y paso por su lado, dejándolo avergonzado.

Tampoco pienso pagar la cuenta de los panqueques con huevo frito que ni siquiera probé ni con la mirada.

Salgo del restaurante de desayunos y el calor del verano me recibe, pero no puedo sentirme a gusto. Paso una mano por mi cabello y me subo a mi moto para irme a casa, mientras pienso en mi conversación con David, el mismo policía que me habló sobre aquella nota.

Esta mañana fui hacia la comisaría, para buscar información. Como era de esperar, los imbéciles me negaron información, pero David me indicó que lo esperara frente a la tienda junto a la comisaría y así lo hice. Muy amable, me ofreció algo de información a cambio de acompañarlo a desayunar y acepté.

Una vez en el restaurante, comenzó a hablar de estupideces hasta que le pedí que me dijera lo que sabía y así hizo. Al parecer los benditos uniformados se quitaron las velas de los ojos y ya hablan sobre un presunto homicidio preparado. Encontraron marcas en los brazos de Jhonny, como si lo hubiesen sostenido entre dos, mientras otro golpeaba su rostro y estómago.

Sabía que era un homicidio.

Además de la serie de golpes en diferentes zonas del cuerpo y las puñaladas, decidieron inspeccionar el lugar de residencia de Jhonny, un pequeño apartamento en una zona apartada de Reed Beach y encontraron algo curioso y bastante atemorizante. Una nota, sobre el comedor de él y junto a esta, un paquete de cigarros y un rosario.