10| Emociones confusas

75 10 2
                                    

Randy

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Randy

—No puedo creer que te hayas acostado con Raquel.

Mario sonríe con orgullo.

—¿Qué te puedo decir, Grecia? Soy todo un casanovas.

—Un idiota es lo que considero que eres —interviene Anna, antes de morder su galleta—. Un idiota guapo.

Mario le guiña un ojo.

—Ay, querida Anna, te digo que si me dejas, te convencería de que un idiota es lo último que soy —bromea Mario, acercándose a ella que lo empuja, sentándolo de nuevo en su silla.

—Deja de hablar mierda —responde ella, rodando sus ojos.

Bueno, ya.

—Dejen de coquetear frente a todos nosotros, ¿sí? Es raro —hablo, mientras le doy vueltas en mi mano a mi celular.

Mario se acerca a mí, rodeándome los hombros con su brazo y poniendo en mi cabeza unos lentes de sol de montura amarilla.

—No te pongas celoso, Ray Ray, ya sabes que siempre tendrás un lugar especial en mi corazón —asegura, y yo giro mis ojos, cansado de sus bromas. Me separo suyo y Grecia se inclina sobre la mesa.

—Dejen de hacer el ridículo y mejor sigue con lo que estabas contando, Mario —le pide Grecia y él asiente, no muy molesto al ella cederle la palabra.

Me hundo en mi silla mientras Mario nos dice cómo se sintió después de haberse acostado con Raquel. Estamos en Sidney's Coffe, pasando la tarde entre todos. Me alegra mucho estar aquí con ellos, luego de unos días agitados de trabajo estar con mis amigos me recarga las baterías de cierta forma.

—Es que no creo que Raquel de verdad haya sido víctima de tu palabrería, la compadezco —reconoce Grecia, acomodando un mechón detrás de su oreja. Mario se lleva una mano al pecho, como si lo hubiese ofendido.

—No es palabrería, ella de verdad me atrae, es simpática, madura y conversar con ella es muy interesante, me gusta pasar tiempo a su lado y en el lado íntimo es una diosa —confiesa mi amigo, con una expresión en el rostro que hace que todos en la mesa nos preocupemos de inmediato.

—Mario, es tu cuerpo y tu vida, pero ten cuidado, no queremos que te metas en problemas con Gabriel, mira que el hijo de ella es un imbécil de primera y no dudo en que querrá desfigurarte el rostro cuando se entere lo que haces con su madre —le aconseja Anna, con un tono serio.

—Tranquilos, sé lo que hago, no soy un niño, tengo veinte, ¿lo olvidan?

Frunzo mis cejas, pero no digo nada.

Raquel es la dueña de la tienda de discos del pueblo. Es una mujer de cuarenta años, pero luce de treinta y tiene un espíritu más jovial y alegre que el de cualquier adolescente. Y es muy agradable, he charlado con ella un par de veces cuando fui a comprar discos allí. Y, de pronto, tiene una no-relación con Mario a escondidas que espero no haga sufrir a ninguno.

Efímero [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora