17| ¿Olvidarlo o intentarlo?

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Randy

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Randy

Soy una persona paciente, por fortuna, pero tengo mis límites.

Fuerzo una sonrisa al querido señor que está frente a mí y que no se cansa de decir que aquí deberíamos vender malteadas, que somos un fiasco por vender helados que dañan el cerebro y dan gripa. Cosas sin sentido. Ya le he pedido que se marche y no quiere, lo único que quiere es agotar mi amabilidad y que lo saque de aquí con la fuerza bruta.

Bueno, es probable que él me saque a mí primero, pero estoy algo estresado y en este estado uno piensa cualquier cosa.

Por suerte, mi jefa aparece tras de mí y le lanza una pulla disfrazada de amabilidad al señor que, falsamente avergonzado, se marcha, no sin antes fulminarme con la mirada.

Idiota.

Suspiro. No suelo ser así de agresivo, pero existen personas que sacan lo peor de uno con tanta facilidad...

Pierdo a mi jefa de vista, me permito relajar la postura y busco mi teléfono. Sin embargo, las puertas de cristal de la heladería se abren y, cuando elevo la mirada hacia esa zona, todo mi cuerpo entra en tensión al vislumbrar a Carter Red ahí, de pie, con las manos en los bolsillos y una mirada dura en sus zapatos.

Tras de él hay dos personas más, un chico de su edad, con el cabello largo y revuelto, un piercing en el labio y un tatuaje que sobresale del cuello de su camisa. Y una chica, con el cabello color ceniza cortado por los hombros, tiene una falda azul de cuadros, una camisa blanca y una mirada curiosa. Les doy un rápido análisis y elevo una ceja, al darme cuenta que los tres compactan bien, tienen un estilo y un aura bastante peculiar. Misteriosos, indiferentes y ese aire de ¡no me molestes!

Cuando la mirada de Carter me encuentra, la tensión desaparece y es suplantada por una emoción arrolladora que se hace notar en mi estómago, mi pecho y el resto de mi cuerpo.

Odio las reacciones que causa en mí, pero es inevitable.

Los tres chicos se acercan al mostrador y les ofrezco una sonrisa honesta.

—Bienvenidos a Ice Coast, ¿qué les gustaría pedir?

¿Inteligente? ¿Yo? No. En absoluto.

—Un helado, ¿qué si no? Aunque Carter no sé qué pueda querer de ti, mi amigo —declara el chico, con una sonrisa llena de diversión y un tono sugerente. No puede ser.

—No seas molesto, Nino —le regaña Carter, girando sus ojos.

Me aclaro la garganta, nervioso. Debo ser profesional.

—¿De qué sabores desean los helados?

Cada uno me da su orden y me levanto, a por sus pedidos. Nino quiere uno de mora azul, la chica uno de chocolate y Carter no pidió nada, y eso me pone a maquinar. Mientras sirvo los helados siento su mirada intensa sobre mí e intento no demostrar mi nerviosismo. ¿A qué ha venido? No creo que haya sido casualidad, claro que no.

Efímero [EN PROCESO]Where stories live. Discover now