Libro parte 20🔞

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Aviso

Este capítulo contiene contenido +18. Si no desea leerlo, pase al siguiente capítulo.

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Pov: España

España: ¡A...Azteca! – susurro, avergonzada, mientras intento poner una separación entre los dos. - ¿Qué estás haciendo? – aplico un poco de fuerza con mis manos sobre su pecho para mantener la distancia.

Azteca: ¡Relájate! Solo te quiero ayudarte con la ropa. No te voy a hacer nada. – desliza los dedos lentamente sobre la tela de mi camisa, la cual, no era suficiente gruesa y dejaba traspasar el calor de su tacto.

Dejo escapar un suspiro ante sus caricias.

Cuando llega a los bajos de mi camisa, agarra con fuerza y tira de ella hacia arriba, despojándome de la prenda. Ahora solo un pequeño trozo de tela me separaba de la total desnudez de mi torso, pero esta no duro mucho tiempo, ya que, al parecer le molestaba a Azteca, no tardado ni un segundo en quitármela de encima.

Azteca: Eres preciosa. – susurra cerca de mí mientras sus ojos esmeraldas, casi brillantes como los de un felino me observan en la penumbra y sus grandes manos se posan sobre los laterales de mi cadera, subiendo muy despacio hasta mi espalda dejando sobre mi piel un rastro de caricias por donde se paseaban.

España: ¡Azteca! - musito en forma de súplica, pero ni siquiera yo sabía si le imploraba para que se detuviese o para que no lo hiciese.

Azteca: ¡Déjate llevar! No haré nada que no quieras, ¿vale? – aplica fuerza para que nuestros cuerpos queden totalmente pegados.

Acerca su cara a mi cuello, a tal punto que podía sentir su respiración calmada pero fuerte, haciendo que los vellos de mi piel se me ericen.

Azteca: No sabes lo que me está costando controlarme, si fuera por mí estarías gritando mi nombre en este momento. - me susurra con la voz ronca y cariado sobre mi oreja.

Sus palabras producen en mí, una leve presión en el pecho acompañada de un escalofrió que me recorre todo cuerpo, acompañado de un fogonazo que me prende al instante.

Azteca desliza sus manos hasta llegar al pantalón que llevaba puesto lo desabrocha y lo suelta dejando que este se deslice solo hasta caer al suelo. Ya solo había en mi cuerpo una prenda cubría lo más importante.

Delicadamente con sus dedos comenzó a deslizar por los laterales de mi cadera esa última prenda. Se notaba deseoso por deshacerse de ella, pues puso su atención en ir bajándola sutilmente.

Cuando casi está a punto de dejar visible mi intimidad, otra vez el temor que llevaba cargando estas semanas vuelve a aparecer. Rápidamente mis manos temblorosas paran a las de Azteca y él hace un gruñido gutural en modo de respuesta.

Por suerte, no sigue insistiendo con desprenderse de la prenda.

España: Lo siento. – susurro, sintiéndome culpable por no dejarle seguir.

Agacho la cabeza avergonzada.

Azteca: No te preocupes. – posiciona dos de sus dedos debajo de mí barbilla, obligándome a levantar la cabeza y mirarle a la cara. – Lo haremos a tu ritmo. – se acerca para depositar un pequeño beso en los labios para tranquilizarme. - ¿vale?

España. Una mentira repetida mil veces.Where stories live. Discover now