Capítulo 33

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Pov: Reino Unido

Ahí estaba, de pie empuñando una espada, frente a sus tropas, protegiendo lo suyo. Mirando como su contrincante no tenía más opción que retroceder y retirarse.

No, no parecía una joven monarca la cual había sido criada en palacio con todos los lujos que uno pudiese imaginar, quien la viese ni siguiera pensaría que pertenecía a la nobleza.

Sus ropajes asimilaban a los del campesinado, bueno, si es que se le podían llamar así a las telas que la cubrían, pues estas se encontraban hechas jirones, además que estaban muy sucias por el barro y la sangre derramada en la batalla, por supuesto no solo de sus oponentes, sino, también suya.

No había ni una sola parte de su cuerpo que no tuviese algún tipo de cortada o rasguño.

Estaba muy cansada, se le notaba por las grandes ojeras que rodeaban sus ojos dorados, lo cuales eran capaces de opacar al sol con su brillo, o por las grandes bocanadas de aire que tragaba e inflaban su pecho de manera violenta, para poder seguir en pie, sin desmayarse por el agotamiento.

Habían sido 5 años de muy dura batalla, pero lo había logrado.

Sus manos callosas sujetaban su arma con fuerza, siempre en dirección de los que intentaron invadirla. Ya no estaban, pero ella seguía ahí sin bajar la guardia. El viento movía el cabello de forma delicada, pelo que, por supuesto no estaba nada limpio, y los últimos rayos que nos ofrecía el sol, bañaban su piel sudorosa, dando la ilusión de que brillaba.

Después de unos instantes inmóvil, sonríe un poco de forma ladina, asimilando al fin que lo ha conseguido, la victoria ha sido suya.

Ella está hecha un desastre, pero de alguna forma, era el más bello desastre que mis ojos han logrado ver en mi larga vida.

La observo desde la distancia, para ver qué es lo próximo que hará.

Para mi sorpresa, de pronto, clava su espada en el suelo y cae de rodillas. Mi primer instinto es ir a su encuentro para socorrerla, pero su hermano se me adelanta, haciendo que yo me quede parado en el lugar donde me encontraba.

Por suerte estaba lo suficiente cerca para poder escucharlos.

Portugal: ¿Estás bien, Espanha? – la agarra por debajo del hombro y la ayuda a ponerse en pie de nuevo.

España: Muchas gracias, Portugal. – se pone de pie. – me fallaron las fuerzas unos instantes, ha sido solo eso. – le da unas palmaditas en el hombro en forma de agradecimiento.

Portugal: Ahora, ya podrás descansar. – intenta alentarla con sus cálidas palabras. - ¡Ya ha acabado!

España: ¡No! – susurra.

Portugal: ¿Qué? ¿A qué te refieres? Ya la has echado. – se ve confundido por la respuesta de su hermana menor.

España: ¡No! – alza esta vez la voz. – Esa hija de puta pagara muy caro la traición. No la dejare marchar de rositas. – se la ve irritada, por la poca comprensión que le da su hermano.

Portugal: Espanha, mírate, no estás para seguir con esto. Ya la has vencido. Déjalo estar. – intenta persuadir a Spain con clama, pero claramente no lo consigue, ella se ve muy decidida a seguir con esto.

España: Voy a cruzar los pirineos y no pararé hasta que Francia suplique por piedad. – mira a Portugal sin titubear en ningún momento, dando a entender que su decisión ya está tomada y ahora es él quien debe decidir si seguirla o no.

Antes de que su disputa se vuelva más acalorada, hago el favor de acercarme a esos dos. Doy un par de pasos hasta quedar a escasos centímetros y ambos me miran para que dé mi opinión sobre esta discusión.

España. Una mentira repetida mil veces.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin