Capítulo ocho

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Nunca quise que nada de esto pasar, pero Holden sabía el riesgo que corría en el instante que se reveló en Irlanda. Sabía que nuestros enemigos estaban al acecho y que no perderían oportunidad alguna para atacarnos en nuestro punto de quiebre. 

Informé a Aedus en un escueto mensaje y me dijo que tan pronto se supiera algo de Holden y estuviera en condiciones, lo lleváramos de vuelta a casa. Tenía la cabeza hecha un desastre, pensando en mi hermano y en toda esta situación, y no ayudaba en lo absoluto el incesante llanto de su esposa y sus constantes preguntas.

Debía mantenerme frívola y a raya, pero pensar que algo malo podía pasarle a uno de los míos, no me permitía tener calma alguna. Ni siquiera tuve noción cuando dejé escapar unas cuantas lágrimas y maldije sin cesar esta vida de mierda. 

En cuanto vi llegar a Tanner con la madre de Greta mi corazón sintió calma. Al parecer nadie más que Holden había salido herido.

Mi hermano solo quería ser feliz y estar lo más lejos posible de este infierno, pero ¿realmente podremos salir de este mundo? Pese al tiempo que llevaba por fuera, el pasado lo alcanzó y yo no pude hacer nada para salvarlo.

—No deberían estar aquí. Es su culpa que hayan atacado a Holden el día de su boda —Tanner me atacó en cuanto pudo hacerlo, acercándose a mí con el ceño fruncido y los dientes apretados—. ¿Es tan difícil que entiendan que él no quiere seguir más en esa vida? ¿Por qué tienen que ser tan egoístas y arrastrarlo siempre con ustedes? Déjenlo en paz. Holden lo único que desea es no volver a saber nada de ustedes y de su sucio mundo. Él ya hizo su vida aquí, ¿por qué no comprenden que ahora sí es feliz?

—¿Terminaste de ladrar o tienes más que decirme? —zanjé de mal humor y ofendida por sus palabras—. No vengas a escupir pura mierda, porque tú también hiciste parte de ese sucio mundo y lo disfrutaste mientras te duró. Nosotros no hicimos nada, solo vinimos a asegurarnos de que todo saliera bien y de que Holden no se estaba arriesgando por nada. Tú más que nadie sabe que no fue inteligente lo que hizo. Así como nosotros nos dimos cuenta de que llamó al juez para oficiar legalmente su boda, nuestros enemigos también tuvieron que enterarse. Holden no es estúpido y él sabía lo que se estaba jugando al revelarse en Irlanda.

—¿Dónde lo llevó Maxwell?

—No lo sé.

—No te pases de lista, Blair. Vinieron juntos. Tú sabes dónde se lo llevó. Holden está herido, necesita atención médica. Él está detrás de todo esto, ¿no es así?

—Aedus lo hace para protegerlo —me acerqué a él—. Somos sus hermanos, pedazo de mierda, no sus enemigos. Nosotros jamás haríamos algo para hacerle daño, todo lo contrario, sabes perfectamente que daríamos la vida por el otro de ser necesario. No nos pintes como los peores, que no lo somos del todo. No puedo creer que vengas a tirarme mierda, cuando tú más que nadie sabe lo que Holden significa para nosotros, más cuando duramos todo un año sin saber nada de él.

El silencio nos envolvió y no dejamos de mirarnos directamente a los ojos. Me enfurecía que él dijera tales cosas, como si nosotros fuéramos los enemigos y no la familia de sangre de Holden. 

La llegada de la amiga de Greta cortó con la tensión del ambiente, para darle paso a mis celos y mi rabia cuando lo vi acercase a ella con la mayor de las preocupaciones y tomarla entre sus brazos. 

Salí del lugar antes de que la furia me hiciera decir o hacer algo de lo que después me pudiera arrepentir después. Caminé furiosa hacia el jardín de la casa luego de advertirle a Tanner que no siguiera hablando de más. No quería ver ese intercambio tan cursi y patético entre ellos. Mi mente estaba saturada y mi corazón a punto de quebrarse. 

Me senté en una de las bancas y observé sin ánimos ni fuerzas el paisaje. Todo salió mal, no sé en qué momento pasó todo esto. Entre toda la seguridad que había alrededor de la iglesia, ¿cómo lograron infiltrarse? No entiendo cómo lograron pasar todos los anillos de seguridad que pusimos. 

Me mantuve allí por largo rato, viendo a la nada mientras mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Me sentía rebasada y cansada, que todo lo que estaba haciendo estaba mal. Venir aquí fue un error, tal vez Tanner tenía algo de razón y nosotros éramos los culpables de lo que había sucedido.

—Lo siento —oí su voz y me tensé, secando mis lágrimas con rapidez—. Siento mucho todo lo que dije, pero es que...

—No eres el único que siente preocupación por Holden — no lo miré, aunque se sentó a mi lado—. Él es nuestro hermano, Tanner. ¿Cómo puedes decir todo aquello sin miramientos? Créeme que no quería que nada de esto sucediera. No quería causarle dolor, más cuando he sido testigo en estos días de lo feliz que es aquí —el nudo que se formó en mi garganta no me permitía hablar con firmeza—. No lo pude proteger a tiempo y no sabes cuanto me culpo y lo lamento.

Sin decir ni una sola palabra, me rodeó entre sus brazos, enterrando su rostro en mi cuello y apretándome con fuerza. Sentí sus lágrimas humedecer mi piel y de la misma forma en que me sostenía, me aferré a él, sintiendo que mi corazón se hacía añico en mi pecho.

—Perdóname por todo lo que dije, pero es... es mi mejor amigo, el único hermano que me dio la vida y ese infierno —susurró, levantando la cabeza y mirándome con fijeza—. Pero no puedo dejar de pensar que es su culpa lo que sucedió...

Sus palabras fueron puñales en mi corazón, quizás porque la verdad duele más que una mentira. 

—Puede que sea nuestra culpa, pero eso no quiere decir que lo hayamos querido hacer a propósito. Vinimos a protegerlo y las cosas no salieron bien —me alejé de su abrazo, conteniendo las lágrimas a más no poder.  

—Váyanse —pidió, terminando de romper mi corazón y aplastando mis sentimientos sin importar qué—. Todo estaba bien antes de que aparecieran en nuestras vidas.  

Se levantó de la banca y se alejó, dejándome sola y con la palabra en la boca. Él no siente más que odio por mí y tampoco pienso hacerle pensar lo contrario, porque ahora nuestros mundos son muy diferentes.  







Blair: Serie Walsh #2Where stories live. Discover now