Capítulo diez

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No abrí los ojos ni emití palabra alguna, pues su perfume se filtró en mi interior y aceleró aún más los latidos de mi corazón.

—¿Qué sucede? —me giró hacia él y abrí los ojos, viéndolo con fijeza—. ¿Puedo saber por qué estás de malhumor?

—Eso no te importa —me zafé de su agarre y puse el collar en su pecho—. Esto ya no debe estar bajo mi poder. Te lo entrego, para que cuando te vayas, no tengas el pensamiento de que seguiré tus pasos. No me importa dónde estés y lo que pase con tu vida.

Recibió el collar sin apartar su mirada de la mía. Podía ver en sus ojos claros un millar de emociones y contradicciones.

—¿Es así como te deshaces de lo que te molesta en la vida? Dime, ¿alguna vez significó algo para ti? —inquirió.

—¿Acaso debía tener algún significado? —ataqué de vuelta, esbozando una sonrisa ladeada—. Me diste el collar por si algo sucedía, ¿no? Pues sucedió y no pude salvarle el culo a mi hermano, pero después de esto, cuando regrese a casa, me mantendré lejos de su vida. Holden fue la única razón por la que conservé ese collar por un año entero. Es más, dáselo a tu noviecita, a ella debe quedarle mucho mejor que a mí.

El silencio que se formó fue interrumpido por una risita que escapó de sus labios. Guardó el collar en el bolsillo de su pantalón y dio un paso hacia mí, sonriendo ladeado.

—No sé si lanzarte al mar para que los tiburones te destrocen o darte un tiro justo aquí y acabar de una vez con toda esta mierda...

Antes de que pudiera decir o moverme, me tomó de la nuca y presionó sus labios en los míos, provocando una fuerte oleada de emociones en mi interior.

No quería ceder tan fácilmente, pero sus labios, sin saber, eran mi mayor debilidad. Me vi correspondiendo su beso de manera apasionada, ansiosa y necesitada. Cada roce de nuestros labios era una corriente por todo mi cuerpo que se situaba en el centro de mi pecho y lo hacía latir con mucha más violencia.

Me aferré de su cuello y él me tomó del trasero, acercándome a su cuerpo sin que quedara ni un solo espacio entre nosotros, perdiéndonos en la boca del otro.

Nos besábamos con pasión y deseos contenidos, pero también con furia y rabia. No era un beso tierno ni dulce, era un beso que dejaba entrever lo que tanto nos costaba aceptar y nos encendía y enfurecía a iguales proporciones, muy diferente al que nos dimos por primera vez en este mismo lugar.

Por mi parte, me enfurecía sentir tanto por él. Lo amaba y no podía arrancarlo de mi pensamiento y de mi corazón. Mi deseo por él se hacía cada vez más fuerte e intenso, y mi intento de olvidarlo y erradicar todo sentimiento de mi corazón se vio frustrado por la intensidad de su boca sobre la mía y de sus manos grandes y suaves estrujando mis nalgas.

Allí, de pie y envuelta entre sus brazos, me sentí por primera vez una chica normal, que se dejaba llevar por todos los sentires que provocaba el amor. Todo a mi alrededor se redujo a la nada, no podía ni quería pensar en nadie más que en él y seguir disfrutando de sus exquisitos besos. En mi mente, este lugar no era una isla que protegía una familia de mafiosos, sino un lugar al que él me había traído para hacerme sentir y confesar su sentir por mí.   

Nos separamos a tomar algo de aire, mas no nos alejamos del otro. Tanner descansó su frente de la mía, viendo mis ojos directamente y afianzando el agarre en mi trasero, como si apretarlo con fuerza no fuese suficiente para él.

—¿Sabes? Tú eres la única mujer sobre este puto mundo que me enloquece y nubla mi razón en cuestión de segundos —rio con suavidad—. Y no sé si eso me molesta o es bueno. 

—Para ti debe ser muy bueno, pero quizá para tu novia una molestia —solté con ironía, recordando a la bolita y saliendo de mi fantasía—. No deberías besarme cuando tienes a una mujer esperando por ti. 

—¿Estás celosa de Jana? —inquirió con diversión. 

—No —mentí—. Me molesta que vengas a buscarme cuando hace un momento eras risitas y coqueteos con tu novia. 

—Me tomaré eso como «Sí, estoy muy celosa», pero no deberías estarlo. 

—Es que no lo estoy —traté de alejarme de él, pero no me lo permitió—. ¿Podrías apartar tus manos de mi trasero?

—Podría, pero no quiero. 

Volvió a besarme, haciéndome consciente de su dureza y de todo el deseo que le corría por la piel. Presionaba mi cuerpo contra el suyo, y de manera sutil pero certera me estaba desmadejando en sus brazos y sus labios. 

Debía alejarme antes de que todo se fuera a la mierda, pero no quería dejar de probar sus labios, sentirlo así de cerca a mí respirando su mismo aire. No quería y tampoco quería que ese momento acabara nunca.

Mi mente y mi corazón era un manojo de contradicciones y sentires. ¿Por qué me besa y me sostiene de esa manera, como si no quisiera dejarme ir, cuando hace unos días no quería que estuviera respirando de su mi aire? ¿Por qué diablos hace todo esto si después no querrá verme? ¿Por qué juega con mi mente y mi corazón? ¿Por qué debe ser mi jodida debilidad? 

Ahora está cegado por el deseo...       

—¿Por qué haces esto? —me alejé de su boca a juro y suspiré—. ¿Por qué te empeñas en jugar con mi mente?

—Porque al igual que tú, tampoco puedo tener paz cuando estás cerca —confesó y sentí como la coraza de mi corazón se quebraba en cientos de pedazos—. ¿Crees que no quiero alejarme de ti y olvidarte para siempre? Debería matarte, pero me recuerdas día y noche que no habrá ninguna mujer que me haga sentir todo esto que solo tú provocas. 

—¿Y ella? —dije con molestia—. ¿Ella no despierta en ti lo suficiente? Vamos, Tanner, no me digas que después de un año sigues sintiendo lo mismo que me confesaste aquí. 

—Aunque no lo creas, jamás he podido sacarte de mi corazón y de mente, y no sabes cómo me molesta tu cara y tus labios —me tomó de la barbilla con suavidad y acarició mi piel, en sus ojos reflejándose sus frustraciones—. Debo admitir que quise olvidarte con Jana y otras mujeres, pero me rendí cuando nadie pudo matar tu recuerdo. He aprendido a vivir contigo aunque no estés a mi lado, pero ahora...

—Me dijiste que me fuera de tu vida. 

—Lo dije en un instante de rabia y ahora me arrepiento, porque en realidad el deseo de estar a tu lado es más fuerte que nunca.  Estos días he intentado estar lejos de ti, pero es como si las cosas no hubiesen cambiado y el deseo de tenerte fuera una necesidad —besó mis labios y se separó de mí, sonriendo de oreja—. Vámonos y empecemos una vida juntos, mi amor. Ya me cansé de esperar y de desearte. No me prives por más tiempo a ti y a mi sentir.     

—Aunque quisiera, no puedo irme sin cumplir mi promesa —dije y su sonrisa se borró—. Quizá antes lo hubiera pensado, pero después de que atacaran a Holden, me prometí arrancarles las cabezas e incinerar sus manos.

—¡¿Por qué te aferras tanto a una jodida venganza?! —exclamó con frustración, soltándome poco a poco—. Una nueva vida significa olvidar el pasado y empezar de cero. 

—Entiende que si esos putos siguen con vida nunca podremos ser felices y empezar de cero, porque a donde quiera que vayamos van a buscarnos para matarnos. Lo que le sucedió a Holden es prueba suficiente de que huir no nos libera del pasado y de quienes somos. 

Blair: Serie Walsh #2Where stories live. Discover now