Capítulo quince

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No sé por qué pensé que, luego de lo que pasó entre nosotros, las cosas cambiarían. Pero Blair no ha hecho más que ignorarme, pasar de mí como si no fuese nadie en su vida.

He tratado, por todos los medios de buscarle la lengua, pero sus reacciones ahora incluso son más frías y distantes que antes. Si bien seguimos discutiendo cada vez que tenemos oportunidad, ya no es lo mismo. Sus miradas ya no demuestran lo que sus labios no eran capaces de decir.

—¿Cómo te sientes? —le pregunté a Holden, mientras Greta le cambiaba los vendajes.

—Bien, pero estaría mejor si estuviera muy lejos de esta casa —siseó.

—Ya falta poco para volver a nuestra casa, mi amor. Ten un poco más de paciencia, ¿sí?

—Tu esposa tiene razón, Hol, ya falta poco. Te ves muy bien a comparación de cuando llegamos.

—Me siento bien y listo para irnos. Cometí un error, pero ya no volveré a caer en el nunca más. Además, estar aquí es desesperante.

Bueno, también me parecía asfixiante estar ahí ahora que nos habíamos acostumbrado a la libertad y no a permanecer encerrados por tanto tiempo en una casa. Al igual que ellos, extrañaba mi vida común y corriente en Estados Unidos, aunque me gustaría que cierta persona estuviera allá conmigo y no aquí dejando ir su vida en una estúpida venganza.

—Pero Aedus es un dolor de culo y no permitirá que nos vayamos sin más —bufó.

—¿Han descubierto dónde están los italianos? —curioseé.

—No lo creo, aunque tampoco me he sentado a hablar con mis hermanos sobre eso. Ninguno toca el tema y yo tampoco les pregunto sobre sus negocios, porque ya no me interesa nada de esto.

Le di la razón, aunque no hablamos más de ello. Cambiamos de tema y reímos ante las ocurrencias de Greta. Su amor me ha hecho replantearme y desear uno igual de intenso y sincero que el suyo, pero la única mujer con la que desearía estar y vivir mil locuras había preferido mantenerse bien lejos de mí.

Y con lo que sucedió días atrás en medio del mar hizo que olvidarla fuese más difícil que antes, porque el sabor de su piel, su incandescente calor y esa forma de envolverme y acoplarse a mí es una deliciosa tortura. Su recuerdo no ha dejado mi mente y mis sueños en ningún momento.

Si pensaba que con tenerla entre mis brazos la olvidaría, estaba muy equivocado. Los deseos que sentía por ella se han hecho más intensos. Ahora no debía imaginar a qué sabe su piel, solo me bastaba con recordarla para que una llamarada de fuego ardiera en mi interior y quemara todo a su paso.

Sacudí la cabeza una vez más, tratando de alejarla lo más posible de mi mente, pero por más que lo intentara esa mirada que tanto me enloqueció y me hizo perder en un inclemente sueño, me perseguirá a donde vaya. No tenía paz por su culpa.

Dejé a la pareja a solas después de hablar un rato con ellos y caminé por los pasillos de la mansión, sin darme cuenta que me dirigía a la oficina de Blair.

Doblé el pasillo e iba tan distraído que no tuve tiempo de reaccionar a tiempo cuando Jana se estrelló conmigo y solo pude sentir su boca sobre la mía, en una presión de labios fuerte y necesitada, como si quisiese decirme muchas cosas y no pudiera hacerlo de otra manera.

La miré a los ojos con fijeza y ellos me decían tanto, tan abiertos como los míos pero llenos de desesperación.

«¿Qué mierda le sucede?».

Se separó de mí con la vergüenza tiñendo todo su rostro y una mirada nublada por la culpa.

—Lo siento.

—¿Qué sucede? —quise saber, acercándome más a ella.

—Es que...

Maxwell y Blair cruzaron en silencio por nuestro lado, se veían tan serios que pensé que algo malo estaba pasando, pero bastó para que ella me diera una breve mirada para saber que había visto el reciente beso con Jana.

—Blair, necesito hablar contigo —dije justo antes de que se perdiera de mi vista.

Pero si me escuchó, me ignoró de la peor manera, haciendo silencio y siguiendo su camino con su hermano hasta que su presencia no fue más que un rastro fantasma.

—No quise traerte problemas con ella, pero...

—No importa, igual no es como que siempre estemos en paz. Pero ¿podría saber por qué me besaste?

Sus mejillas se colorearon un poco más si era posible.

—No sabía qué más hacer para quitarme de encima a ese hombre, y como piensan que tú y yo somos novios, pues... Lo siento, sé que no debí hacer algo como eso, pero te vi y no se me hizo tan mala idea.

Sacudí la cabeza, riendo.

—No fue mala idea, en lo absoluto.

—Pero te traje problemas con Blair —lamentó.

—Oh, créeme, esto la estimulará un poco más —dije y soltó una risita—. Aunque lo mejor es que Maxwell siga creyendo que tú y yo estamos juntos y que lo nuestro nunca va a acabar. Prefiero mil veces ser tu novio falso que verte con él.

—Lo sé, sé que él no es bueno para mí —bajó la cabeza y pude sentir su aflicción.

Levanté su rostro y acaricié su mejilla con suavidad.

—Eres preciosa y mereces un buen hombre, que te ame por encima de todo y te brinde la mejor de las vidas. No dudo que Maxwell no pueda darte lo que quieras, pero él no es el príncipe azul que tanto buscas.

Después de un largo silencio, recompuso una sonrisa que ocultaba sus temores y las inseguridades que la atacaban y no expresaba en voz alta.

—Lo entiendo, y por eso te pido que sigas fingiendo ser mi novio, al menos hasta que nos marchemos de este lugar y nunca más lo vuelva a ver. Después le explicaré todo a Blair y...

—No importa lo que ella piense de nosotros —la tomé de la mano y la hice caminar conmigo—. ¿Por qué no damos un pequeño paseo y olvidamos la realidad por un segundo?

—Me parece perfecto —envolvió su brazo alrededor de mi cuerpo y caminamos juntos en medio de risas hasta salir de la casa.

Blair será mi primer y gran amor para siempre, pero ciertamente me cansé de esperarla y de sujetarme de la esperanza de que algún día va a dejar su vida por mí. Yo merezco más y ella parece no estar dispuesta a darme más de lo que ha dado...

Blair: Serie Walsh #2Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu