Capítulo dieciocho

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Tanner

Desde que llegué a Estados Unidos nada ha sido como antes. Una parte de mí estaba insatisfecha y con deseos de regresar a Irlanda.

Ver a Holden partir con su esposa a su nuevo hogar terminó de hacerme entender que era aquello lo que me molestaba, no el hecho de que se hubiese casado y era hora de que hiciera su vida aparte de mí, sino el hecho de que envidiaba su felicidad pese a lo que había sido.

No quería quedarme solo en el apartamento y pensar en Blair, pero ni siquiera sabía dónde estaba para traerla conmigo.

El recuerdo de esa mujer, apoderándose de cada espacio de mi ser con sus sinuosos besos y caricias iba a matarme en cualquier momento. No he tenido paz, día y noche pensaba en lo que hicimos en el yate y eso era una tortura que necesitaba arrancar de raíz de mi cabeza.

Pero ¿cómo se olvida la forma en que el amor de mi vida me elevó al cielo y luego me dejó caer al infierno?

Sabía que no podía ilusionarme demasiado con lo que sucediera porque su venganza estaba por encima incluso de sí misma, no obstante, quería engañarme un poco para no sufrir más de lo que lo hacía.

Ahora, solo y con el corazón herido, el apartamento se sentía tan vacío y lamentable. Antes estaba Greta y Holden, y de cierta manera no me hacían pensar tanto en ella, pero en ese momento hasta el tiempo me sobraba para pensarla, amarla más y odiarla aún más por no corresponder mis sentimientos de la misma forma.

—Te olvidaré, cueste lo que me cueste, así lo haré —susurré, dejando el trabajo de lado, impaciente al no poder concentrarme.

Me mentí a mí mismo, sabiendo que aquello era imposible, pero tratando de entrar en razón. Por más que nuestros cuerpos encajaran como dos piezas de rompecabezas, lo nuestro nunca será. Así que no podía hacer más que tratar de olvidar todo lo que ella me hacía sentir y quemaba mi pecho como una brasa ardiente.

***

En cuanto terminé de hablar, Holden me miró largos minutos en completo silencio. La sorpresa surcaba sus ojos y era tan evidente que resultaba hasta gracioso.

—No me jodas, Tanner —exclamó con el ceño fruncido—. ¿De dónde mierda sacas que vas a volver a Irlanda? ¿Qué diablos harás allá? No entiendo.

Estaba decidido, las palabras estaban en la punta de mi lengua, pero por alguna razón que no entendía, nada me salía.

¿Por qué era tan difícil contarle a mi mejor amigo que estaba enamorado de su hermana y, que, mi única razón para volver a Irlanda era ella? No era algo fácil de soltar sin más, teniendo en cuenta la relación que Blair y yo hemos tenido durante años.

—En Irlanda nací, están mis padres y... Bueno, aún me atan cosas allá.

—¿Cómo cuales?

De nuevo el silencio nos envolvió. No podía decirle por más que quisiera que Blair era la única que me ataba a nuestro país de origen. He amado a su hermana melliza, probablemente desde el primer instante en que la vi, fría y distante como un bloque de hielo, pero con una ardiente llama en lo más profundo de su mirada que pude constatar cuando la hice mía.

Volvería a Irlanda sin importarme nada, todo con el fin de estar cerca de ella.

—¿Qué sucede contigo? Desde que regresamos de Irlanda has estado bastante retraído.

—No pasa nada —sonreí—. ¿Cómo va tu matrimonio?

—No me cambies de tema. Si no quieres hablar de ello, está bien, pero sabes que siempre voy a estar para ti así como tú has estado para mí.

Lo sabía, y era una mierda ocultarle a mi mejor amigo cómo me sentía realmente, pero todo cambiaba porque la principal razón de mi aflicción era su hermana y no tenía ni la menor idea de cómo reaccionaría en cuanto le contara.

Hablamos otro rato más y fui directo a mi apartamento cuando salí de su casa. De nuevo la soledad y el frío calaba mi piel, pero acostumbrado a vivir de esa forma, encendí mi computadora y trabajé durante horas.

Quise buscarla mediante el collar, podía hacerlo sin problema alguno, pero ya no lo llevaba con ella y eso era aún más difícil de procesar. Nunca tuve la necesidad de buscarla porque estábamos en contacto mediante llamadas o mensajes, pero ahora el silencio y la distancia empezaban a presionar una herida que sangraba.

Saqué el collar de mi bolsillo y lo apreté entre mi mano con fuerza, clavándome el dije en la palma. De supone que el collar era lo único que ella tendría de mí y yo solo tendría el sabor de sus besos, pero tuvo que pasar lo inevitable y atarnos aún más al otro.

Cerré los ojos y su recuerdo golpeó mi mente como un fuerte azote. Sus gemidos, sus caricias, su calor, su forma de moverse y provocarme escalofríos por lo bien que se sentía. Un gruñido salió de mi garganta al sentirme caliente.

Saqué mi teléfono y busqué su contacto. Necesitaba de ella, pero a la vez me decía a mí mismo que la olvidara para siempre y buscara quien sí pudiera amarme sin trabas.

«Necesito olvidarte, pero es tan difícil», escribí y, después de pensarlo por varios segundos, le envié un mensaje que nunca llegó.

No podía y tampoco quería seguir más así, atado a un sentimiento y a una mujer que vivía para otro propósito. Blair prefirió su venganza por encima de lo nuestro, por encima de su felicidad propia y por encima de mi amor.

Necesito olvidarla, pero ¿cómo lograrlo? ¿Cómo lograr olvidar algo que te hace tanto bien como mal?

Blair: Serie Walsh #2Where stories live. Discover now