38: Tzuyu

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La emoción chisporrotea en el aire mientras mis compañeras de equipo y yo nos preparamos. Quien gane esta noche pasará a las finales de conferencia, por lo que todas sentimos la presión. La temporada pasada llegamos a esas finales, y sufrí una fractura en la muñeca gracias a una novia despechada. Esta temporada mi muñeca está perfectamente bien y mi polla no me ha metido en un montón de problemas.

A mi lado, Ryujin se está subiendo los pantalones hasta las caderas, mientras balbucea a Lisa y Emma sobre algunas nuevas terapias radicales que se usan en las atletas en estos días.

—Juro por Dios, ese lugar parece algo con lo que torturarían a James Bond. Te llenan de nitrógeno líquido como a menos ciento cincuenta grados.

—¿Y luego qué? -Emma suena fascinada.

—Bueno, en teoría estimula la curación. ¿En realidad creo que solo te da congelación?

Echo un vistazo divertida.

—¿De qué estás hablando?

—Crioterapia —responde Ryujin.

—Suena intenso -comenta Minnie, que está sentada en el banco a mi lado.

Levanta una mano y pone su cabello negro detrás de las orejas.

—Amiga -digo-. No estoy segura de si alguien te ha dicho esto, pero... estás pisando muy cerca del territorio de las grenudas.

Desde su casillero, Lisa grita:

—Peligrosa de frente, fiestera por detrás, ¡sí!

Minnie  simplemente se encoge de hombros.

Incluso ser informada de que luce bien ser greñuda no perturba a esta tipa. Desearía poder embotellar su confianza y venderla a adolescentes con granos en la cara. Haríamos una fortuna.

—Deberías peinarte —aconseja Jessica-. Mata exitaciones femeninas.

Minnie pone los ojos en blanco.

-En primer lugar, no hay nada que yo pueda hacer que mate una excitación femenina.

Probablemente tenga razón en eso.

—Y en segundo lugar, no tuve tiempo de peinarme. De lo contrario, perderemos el juego.

-Mierda —dice Jessica, palideciendo-. Tienes razón. 

Jugadoras de hockey y sus supersticiones.

- Jesucristo, ¿qué es ese hedor? -exige el entrenador desde la puerta. Entra al vestidor, su nariz arrugada en repulsión. Intercambio una mirada con las chicas. No huelo nada, y las expresiones en blanco de todas dicen que están igualmente perplejas.

—Huele como si una fábrica de azufre hubiese explotado -gruñe el entrenador.

—Oh —dice Emma—. Sí, ese es Pablo.

—¿El huevo?

No puedo evitar reírme.

—Síp síp...

—No digas el jodido síp síp, Chou.

La ignoro.

-...porque eso es lo que sucede cuando le pides a alguien que cuide un huevo durante unos cinco meses. Se pudre. Todas estamos acostumbradas al olor ahora. - Miro a Ryujin, que saca a Pablo de su casillero-. Pensé que lo mantenías en esa bolsa con cremallera para tratar de contener el hedor. Ahora, Pablo está envuelto en numerosas capas de celofan, con su acogedora copa rosada alrededor del paquete de plástico. Ya ni siquiera puedes ver su carita de cerdo porque la envoltura de plástico que suprime el olor tiene tres centímetros de grosor.

ONE OF THE GIRLS | SATZU [ADAPTACION]Where stories live. Discover now