La damisela

262 16 2
                                    

-Hola nena, sabes que te amo y que no te haría esperar por nada del mundo pero voy retrasado, llegaré una hora más tarde, no desesperes -le explica Edmundo.
-Claro y yo aquí tomando sola...
-No hables con extraños hermosa.
-Seguro -le cuelga.

Como si no tuviera suficiente edad como para elegir con quién habla y con quien no, se quejaba mentalmente nuestra detective. Ahora tendrá que esperar una hora ahí, no acostumbra para nada tomar ni fumar pero es algo que se permite hacer en un momento así, lo hace recargada en la barra sin mirar a su alrededor.

-Hola... Te ves muy ruda. ¿Realmente eres así o sólo finges? -¿Hola? -se voltea para ver a la chica que le habla y respondió automáticamente al traer a su mente el comentario de Edmundo-. No hablo con extraños.
-Bien, me llamo Jackie, soy la damisela en peligro que salvaste anoche -sonríe victoriosa.
-Yo... -quedó estupefacta porque no la reconoció. Pero se apacigua rápidamente.
-Si, no me recuerdas porque no había suficiente luz. Pero yo si te recuerdo, obviamente no me quedé porque a la policía no acudo ni por muerta.
-No me interesa. Ya puedes irte.
-Claro que te interesa, me salvaste la vida, ése tipo iba a matarme... Yo..., pago las dos siguientes.

La chica pide dos rondas más para nuestra detective, se echa de un golpe las suyas y se va. En toda la mini charla no volteó a verla a los ojos, no quiso que viera que se interesaba y se quedara a platicar más... Jenny comienza a sentirse observada, pide más cerveza y ahora lo que da vueltas en su cabeza es que se largará a Phoenix sin poder evitarlo pero después de todo es su trabajo, aunque no quiere irse. Por fin se enfada, si hay alguien viéndola desea averiguarlo así que se gira en su asiento para echar una ojeada al lugar y ahí está, la chica de las dos rondas, la "damisela salvada". La mira, nuestra detective se pregunta qué tendrá encima como para ser observada tanto. Se levanta para ir a preguntarle cuando llega Edmundo y la toma del brazo.

-Hola nena, perdón por tardar mi cielo, un idiota de moto se me dejó ir al auto y ya te imaginarás el relajo que se hizo, pero, ¿ya te ibas?
-Claro -sigue mirando a la chica, la cual le observa también, sonríe y hace salud hacia nuestra detective con su bebida.
-Llamando a Jenny a tierra, llamando a Jenny a tierra.
-¿Qué dices?
-¿En qué piensas?, corrección, ¿a quién ves? -sigue la dirección de su vista-. ¿O sea que ya le echaste los perros a ella eh?
-Yo no le echo los perros a nadie no seas idiota -se voltea.
-Claro, por eso estás tan amargada.
-Es mentira.
-Si mira -él le hace cosquillas y ella lo golpea-. Auch, ¿ves?
-Hoy no ando de humor.
-Nunca lo andas.
-Esa chica es la que salvé anoche.
-¿Y cómo lo sabes?
-Porque vino y me lo dijo.
-Vaya, qué atrevida. ¿Y ya la interrogaste mujer maravilla?
-Ya no importa, no le dieron mucho interés al caso. Ella escapó y no hay manera de encontrarla, lo dije en la jefatura.
-Pero ella está aquí, a unos cuantos metros.
-Así es y tú no sabes nada, ¿entendido?
-A la orden mi generala -hace un saludo militar.
-No soy general y no soy del ejército, así que cálmate.
-Ya va... Entonces qué, ¿la invitamos con nosotros? No te ha quitado la mirada de encima.
-¡Deja de verla tonto! Ya estuvo aquí, ya se presentó, no necesito más, a parte no vine a que ligaras, es algo importante.
-No seré yo quien ligue si no tú y claro, tú citándome en un lugar así...
-Necesito unos buenos tragos hasta perder la conciencia.
-Seguro, pero pudimos comprar algo y estar en tu casa.
-Bueno, tampoco quiero estar allá, mi mente me atormentará y...
-Si, si. Pero en cuanto se te suba te sacaré de aquí, ¿promesa?
-Promesa, no me opondré.
-Ahora cuéntame.
-Hablé con Carl, o Carl habló conmigo, como sea. Me dijo que soy un muy buen elemento, y que me han dado traslado a Phoenix, que hay... bah, que me necesitan allá, ¿qué no tienen personal capaz o qué?
-Tranquila nena encontraremos una solución, ¿cuándo debes irte?
-En un mes. Pero para entonces estaré muerta.
-No me digas que vas a suicidarte porque no eres así.
-No seas tonto, me arriesgaré en más casos, así no saldré viva y no podrán trasladarme.
-No seas tan extremista. Algo se nos ocurrirá. Deja voy al baño, pide por mi, no tardo.

Ahora si pide algo de comer, está muy hambrienta ya, con eso de que tardó mucho en llegar Edmundo... Siente que alguien se acerca.

-Hola otra vez.
-Hola.
-Qué bien, ahora ya no soy una extraña.
-¿Puedo ayudarte en algo?
-Eres muy mala policía.
-No me conoces.
-Ningún policía evitaría a una testigo de un caso.
-No eres testigo de nada.
-Pero soy la víctima. Normalmente no dejan ir a las víctimas y...
-El caso está cerrado. Y no te preocupes por aquél tipo, no volverás a verlo en toda tu vida. En todo caso, ¿no fuiste tú quien huyó?
-¿Te dio batalla no es cierto?
-No te interesa.
-¿Te lastimó? -insiste la damisela.
- No sabía que eran amigos. ¿Acaso te importa?
-Es que me gustas.
-¿Qué clase de maldita broma es esta?
-No es ninguna broma, lo digo en serio.
-¿Te enamoras de tus policías salvadoras?
-Dije que me gustas no que me enamoré. Eres tan arrogante.
-Así es, ahora vete.
-No.
-No te estoy preguntando si quieres irte.
-No te estoy preguntando si quieres que me vaya.
-No te estoy preguntando sobre que te vayas.
-Pero yo sí estoy haciendo que respondas mis preguntas.
-No estoy respondiendo tus preguntas.
-Pero sí estoy haciendo que me sigas respondiendo y a fin de cuentas gano. Jaque –sonreía airosa con ligera agitación.

Delito no evidenteWhere stories live. Discover now