Una pelea, un temblor

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(Toc, toc).

–Ahora estoy ocupada –lo dice con voz fuerte para que no la molesten.
–Seguro, sobre todo tu siempre que estás aquí en tu oficina –entra Anne sin pedir permiso.
–¿Qué quieres Anne? –sigue caminando de un lado a otro mientras la cuestiona.
–Rayos, me pregunto si algún día en la vida te dará tan sólo una pizca de felicidad verme o el que venga a saludarte Jenny.
–Fácil, te quedas con la duda toda tu vida o dejas de venir a molestar.
–¿Tanto me odias?
–No es mi culpa que seas tan ensimosa y metiche Anne.
–Wow, no recuerdo que alguien jamás me hable así con tanto amor como tú –intenta sonar más sarcástica que dolida.
–Que padre, porque vienen más de estás ya que estaremos juntas por taaaanto tiempo.
–No tienes porqué mostrar tu incomodidad así.
–¿Por qué no? Éste es un país libre hasta donde sé. Además no sólo es incomodidad.
–Yo sólo quiero... ¡Cielos! ¿Tan malo es estar en mi compañía y que yo quiera estar en la tuya?
–Mira Anne... –intenta defenderse nuestra agente pero es interrumpida.
–Calla ya, eres una maldita egoísta –se acerca con rapidez y toma por la fuerza a nuestra detective.
–¿Qué demonios te pasa?
–He vivido enamorada de ti durante estos tres años y ya me cansé de ser sólo tu sombra y que ni siquiera te percates que existo.

Ha empujado Anne a Jenny contra el escritorio dejando perpleja a nuestra detective por su comportamiento tan extraño, en realidad Jenny no tiene cabeza para estas cosas en este momento, pero se extraña por lo que está haciendo Anne y quiere ver de qué es capaz.
Anne no hace nada, solamente se ha recargado en nuestra agente, dejando su pierna derecha entre las dos piernas de Jenny. Nuestra detective se aburre.

–Quítate Anne.

Nuestra detective intenta safarse pero en eso Anne la toma aún con más fuerza inclinándose hacia nuestra agente e impidiéndole moverse. Jenny está asombrada por el acto, está también un poco nerviosa, no teme, pero es una sensación extraña que no alcanza a descifrar, ahora está tan confundida que no sabe si en realidad le está gustando. Intenta safarse por segunda vez para comprobarlo y Anne igualmente le impide cualquier escape. Anne parece muy cansada, tiene la cabeza gacha a la altura del pecho de Jenny como si no soportara estar en esa posición por mucho tiempo, nuestra detective se mueve pero para su sorpresa Anne sigue defendiendo su posición. Cree que tal vez sea conveniente decirle algo a Anne.

–No tienes porqué hacer esto –le suelta Jenny.
–Si, si tengo que –lo dice ya llorando.

Entonces Jenny comprende por qué su lenguaje dice que parece estar cansada cuando en realidad está abatida.
Eso le causa ternura a Jenny, y no puede evitarlo ahora, relaja su cuerpo inconscientemente dejándose de cualquier cosa que Anne quiera hacerle. Abraza a Anne como puede, pero ésta ya no se deja, mantiene con fuerza a Jenny sin darle oportunidad de movimientos. Eso le extraña aún más a nuestra detective y se siente tan mal por Anne, quiere abrazarla pero ésta no se deja, entonces decide pelear por un abrazo, ambas forcejean.

–¡Sólo quiero abrazarte Anne!

En realidad pelean sin golpes, pero no evitan lastimarse sin querer, chocan varias veces con el escritorio, y por la fuerza de ambas golpean contra la pared, hacen uso de sus brazos y piernas y es tanto el dolor de Anne que a Jenny también le duele y al usar aún más fuerza caen al suelo. Anne no deja de mantener su distancia de Jenny, las dos se quejan de dolor, Anne rompe a llorar y nuestra detective gana la contienda, pero no es algo que quiera celebrar, se lamenta que las cosas se den así y no se refiere a la pelea de hace unos segundos. Quedan abrazadas por mucho tiempo, Anne se ha quedado dormida, nuestra agente sabe que no es el lugar y agradece que nadie haya hecho caso del temblor que seguro se ha dado en su oficina. Agradece también que ha sido tan antisocial y tirana y autoritaria que nadie se acerca a su oficina sin una buena razón.

Ha pasado tal vez una hora, tal vez más, nuestra detective no lo sabe, no ha estado contando el tiempo, se le ha ido volando con el hecho de estar acostada en el suelo con Anne durmiendo sobre su brazo, eso es extraño, no recuerda haber dormido así con nadie, ni siquiera se había imaginado poder ofrecer su brazo como almohada, ¿cómo no se le había ocurrido? No puede evitar sentirse tranquila y despreocupada. Siempre rechazó a Anne de cualquier manera.

Se le ha dormido el brazo, piensa que tal vez después de todo no es tan bonito dormir así, se ha despertado por la sensación del brazo adormecido, se quedó dormida sin saber en qué momento ni por cuánto tiempo, pero se siente perezosa. Anne se mueve por igual, el cuerpo les duele a ambas por haber tomado sus siesta a ras del suelo.

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