Compromiso

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—Ahí está el restarurante Roseta.
—Estoy nervioso —dice Edmundo con emoción.
—Vamos.

—¿Cuántas veces va que le llamas?
—Cinco.
—Podemos pedir algo mientras esperamos.
—Claro.

La tristeza se notaba en la voz de Edmundo. Nuestra detective quería hacer algo para alegrarlo pero en sus intentos no pudo.

—¿Cuántas llamadas van ahora?
—Veintiún llamadas...
—Tal vez le surgió alguna emergencia en el trabajo.
—Y ahora lo defiendes.
—Lo siento Ed, termina de comer y vamos por una soda de cereza como antes.
—Seguro.

Suena el celular de Ed y abre el mensaje: "Disculpa por no asistir, encontraron una chica en las fuentes del Bellagio, disfruten la comida".

—Te lo dije Ed.
—Dos horas luego que quedamos y cuando ya se le acabó su tiempo libre,pudo avisar antes.
—Sus r...
—Déjalo, me voy al trabajo.
—¿Y la soda de cereza?
—Para otro día, toma yo invito.

Deja dinero a Jenny y se va del lugar dejando a nuestra detective sorprendida y acongojada por él.

—Infeliz.
—¿Disculpe señorita? —pregunta el mesero sacando a nuestra detective de sus cavilaciones.
—Nada, puede retirar esto —señala lo que ha dejado Edmundo—. ¿Puede subirle un poco al televisor por favor?
—Claro.

"Estamos desde una de las visitas turísticas donde la policía ha encontrado el cuerpo de una mujer de entre los treinta o cuarenta años, la policía se niega a darnos información pero a lo que hemos podido comprobar tal parece que es una prostituta dando como supuesto que el asesino de prostitutas ha vuelto a operar en la ciudad..."

—Infeliz de mierda —escupe nuestra detective al salir del lugar.

—¿Norris? Me urge que vengas a la ciudad volando si es necesario, no puedo esperar mucho. Avísame cuando llegues.

(Suena el teléfono)

—Carl, ¿qué se te ofrece?... No puedo esta noche tengo planes con Jenny... Otro día... Si necesitas comprar zapatos para ir a una fiesta puedes ir a comprarlos solo... ¿Tan importante como una comida los tres juntos? Jenny estaba arrepentida y quiso compensarlo, tú no llegaste... Me importa poco que hayan encontrado una mujer muerta en una fuente o en el plato de tu sopa... ¿Cómo que volvió?... ¿Estás seguro? ¿Qué teoría?... Esta bien te espero al salir a las siete.

—¡Maldita sea Edmundo responde!
—Jenny deberías calmarte un poco y así podemos pensar...
—¿Calmarme? ¿Me jodes verdad? Llevo cincuenta llamadas y no responde, su celular recibe las llamadas y nadie contesta y ¡debería estar aquí hace tres horas!
—¿Sabes a dónde pudo ir?
—No, íbamos a tomarnos una soda, ¡maldita sea Edmundo! No me hagas esto, no tu...

Nuestra detective se deja caer al sofá y Norris intenta consolarla en vano. Ambas hacen un recorrido de lo vivido durante el día y de los lugares que frecuenta Edmundo para comenzar por ahí. Jenny marca a Dan para avisarle y que esté atento a lo que él se ofrece a acompañarlas. Una vez se ponen sus chaquetas Jenny se detiene en seco.

—¿Se nos olvida algo?
—No he marcado a Carl.
—Claro, son novios podría estar con él es lógico.
—No son novios, no está con él pero sé que sabe dónde está.
—¿Qué?

Nuestra detective marca al teléfono de Carl y éste responde a la segunda llamada. Ella pregunta y lo que Carl le responde le parece estúpido.

—Al parecer asaltaron a Carl mientras le pedía a Ed que se casaran, golpearon a Carl en la nuca y cuando despertó estaba en el puente del siglo IX sin zapatos y sin cartera. Ahora está ocupado con otra muerta en la calle Fremont.
—¿Ahora a las diez de la noche? —interrumpe Norris.
—Los asesinos no tienen horario, le he dicho que voy para allá a verlo y se ha negado excusándose de su trabajo y que no estoy en el caso como para aparecerme. Su maldito novio está desaparecido y resulta que es un buen oficial de la ciudad ocupado en un caso que él mismo abandonó, ¡patrañas! Tiene que darme la cara el infeliz...
—¡Espera Jenny!
—Tú me ayudarás a torturarlo para que hable.
—Yo no torturó Jenny, soy detective —expresa Norris con miedo.
—Me torturaste a mí —le reclama.
—Sólo fueron trucos sacados de una película, confiaba en que surgieran efecto y...
—Y usarás esos mismos trucos con él.
—Ya es tarde podemos buscarlo mañana.
—¿Y esperar a que lo mate? No. Ya cometí el mismo error dos veces.
—¿Hablas del mismo asesino?
—Creo que sí.

Para mala suerte de nuestra detective, Carl no estaba con ningún oficial. Nadie sabía dónde estaba y Jenny con ayuda de Norris movió contactos para dar con su paradero. A la media noche fue cuando consiguió una pista sobre donde podría estar...

Delito no evidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora