Arrebato

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La manera en que la chica se movía sorprendía en demasía a nuestra detective, la dejaba maravillada por la manera en que la tocaba, lograba hacerla gemir de placer, tomaba sin pedir toda su atención dejando la realidad demasiado lejos, la llevaba a donde de otra manera jamás hubiera podido ir sola. Jenny intentó en muchas ocasiones quedar sobre su invitada, pero ella de una forma u otra lo impedía, le daba placer como si eso fuera el único propósito de su invitada. Jenny se dio cuenta también cómo temblaba al proporcionarle caricias, cada vez que recorría sus manos por sus pechos, por su estómago y sus piernas, lo hacía de manera suave y lenta, con aparente inexperiencia, pero al hacerlo ya más profundo lo hacía con la palabra experiencia escrita en la frente. No había tenido sexo de esta manera. Al percatarse Jenny que su invitada era más activa que nada, usó su fuerza para obligarle a recibir, la sometió tanto como pudo, pero su invitada no ocultaba su incomodidad por recibir placer.

-¿Sucede algo? -pregunta nuestra detective.

-Si -responde jadeante.

-¿Qué pasa? -agrega Jenny.

-No... Yo no... ¿Me dejas hacerlo a mi manera? -es todo lo que dice.

-Claro -responde Jenny curiosa.

En las siguientes horas es la invitada quien lleva el control, no necesita decirle a nuestra detective lo que debe hacer pues lo hace con facilidad, la manera en que la toca, en que la toma, en que la hace girar, sabe lo que Jenny quiere, lo que necesita.

-Perdón, me corrijo, no quiero que sea tan "fácil".

-¿Tan fácil? -expresa Jenny confusa.

-Es decir...

-¿Te sientes bien?

-Sí, no... Yo.

-Bien, no continuaré hasta que hablemos.

-¿De dónde viene ése interés? -se espanta la invitada.

-No es ningún interés. ¿Realmente quieres que hagamos esto?

-Claro que sí, lo deseo.

-Bien, entonces toca a mi manera.

Nuestra detective aprovecha el momento de sorpresa y descuido y somete a su chica pero no se hace esperar, la toma con fuerza, tiene delicadeza con ella pero es intensa al hacerlo. La pone boca arriba con las piernas abiertas, con una mano la sujeta de la cintura y con la otra acaricia su cara, la besa con pasión, descargando su excitación sobre ella. La chica intenta tomar control pero esta vez Jenny no la deja, besa cada parte de su cuerpo para mantenerla quieta, ambas respiran aceleradamente pero Jenny no se detiene, le gusta el juego que lleva. Pasa de sus labios a su cuello, recorre su pecho bajando por el estómago, la besa con detenimiento esperando las reacciones de ella, baja poco a poco hasta su entrepierna, pero no se detiene, sólo lo hace con calma, tranquila, disfrutando más que nada de la reacción ante sus caricias y besos, ésta por el contrario sufre, de placer pero eso no quita la desesperación que siente. Su trabajo siempre ha sido ver por las demás y no que vean por ella, encargándose de servir más no ser servida. Por fin una vez que le suplica a Jenny que pare con su tortura, ésta deja de jugar con la damisela y le da placer al cien. Sus cuerpos se tensan para luego abandonarse a una completa relajación celestial. Quedan abrazadas entre las sábanas por un muy largo rato. La invitada teme arruinar el momento, no quiere dejar de abrazar a Jenny. Jenny por otro lado se preocupa porque su chica sólo haya llegado por sexo para luego irse, después de lo maravilloso que fue pasarlo con ella, por lo cual la abraza con fuerza, no recuerda si alguna vez en su vida se había sentido así, con tanta emoción y tranquilidad al estar con una persona. Y aún así no deja de pensar que ha sucedido demasiado rápido.

-Espero que ahora sí aceptes una taza de café -le invita Jenny.

-Claro, vendría bien en este momento. Prometo no romper la taza.

-Puedes quedarte todo el tiempo que gustes, estás en tu casa -dice nuestra detective asegurándose que su chica se quede lo más posible.

-Si no te incomoda...

-Mientras no rompas más tazas... -ambas se sonríen.

-Me parece bien.

-¿Gustas un cigarro? -ofrece Jenny.

-No gracias, no fumo.

-¿En serio? Bien, una niña sana.

-Ya te dije que no soy una niña.

-Para mí lo eres, y así me gusta.

-¿Así te gusta o así te gusto?

-¿Puedo escoger las dos? -se aventura nuestra detective a decir.

La invitada se sonroja, a Jenny le agrada mucho esa reacción, se percata que lo de ambas no es sólo algo físico. La damisela se da cuenta del cortejo, se tranquiliza al ver que Jenny no la echará de su casa, así es que procura portarse bien y dar la mejor impresión posible a nuestra detective.

-¿Hay algo que te guste hacer? -pregunta Jenny.

-¿Cómo qué?

-Algún pasatiempo por ejemplo.

-Creo que no.

-¿Cómo puedes no tener ninguno? -suspira-, ¿entonces qué cosas haces en tu tiempo libre?

-No tengo idea, nada creo, ¿tú tienes algún pasatiempo?

-Este, supongo que no tampoco.

-Ves, no me reproches a mi.

-Cierto -dice Jenny sonriendo abiertamente.

-A mí no me lo parece.

-Te lo decía para hacer algo juntas.

-Bueno, podemos hacer lo que quieras, pero debo irme al anochecer.

-No, lo que yo quiera no, porque si no, no te irías de aquí.

Ese comentario hace sonrojar aún más a la damisela, lo cual comienza a parecerle lindo a nuestra detective, dejando la razón de lado Jenny se deja llevar.

-Me gusta cómo reaccionas -dice Jenny sonriendo.

-Tú me gustas -responde la chica.

-¿Ah sí, cuánto? -la reta Jenny mientras se acerca demasiado a su cara y la besa antes de que diga nada.

-Mucho, y estoy preocupada por eso -dice una vez Jenny se ha quitado.

-Sabes, tú también me has gustado, creo que eres maravillosa, sabes hacer las cosas muy bien -le guiña un ojo-, y también me preocupa, pero sólo un poco porque eres menor que yo, ¿quieres hablar de algo?

-Sí, no soy como cualquier otra chica.

-Mientras no seas un zombi, una bruja, una asesina o delincuente, o así como que tengas algún problema mental, supongo que está bien -bromea Jenny.

Delito no evidenteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora