¡Oh, sorpresa!

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Al volver a casa ambos van muy callados. Se vuelve a sentir ése silencio incómodo que muy rara vez llegó a invadirlos en su amistad.

—¿Quieres un poco de café? —le ofrece Edmundo.
—Ya no es mi bebida preferida, gracias —niega Jenny, la expresión de confusión de Ed la hace explicarse—, ¿recuerdas la vez que estuve en la cocina y lo de la taza de café con Carol?
—Ya recuerdo.
—Si bueno...
—Lo siento.
—No te preocupes, sólo cero café a partir de ahora.

Ambos se dirigen a la sala y toman asiento.

—Bien, luego que te fuiste Carl y yo tuvimos ciertas ocasiones en que hablábamos... Creo que fue el destino sabes...
—¿De qué diablos hablas? —lo interrumpe Jenny.
—Anda no seas dura, ya te lo había comentado.
—Ed entonces me encontraba muy mal y no razoné las cosas, creí que era no sé, un desliz, una fantasía, un sueño mío, un algo...
—Carl y yo estamos saliendo.

Un silencio pone a ambos en una desesperación incómoda.

—Él no es gay.
—Sí que lo es, me ha contado mucho de su vida, sólo vivía en el closet.
—Se casó.
—En algún momento de su vida si pero ya sabes eso de taparle el ojo al macho...
—¿Te ama?
—Vamos poco a poco, es complicado para él. No seas dura.
—Él no es gay —repite ella.

Nuestra detective está pasmada, tal noticia no le ha caído nada bien. Y Edmundo avergonzado no sabe qué decir ya que sus expectativas eran otras.

—Entonces van en serio —dice como para sí misma.
—Muy en serio —responde Ed muy alegre.
—Me daré un baño, ya es tarde y quiero descansar.
—Claro, cualquier cosa que necesites me llamas. Oye Jenny, promete que hablaremos esto mañana, es muy importante para mí.
—¿Por qué él Ed? —se detiene Jenny en seco.
—Era tu jefe, creí que te vendría bien la noticia, se supo...
—Tendrías algún otro pretendiente, eres guapo.
—Las cosas sucedieron así y pues con el último no se dió, no puedes mandarle al corazón.
—Vamos Ed, déjate de niñerías.
—Es la verdad, ¿qué quieres que te diga?
—La verdad —responde tajante nuestra detective.
—Carl estaba muy desesperado y necesitaba hablar con alguien, en ése entonces necesitaba cerrar datos de ti y el único que sabía cosas era yo y así fue como empezamos a hablar.
—¿Y tu chico?
—¿Cuál?
—El último.
—Con Carl se dió más rápido y más seguro, fui honesto con "mi chico".
—Dime todo sobre él.
—¿Sobre Dan? No, olvídalo.
—Ed...
—Sólo si le das una oportunidad a Carl, tienes que conocer esta parte linda de él.
—Lo haré Ed, por ti, por mí. Pero dime cómo contacto a Dan.
—¿Para qué?
—Quiero tener un novio gay.
—Qué estupidez.
—Como tu relación con Carl.
—¿Estás celosa? Tu mejor amigo se te va, es comprensible. Además Dan y tú no son compatibles.

Nuestra detective sólo estira la mano para que Edmundo le dé lo que ha pedido, éste le da los datos para que pueda contactar con Dan y se pregunta por qué se ha obsesionado tanto en eso nuestra detective. Se va molesto a su cuarto a intentar descansar luego de la disputa que han tenido. Por otro lado la ducha le ayuda a Jenny a despejarse de la reciente información que ha recibido. Le duele todo el cuerpo y más aún, le duele el pecho. Sin embargo sabe que no dormirá, tiene que atar los cabos sueltos. Hay algo que no concuerda. Ella está muy segura de la orientación de Carl por sus comportamientos a diario cuando trabajaban juntos, sabe que si Carl fuese gay, ella se habría dado cuenta hace mucho o tal vez desde el primer día. Ella iba a averiguar lo que estaba pasando.

—Hola, ¿Dan? Necesito hablar contigo, sé que es muy tarde pero es urgente... ¿Mañana a primera hora?... Te explico todo cuando nos veamos, es sobre Ed... Él está bien no te preocupes... Te lo agradezco... Nos vemos entonces.

Y así regresa nuevamente nuestra detective a sus días de antaño cuando solía quedarse despierta hasta tarde o no dormir nada cuando trabajaba en esa ciudad...

Delito no evidenteKde žijí příběhy. Začni objevovat