Un mal té

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Norris lleva a nuestra detective al hospital más cercano de donde se encuentran. La lleva a emergencias y las atienden pronto. Un doctor alto y fornido se acerca y se hace cargo de Jenny, las recibe muy amablemente y les regala una sonrisa coqueta en cuanto las ve. Toma a Jenny del brazo sano y Norris sonríe al suelo en cuanto se van. El doctor lleva a Jenny a su consultorio para revisarla y hacerle preguntas.
Después del diagnóstico y las horas que tardan en reacomodarle el hombro, recetarle medicamento y ponerle férula, el doctor se queda con Jenny para explicarle el tratamiento.

-Es necesario que venga dentro de dos semanas para quitarle la férula, de igual manera se quedará una semana extra descansando.
-Háblame de tú por favor, no me gusta que me llamen por usted. Me siento vieja.
-Claro, señorita, lamento si la ofendí. Perdón, te repito que debes seguir el tratamiento que he estado explicando para que sanes pronto. No fue grave pero debes tomar precauciones.
-Seguro que lo haré. Estaré haciendo nada durante mucho tiempo y es un infierno.
-¿Así que te gusta el trabajo?
-Como no tiene idea doctor. Ahora, ¿puedo retirarme ya?
-Sí, no olvides tus papeles y espero no ser indiscreto pero, ¿cómo se llama tu amiga?
-Que bueno que no es conmigo.
-¿Disculpa?
-Eres muy coqueto en tus ademanes. Te conseguiré una cita si te parece, pero luego.

Jenny sale del consultorio dirigiéndose a la salida y dejando al doctor galán perplejo, él reacciona rápido y la sigue.

-Te escolto a la salida -le dice a Jenny.
-Ya la conozco pero gracias.

Norris se levanta de su asiento al ver llegar a Jenny.

-Vámonos -le dice a Norris.
-Disculpen señoritas, ¿puedo saber sus nombres?
-El mío ya lo sabe doctor -le dice Jenny conteniendo la risa.
-Hasta pronto -agrega él y alzando la mano al verlas salir.
-¿Qué le pasa a ése tipo? ¿No le fue suficiente tenerte ahí metida por horas? -dice Norris molesta.
-Sólo fueron dos horas además le gustaste, ¿qué culpa tengo yo?
-¡¿Qué?! Creí que te coqueteaba a ti. O eso parecía.
-Para nada, me ha preguntado por ti.
-¿Y por qué sonríes? ¿Te parece gracioso?
-Sí, le he dicho que les conseguiría una cita a ambos.
-¡Estás loca! -enfurece Norris-, te llevaré a comer.
-Oh no, ya hiciste suficiente por mí.

Se detiene Jenny antes de subir al carro y le señala con la mirada su hombro. Norris traga saliva y le abre la puerta a nuestra detective.

-Igual te llevaré -dice mientras sube al auto.
-No quiero estar contigo después de lo que me hiciste.
-Pues lástima por ti Jenny porque desde ahora no te dejaré. Te voy a cuidar. Y Sabes, fue fácil, esa caída me dejó fácil las cosas. El haberte lastimado así, no hice mucha fuerza para lastimarte el hombro aún más.
-No te pregunté -espeta Jenny mirando a través de la ventana del auto.
-Muéstrame tu radiografía.
-¿Qué, eres enfermera?
-Deja de hacer berrinche y muéstramela.
-Maldita sea Norris, no hago berrinche, deja de tratarme como si fuera una adolescente.
-Me gusta tratarte así.

Norris lleva a Jenny a cenar, aún en contra de la voluntad de nuestra detective. Para mala suerte de Jenny, Norris le ayuda a hacer muchas cosas pues ahora tiene un brazo que no puede usar durante un mes.

Luego de la cena y de estar menos molesta Jenny al llegar a casa se dirige a la cama.

-Ya cenamos, ya te puedes ir.
-Oye, espera, ¿acaso no me invitarás una taza de café?

En ese instante nuestra detective recuerda el momento en que estaba con Carol en la cocina y la taza de café que cayó al suelo.

-Jenny, ¿dije algo malo?
-No existen las tazas de café, sólo las tazas donde servir café -explica Jenny saliendo de su recuerdo.

Aquel recuerdo le despertó un dolor en el estómago, o tal vez la comida le cayó mal. Se tambalea por el mareo que la invadía. Norris se acerca rápido tomándola por la cintura y la sienta en el sofá.

-Te haré un té.
-De manzanilla, está en la alacena por favor.

...

Jenny despierta con un mareo peor. Esta realmente agotada, respira con dificultad.

-Tranquila, son los efectos, no te pasará nada.

Jenny advierte la voz de Norris y levanta la vista en su dirección. Se encuentra sentada en una silla de madera tomada de la cocina, con las piernas cruzadas y un perfil misterioso. Nuestra detective observa una revista en las manos, se asombra y en sus cejas se observa la sorpresa pues ella no tiene ése tipo de lecturas.

-Fui a comprar unas cosas.

Jenny se da cuenta que está atada de la cintura y la mano que tiene libre. El asombro que tiene Jenny es más notorio aún a lo que Norris se apresura a explicar.

-Es tarde, pasa de la media noche. Tengo que confesar que te di una dosis ligera de un somnífero en tu té. Te traje a la cama y fui a comprar unas cosas que necesito para esta noche y hasta el amanecer.
-De que rayos hablas -la interrumpe Jenny.
-Eres una mujer única. Jamás me había interesado tan intensamente por alguien. En mis diez años sin relaciones románticas me han llovido hombres y mujeres, claro más hombres, pero nadie despertó en mí un interés por saber de su vida como lo has hecho tú.
-Yo no he hecho nada, no tienes porqué atarme.
-Claro que si tengo. He estado observándote todas estas semanas. Es obvio que no hablaras por ti misma. Entonces, te ayudaré con tus demonios. Jamás en mi vida he hecho esto.
-Diré al jefe que has sido tú quien me ha falseado.
-No, sabes que no lo harás. En todo caso me hubieses amenazado antes.
-No te diré nada de mí.
-Eso ya lo veremos -le manda un beso a Jenny por aire-, esta noche, no vamos a dormir.

Delito no evidenteحيث تعيش القصص. اكتشف الآن