Bonito

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-No creo que te cause gracia una vez que te diga.
-Ya vamos, no le des tanta vuelta -se desespera Jenny.
-Lo digo por mi trabajo, a lo que me dedico.
-¿Y bien? -le incita a hablar.

El teléfono suena e interrumpe a ambas por lo cual nuestra detective contesta irritada.

-¿Diga?... Si... No.... Sabes que no hoy trabajo... No importa, no me siento bien para ir... Deja de molestar... Estoy muy ocupada... Pues descansando... ¡Ah!
-Acabas de colgar -le dice sorprendida.
-Así es, gente importona, detesto eso.
-Si hay algo que debas arreglar...
-No, estoy muy ocupada aquí, contigo.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por regalarme un poco de tu tiempo.
-Es un placer, tú también me das del tuyo así es que no agradezcas -dice Jenny sonriendo.
-Este, tengo hambre -dice su invitada olvidando el tema del trabajo.
-Claro, ¿a dónde quieres ir a comer?
-¿No cocinas?
-Normalmente no, no soy una mujer de casa.
-¡Ya sé qué quiero que hagamos! -se apresura a decir su invitada con tal de no salir.
-Bien, dilo.
-¡Clases de cocina!
-¿Qué? Estás mal niña. Ya te dije que no cocino.
-Oh vamos, quisiera aprender.
-¿Para quién se supone que son las clases entonces? ¿Y quién enseñará a cocinar si ninguna de las dos sabemos?
-Eso será lo divertido -dice Carol ganando la conversación.
-Está bien -se rinde Jenny ante la mirada angelical de Carol-, ahora habrá que comprar... Cosas.
-Seguro, de eso me encargo yo, ¿puedo hacer una llamada?
-Adelante.

-¿Ani? Hola, soy Carol, quiero pedirte un favor muy grande... Si... Te contaré bien cuando te vea... Claro... Pues necesito que me ayudes con unas compras, más bien a hacer una lista de compras... De comida... Sin preguntas por ahora... Anda.... No sé, para preparar algún platillo... Este, no... ¿Vas a ayudarme o no?... Si, está bien... Permíteme... Listo... Si, ajá, si, bueno, ¿eso cómo se consigue?... Ya, ya... Bien, pues muchas gracias, te debo una... Si, si, te debo muchas. Bueno, cuídate.
-¿Todo bien? -pregunta Jenny.
-Si, hablé con mi mejor amiga, me ha pasado los ingredientes de tres platillos.
-Perfecto, vamos a comprarlos.
-Si, bueno, pero yo decido dónde comprarlos, es en las afueras de.... ¿Por qué me miras así? No voy a llevarte a ningún lugar peligroso, sólo que ahí dan bien las cosas, baratas y, nadie conoce a nadie...
-¿Tiene relación con tu trabajo?
-Si...
-Bien, por ahora no pregunto porque tengo hambre y hay mucho qué hacer.

Ambas se dirigen a lo que parece un centro comercial, pero más bien clandestino, aunque nada en realidad sea ilegal. Por ahora van en el auto de Jenny, sin decir palabra alguna, el instante no es para nada incómodo, es de aquellos que conoces a una persona y no hay necesidad de emitir palabras pues el ambiente se siente tan tranquilo, pueden permanecer mucho rato con el goce de sus existencias simplemente.

-Oye, ¿qué música escuchas? -dice Carol animada.
-Oh nena, no escucho música.
-Lo siento.
-¿Por qué?
-Por mi impertinencia.
-No lo fue, no te preocupes.

A pesar de que nuestra detective le ha respondido con una sonrisa, Carol mira hacia la ventana con aire de tristeza.

-Señorita Carol, ¿cuál es su canción favorita?
-No lo sé, ninguna en realidad, hay tantas...
-¿Falta mucho? -dice Jenny buscando cómo animar a Carol.
-Como veinte minutos.
-Bien, suficiente para escuchar a tus grupos favoritos.

Carol se gira hacia Jenny, piensa unos segundos y sonríe.
-Me gusta Chandelier de Sia.
-Perfecto, no la conozco pero voy a buscarla -su comentario hace sonreír a Carol.

Jenny busca la canción desde su IPhone y lo conecta al estéreo del auto. Entonces la escucha atentamente, nota cómo se le sube el ánimo a Carol y eso le provoca alegría.

-Aquí es.
-Muy bien.
-Puedes estacionarlo por ahí...

Ambas buscan los ingredientes de la lista. Tan rápido como pueden, en cuanto compran todo vuelven a casa para preparar su comida. Entran pronto a la cocina pues el hambre no quiere esperar.

-Es interesante que una canción despierte emociones en una persona.
-¿Por qué lo dices?
-He estado observándote Carol, te ves linda por cierto.
-Gracias, y si algún día te decides a escuchar música créeme que también despertará emociones en ti y te miraré y te diré lo linda que te ves.
-Si, no dudo, es por eso que no escucho música de cualquier modo.
-Pues conmigo te acostumbrarás.
-¿Oh si? ¿Eso es una amenaza?
-Claro que no -ríe Carol-, mira, busca la de Bhirtday de Katy Perry, buena canción mientras cocinamos.
-Pero no es el cumpleaños de nadie, ¿o es el tuyo?
-No tiene que ser cumpleaños de nadie para que uno quiera ser feliz o para que uno quiera dar regalos o comer pastel o dar abrazos o...
-Está bien, ya entendí, ya entendí. ¿A todo volumen?
-Por favor -dice Carol sonriendo de oreja a oreja.

Sus artes culinarias no son para nada agraciadas por lo cual la comida no es prometedora, ambas juegan con la comida y entre ratos Jenny logra robar varios besos a Carol. En un rato que se descuida Jenny, Carol se deja ir contra ella, chocan con la pared, tienen las manos llenas de aceite y de salsa, Carol sube sus manos al cuello de Jenny sin mancharla, la besa desquitándose de los besos robados, Jenny la toma por la cintura cuidando no ensuciarla... Al final deciden pedir pizza, pues la comida no les quedó nada bien. Por suerte juegan ajedrez para apaliar el aburrimiento una vez que terminaron de comer. Buena idea que se le ocurrió a Carol por comprar el juego.

-Jaque mate -dice Carol victoriosa.
-Tramposa.
-Soy buena aprendiendo.
-Ya me doy cuenta, espero que hayas aprendido hoy suficiente para que la próxima vez la comida te quede bien.
-No te burles que tú andas igual... Ya es hora de que me vaya -dice Carol con tristeza.
-Oh vamos, debes aprender a perder, es que, aún es temprano.
-Tengo cosas que hacer.
-Bueno, ya te llevo.
-¡No!... Es decir, quédate aquí, conozco la salida.
-No te dejaré ir sola.
-No por favor, vine sola, y sola me retiro, no te molestes.

Jenny no queda convencida, por lo cual, Carol usando su arte bien practicada, se pone frente a Jenny, se inclina en el sillón de manera provocativa, se sienta sobre Jenny con las piernas abiertas y la besa suavemente, procura quitarle el aliento, lo cual logra sin dificultad.

-Aquí quédate -le susurra en el oído y Jenny se estremece.

Carol se dirige hacia la puerta, el efecto funcionó pues Jenny ya no se mueve, comprendió que ése susurro fue una orden. Ya sólo ve a Carol salir de ahí.

-Te llamaré -dice Carol antes de irse.

Delito no evidenteWhere stories live. Discover now