6.

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Narra Nina.

Al bajar del taxi me quedé viendo la casa de mi madre durante un corto tiempo, aunque para mí fuera como años. El pasto que mamá mantenía verde y mojado ahora está seco y sin vida. Las flores que cuidaba con tanto cariño, ya no existen, solo un montón de ramas secas y tierra humeda. Mamá me dió las llaves de la casa cuando papá se había ido de la cocina. Era de suponer que no estaría soleado, aún no ha nevado como había dicho el taxista cuando veníamos de camino.

Nos dejo nuestras cosas en la entrada de casa y le pague dándole las gracias. Me di la vuelta para ver la casa de Ashley donde se podía escuchar música. No estaba lista para ir, tenía una cara que llegaba a espantar a cada mosca.

— Aquí hace mucho frío.- Dice Andy llegando a mi lado mirándome y yo miro hacia los alrededores asintiendo.

— Lo sé cielo, no estás acostumbrado a este clima.- Acarició su nuca.

— Y la gente no usa ropa de verano como nosotros.- Empieza a sacar conclusiones. Sonrío y le digo que me ayude a llevar las maletas adentro.

Ya le había dicho a Andy que trajera ropa no tan veraniega, él me dijo que había investigado por su computador que el clima era frío. En primavera suele ser caluroso, es como si estuvieras en el mismo desierto del Sahara. Cuando puse la llave en la cerradura contuve un jadeo. Cerré los ojos y di vuelta la llave, empuje lentamente al mismo tiempo que abría los ojos. Todo estaba oscuro, podían verse las siluetas de los objetos, como el sofá, la televisión tapada por una sábana blanca. Era como la primera vez que llegue aquí, las fotos colgadas en la pared, algunas mías, mamá, papá, los abuelos, y hasta las de Sally.

El suelo estaba lleno de polvo al igual que los muebles, me imagino que mamá se encargó de mandar a cubrir todo esto. La repisa de libros que yo y papá teníamos están al lado de la puerta de la cocina. Andy entró con una maleta y yo caminé a dentro con algo de inseguridad. Cerré la puerta inspeccionando el lugar detenidamente.

— Es grande.- Dice sorprendido, destapó la ventana y abre los ojos.- También un jardín de camino al bosque.- Cuando dijo esa palabra me acerqué a él a pasos largos.

— Hijo, sé que quieres ir a ese lugar, pero...- Me detengo al ver el bosque, mi mente divaga cuando él solía venir a verme o simplemente entraba.

— ¿Pero?.- Insiste.

— No puedes ir al bosque, es peligroso, hay osos aquí.- Miento desviando su mirada de curiosidad.

— ¿Osos? Pero mamá, yo ví en la página web que no habían osos.- A veces quiero pregúntame de dónde saqué este niño tan inteligente.

— No Andy, no vayas o de verdad me enfadare.- No siguió insistiendo, solo se encogió de hombros y camino hacia las escaleras con su bolso.- ¡Tu habitación es la más grande!.

— ¡¿Lo dices en serio?!.- Dice con voz eufórica y suelto una risa.

— ¡Claro que si, desempaca tu ropa, tenemos que ir a ver a unos amigos!.-

Empecé a quitar todas las sábanas, tenía que dejar limpio mañana. Me saque mis tacones dejándolos aún lado y seguí quitando las sábanas, cuando termine baje al sótano, prendí la luz, alumbraba solo una ampolleta, así que deje las sábanas en el suelo y camine de vuelta arriba.

Seguí con la maleta, subí las escaleras con algo de pesadez, estaba con mucha carga. Al llegar arriba recordé que cuando llegué casi llegué a sudar de lo pesada que estaba la maleta. Sonreí, la puerta de la habitación en donde dormían mis padres estaba Andy guardando la ropa en el armario.

Lo deje seguir y yo... Fui a mi habitación, abrí la puerta y un viento golpeo mi rostro. La ventana estaba abierta y al parecer era la una habitación que tenía luz, el viento la elevaba más alto.

¿Juntos, jeff? 3.Where stories live. Discover now