20.

90 33 0
                                    

Narra Nina.

Al abrir mis ojos, me sorprendí al ver que no estaba en mi cuarto. Recordé que Jeff dijo que había una casa cerca de aquí. El papel tapiz está destrozado. Estaba sentada sobre el colchón mirando hacia afuera, estaba nevando. Sonreí como una colegiala al pensar que me volví a dormir en sus brazos. Quite mi sonrisa al pensar que no estoy con Austin, que quizás estoy haciendo mal al estar con Jeff que fue la primera persona que ame, no es normal.

A mi lado hay un agujero gigante en la pared, como si una bola de remolque la habría derrumbado. En eso oigo que unos pasos se acercan, no sabía si podía ser Jeff o no. Puede que me haya tendido una trampa y Slender me haya venido a buscar. O no sé, estoy tan confunda sobre toda esa situación.

Al ver la cabellera negra de Jeff suelto un suspiro de alivio. Saco mi móvil del bolsillo para ver qué hora es, son las ocho de la mañana. Y Jeff dijo que me llevaría a su hija alrededor del día. Sin embargo, estoy aquí, con él. Jeff cruza el agujero y camina hacia a mi poniendo sus manos en sus bolsillos.

— ¿Dónde estabas?.- Se me ocurre preguntar.- Creí que te habías ido.

Frunce el ceño con una media sonrisa.- Estaba explorando el lugar.

Veo su ropa, tiene manchas de sangre, noto que está fresca y que tiene los dedos secos de tanta sangre. Aparte la mirada, Jeff no cambia. No puedo seguir con él a mí lado.

— Si, me di cuenta.- Me levanto. De re ojo veo a Jeff que se da cuenta y se sienta sobre la cama.

— No puedo evitarlo, soy así.

— Lo que hagas me da lo mismo Jeff, eso solo que... Es muy cruel.- Se me corta la voz, duele ver que a la persona que amaste es más que un asesino maniático. Y estoy aquí, como si fuera algo normal tener a tu lado a un sádico.

— No seas hostil conmigo Nina, no puedo cambiar lo que soy.- Es una buena forma de decir "Si no te gusta, te aguantas", me hubiese dolido.

— No tengo que perder más mi tiempo contigo, tengo que ir a ver a mi... Sobrino, y tú si quieres proteger a tu hija te recomiendo que lo hagas lo más rápido posible.- Me acomodo mi cabello.

— Que cargante eres mujer, despiertas soltando quejas sobre la persona que soy, que yo sepa, no es ninguna novedad que me veas así.- Señala su vestimenta. Claro que no lo es, pero es incómodo y yo no estoy acostumbrada a ver lo así. Nada es como antes.

— No quiero hablar más del tema.- Digo cortante.- Déjalo estar.

— Es que el problema lo hicisto tú, tú despertarte con la regla hecha mierda.- Se burla de mi el muy desgraciado. Pero, tiene razón, siento algo húmedo abajo. No he traído ni un puto tampón. Que asco, ojalá que Jeff no se de cuenta, aunque de alguna forma, lo ha hecho sin que yo lo admita.

— Necesito ir al baño.

— Que pena, las cañerías no funcionan, no hay un inodoro y la ducha está llena de hongos por si quieres saber.- Hago una mueca de asco y Jeff se ríe.

— Esto pasa por tener una pequeña excursión contigo a mitad de la noche.- Replicó mirando hacia afuera.

— No parecías quejarte anoche.- Dice divertido, pongo los ojos en blanco.

No, claro que no. Austin a veces me traía el desayuno a la cama diciéndome buenos días mi amor o puedo preparar algo para ti señora Brown. Jeff, no hace nada de eso, cuando despierto lo único que hago con él es discutir o reclamar.

— Creí que me llevarias a casa ¡No a una casa abandonada casi a la mitad del bosque!.

— Hay que agradecer que no hay neblina.- Sigue burlándose.

¿Juntos, jeff? 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora