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- Bueno, me voy a ir ya a mi habitación- dije bajando de sus piernas.
-No- dijo Bea, se puso de pie y me cogió de las manos.
- Si- dije mirándola a los ojos aunque se me iban sin querer a sus labios.

Bea acerco sus labios a los míos y me beso, su lengua inspecciono cada rincón de mi boca. Dejó de cogerme de las manos para cogerme de la cintura. Era un beso demasiado intenso para donde estábamos. Cuando ella metió sus manos en mi espalda y empezó a levantarme la camiseta sin querer, puse mis manos en su pecho y me aleje expulsando un gemido.

- Hasta ahora después- dije sonriendo, un poco todavía agitada.

Bea solamente me sonrió y asintió. Cogí mi bandeja y la coloque junto a las demás y me fui a mi habitación. Eran las 4, me quedaban un par de horas para la cita. Tenía en la cabeza a David, hacía mucho que no hablaba con él, y nuestra última conversación no fue muy buena... Este fin de semana, quizás mañana hable con él. Empecé a arreglarme para la cita. Tenía también que hablar con Perrie y Jesy, me estaba alejando de ellas y no quería, quizás haga una fiesta de pijama.

Fui a la puerta de mi ropero, era la casi novia de Bea, la chica más deseada de todo el internado... Sonreía como una tonta nada más recordar eso. Así que no tengo que ser cualquiera, tengo que vestir bien... Pintarme, tengo que dar buena impresión, aunque siempre la belleza de Bea me tapara. Mire entre mis cosas, mi madre me había echado conjuntos, como decirlo...Pijos. Así que rebusque a ver si encontraba algo, encontré muchas cosas... Pero no me atrevía a ponerme nada de eso, vi un vestido de flores pequeñitas y de colores muy suaves, luego cogí unos tacones- eran de Jesy- tono rosa pastel muy bonitos. Me fui al baño, me duche y me depile. Me seque el pelo y me puse el vestido, era de tirantas gordas y me llegaba hasta encima de las rodillas, era veige con flores rosas, azules, moradas, pero todos los colores eran tonos pasteles, muy suaves, luego tenía un lazo color beis que se ataba a la espalda.

Me lo coloque y me ate el lazo como pude. Fui al baño, tenía mi melena dorada lisa, busque unos lazos que tenía, encontré uno de color de los zapatos, pura suerte. Cogí los dos primeros mechones de mi pelo que tenía más cerca de las orejas y me los agarre con el lazo atrás. Me eche maquillaje, intentando recordar como lo había hecho Jesy. No me quedo demasiado mal, luego me puses las lentillas... Me veía rara, muy rara. Me puse los tacones y cogí una rebeca que abrigaba mucho, eché la llave en un bolsillo de la rebeca. Me miré por última vez en el espejo, me sonrojé al verme, esta no parecía yo. Eras las 6 menos cuarto, la esperaría abajo. Cuando iba ya por el ascensor, me llego un mensaje al móvil.

No puedo ir a recogerte, ve cerca del rio, te espero. – Bea.

¿En el rio? Sonreí como una tonta, era un sitio muy bonito para una... pareja. Todas las chicas se me quedaban mirando... Ellas también iban arregladas como yo. Cada vez que me miraban me ponía más roja. Temía llegar demasiado tarde pero no fue el caso, Bea estaba sentada, dándome la espalda mirando al rio. El sol se estaba empezando a esconder, por eso el cielo estaba empezando a tomar un color anaranjado. Bea se giró cuando oyó mis pasos en el césped, casi me mato por culpa de los tacones. Bea dudó si era yo, pero luego se levantó corriendo y vino hacía mí.

- ¿___?- dijo mirándome de arriba abajo.
- Hola- dije sonriendo.

Bea fue y me cogió la mano, evitó que me cayera.

- ¿Por qué vas así?

Bea iba con unos vaqueros negros y camiseta blanca con otra camisa a cuadros roja, simple, pero hermosa.

- Te mereces una chica que vista bien...- dije sonrojándome y mire al suelo.

Bea se rió.

- Cielo, tu eres hermosa con maquillaje o sin él, con gafas o sin gafas, con lo que lleves te ves hermosa.

Mi Alma Opuesta | Bea Miller y túWhere stories live. Discover now