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Noto la blanda cama en mi espalda, Bea quitando sus brazos de mi espalda y besándome el cuello. Me agarro del cuello de su sudadera y tiro de ella, Bea me ayuda y se la consigo sacar, me quita la mía quedando en pijamas.


- Anda que mira como me pediste matrimonio... En pijamas.

Ella empieza a subir por mi cuerpo.

- Si esto va bien, te lo volveré a pedir, lo sabes, en un bonito lugar... Todo será perfecto, aunque ahora solo puedo pensar estar entre tus piernas.

Bea pone sus manos en la camiseta de mi pijama, al tocar con sus manos frías mi barriga, me da un pequeño escalofrío y gimo, me quita impaciente la camiseta. Bea me está dando por el cuello y sus manos en mi espalda buscando el cierre de mi sujetador negro. Pero cuando lo encuentra en vez de desabrochármelo me coge de la cintura y me pega a ella, es uno de esos abrazos en los cuales no tienes ganas de despegarte... pero lo tienes que hacer.

Ella me empieza a dar pequeños besos en mi barriga y sube hasta mi boca y baja hasta mi cuello, eso hace que curve la espalda y pone sus manos allí para aprovechar el momento y desabrocharme el sujetador. La piel se me pone de gallina cuando noto las manos de Bea en mis brazos quitándome delicadamente las tirantas, cierro los ojos y noto los labios de Bea en mis senos.

Me empieza a morder mis pezones delicadamente... no puedo evitar expulsar un gemido de mi boca. Rápidamente lleva las manos a mis mejillas y sus labios paran en mi frente, luego en mi nariz y finalmente en mis labios, los posa por un segundo y los separa... gime y los vuelve a juntar. Agresivamente pero con amor, la mezcla perfecta... Cierro los ojos disfrutando de este cálido beso, Bea se separa y pone mi pelo detrás de mi oreja.

- Te quiero, ____... Este será nuestro primera relación sexual comprometidas...

- Interesante...- dije sonriendo- Haz que sea inolvidable, ya que veo que tu eres la activa de la relacion.

Rie por lo bajo, vuelve a posar sus labios en los míos, los abre delicadamente y yo abro los míos, la lujuria se apodera de nosotras, consigo sentarme sin despegar los labios de Bea, ahora la cosa cambia, yo estoy encima de ella, ya cansaba el mismo rollo de pasiva; no es siempre divertido ser la que recibe. Consigo quitar su camiseta y me despego para coger aliento y pasar su camiseta por su cabeza.

Puedo notar mis labios latiendo, toda mi sangre está ahí y seguro que están hinchados y rojos. Empiezo a dar besos al abdomen de Bea, mientras que con mis manos empiezo a bajar el pantalón de su pijama, Bea me ayuda y lo deja en el suelo con unos movimientos de pierna. Puedo ver su lenceria detalladamente. Incluso sin tocarla ya sabia que estaba mojada, me encantaria torturarla en este mismo instante. Bea me pilla desprevenida y hace que me vuelva a tumbar.

Quita mi pantalón del pijama dejandolo en el suelo de la habitación, empieza a jugar con mi braga negra... Me la desliza cuidadosamente por mis piernas, vuelve a besar mis labios y luego empieza a bajar, hasta llegar a mi feminidad. Noto su mano acariciar mi pierna, apretando mi muslo, haciendo que expulse un pequeño gemido.

Acaricia con dos dedos la entrada de mi feminidad, haciendo que me de un escalofrío y otro gemido, mete un dedo en mi feminidad ya mojada y empieza a hacer círculos pequeños, de mi boca solo salen pequeños gemidos. Aumenta la velocidad y noto como me corro empapando el dedo de Bea y a ella parece no molestarle, todo lo contrario, esta sonriendo. Me mata cuando sonríe... y sobre todo si es en este momento. Bea saca sus dedos goteando se los mete en la boca y luego sonríe.

- Creo que esto de que estés comprometida hace que sepas mejor- dice sonriendo.

- Claro...- me muerdo el labio inferior.

Siento a Bea lejos de mí, la miro y veo que se está quitando su ropa interior poco a poco, deja que disfrute de la vista. Se acerca a mí de nuevo y pone una mano en mi cintura y otra en mi nuca y besa mis labios, siento todo su cuerpo cayendo sobre el mio. Bajo mis manos del cuello de Bea hasta su feminidad, empieza a masajearla lentamente. Oigo los gemidos de Bea y me excito más y más. No puedo más y bajo hasta tenerla delante de mis ojos, doy leves mordiscos en su clitoris y Bea grita de placer.

Mi Alma Opuesta | Bea Miller y túWhere stories live. Discover now