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Estábamos todos alrededor de la gran mesa, la comida de navidad. Yo tenía a mi lado a Bea y a Bruce. Era la primera vez que no comía en navidad con mis padres, los extrañaba, pero me alegraba estar con Bea. Harry y Max se fueron a sus casas hace poco, para comer con sus familias. La comida estaba riquísima, todos hablaban alegremente, la vergüenza se me había ido un poco, pero seguía con ella. Todos intentaban sacarme tema de conversación y yo les respondía. Hasta que sonó mi móvil que lo llevaba en el bolsillo.

- Lo siento...- dije levantándome y alejándome para contestar.

Fui a la planta de arriba, saque mi móvil del bolsillo... Perrie.

- Tía, tus padres me han llamado mientras comía con mis padres, la regañina que me han echado.
- Lo siento, gracias, los voy a llamar. Felices fiestas- dije.
- Igualmente cielo.

Colgué y marque el teléfono de mi padre.

- ¿___? ¿Qué haces llamando de tu teléfono?- dijo mi padre.
- Es que... Llegue tarde y no pude coger el teléfono, además ese teléfono no puedo cogerlo yo para llamar y bueno cogí mi teléfono para llamaros... Me habéis pillado cenando con todo los del internado.
- Ah, lo siento hija.
- No pasa nada. Felices fiestas ¿Cómo os va todo? ¿Esta la familia con vosotros?
- Si, te quieren decir algo....

Hubo unos segundo en silencio y después escuche a los lejos gritos y pude entender "¡FELICES FIESTAS ___!" Mi padre había puesto su teléfono para que me lo gritaran, no pude evitar que se me escapara una lágrima.

- Igualmente- dije entre lágrimas.
- ¿Es la prima ___?- escuche a mi primo chico.
- Hey pequeño- dije al teléfono.
- Prima ___ ¿qué haces ahí?
- -me reí- ¿Hoy te acostaras pronto?
- Claro, si no, no tengo regalos.
- Muy bien. Bueno pásame con el tito.

Segundos de silencio.

- Bueno hija, te dejo, no quiero que se te enfríe la comida, te llamare mañana o algo...
- Vale, adiós papa, dile a mama y a mi hermana que las quiero. Felices fiestas de nuevo.
- Igualmente cariño, te quiero.
- Y yo a ti papa, adiós.

Colgué y suspire, me metí en un cuarto de baño. El maquillaje que me había puesto se estaba empezando a correr, me había arreglado porque luego íbamos a dar una vuelta. Me había puesto un vestido por encima de las rodillas, rosa pálido era de palabra de honor, pero desde que terminaba el vestido al cuello tenía unas cosas de encaje blanco, era precioso, me lo había prestado Jesy, como no. Tenía unos tacones de aguja y plataforma del mismo color. Llevaba para quitarme un poco el frío una rebeca color blanco roto, era lo que me recomendó Jesy. Me había echo un moño con mi melena castaña y me había puesto lentillas, lo más alucinante es que Hilery me había ayudado con el moño y el maquillaje. Era una persona alucinante, Bea tenía a una madre perfecta, amable y guapa; aparte de Kim. Bea llevaba otro vestido pero algo más oscuro que le llegaba a las rodillas. Cuando ya podía controlar las lagrimas y la respiración, baje de nuevo. Bea me miro, como si quisiera preguntarme "¿Qué tal?" Yo tan solo sonreí y asentí.

- Lo siento...- sabía que era de malos modales tener el teléfono en una comida y sobretodo que te sonara y cogerlo.
- No pasa nada- dijo Kim.
- Eran mis padres- sonreí.

Decidieron no preguntarme nada sobre ellos y se lo agradecí. El resto de la cena paso normal. Bebí una copa de vino, aunque no me gustara, pero era por no hacer el feo, además tampoco sentó mal. Bea bebió dos copas, se estaba controlando. Al terminar la cena, ella me miró. Se levanto, cogiendo la chaqueta que se la había quitado y cogiendo mi mano.

- Mama, le voy a enseñar las calles ¿vale?
- Vale, no volváis muy tarde.
- La comida estaba muy buena- dije sonriendo, no mentía.

Sobretodo, como no, el postre. Una tarta de 3 chocolates, con chocolate fundido, me daba cosa repetir pero Bruce me echo otro cacho sin yo pedirlo y me reí.

Mi Alma Opuesta | Bea Miller y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora