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Empecé a ordenar mi cuarto para la noche de chicas. Se escuchaban nombres por megafonía, el sol iba cayendo y yo no oía mi nombre. Resignada seguí ordenando mi cuarto.

- ___ GRAY. ___ GRAY, POR FAVOR, TIENE UNA LLAMADA.

Mi nombre, mi apellido. Si, mi apellido es Gray. ¡Ah! Me habían llamado. Me puse a pegar saltos y a gritar, salí corriendo de mi habitación, si, gracias al collar de Bea no se me olvidó la llave. Fui corriendo hacía la sala de teléfonos. Estaba emocionada por hablar con mis padres ¿y Bea? ¿Le diría algo sobre ella? Aminore el paso. No, claramente no le iba a decir nada de Bea, los conocía y me sacarían de aquí rapidísimo, aunque no se podrían imaginar que me haya enamorado de una chica... Llegue a la sala de teléfonos. Había una mujer en una mesa en la puerta con una lista.

- ¿Viene a hacer una llamada?
- No, me han llamado.
- Vale, ¿su nombre?
- ___, ___ Gray.

La mujer miro en la lista y tacho algo, mi nombre.

- Ve a la cabina 5- dijo sonriéndome.

Estaba tan ilusionada que no me salían las palabras, tan solo asentí y busque la cabina 5. Fui temblorosa hacía ella y entre, cerré la puerta y me senté en la silla. Me subí las gafas y puse mi pelo detrás de la oreja. Nerviosa descolgué el teléfono.

- ¿S...si?- dije.
- Cielo, cielo, Dios, mi vida, ____, amor ¿qué tal estas?- oí la voz algo entrecortada por las lagrimas de mi madre.
- Mama- me seque las lágrimas detrás de las gafas- Mama...
- ¿Estas llorando? Ains, cielo. Estamos echas unas lloronas.

Sonreí, extrañaba a mi mama.

- ¿Qué tal estáis?- dije algo mejor.
- Bien, te extrañamos muchos, sobretodo la pequeñaja. Pregunta todos los días por ti.

Sonreí al pensar en mi hermana, esa cosita de 5 años que tanto quería. Solté unas cuantas lagrimas más.

- Ahora después me la pasas.
- Claro. Bueno, dime ¿qué tal tu primer mes de clase?

¿Ya había pasado un mes? Oh, que rápido.

- ¿Ya ha pasado un mes?
- Si, un poquito más... Venga, dime ¿qué tal?
- Perfecto, tengo amigas, los profesores son simpáticos.

Tengo una novia, un chico que se pelea por mi, perdí mi virginidad... Ese tipo de detalles se los ahorre.

- Me alegro que todo te vaya genial- note que estaba orgullosa- Temía que te encerraras en tu cuarto y no tuvieras amigas, que lo estuvieras pasando mal... Pero ya veo que no.
- Todo va bien.
- ¿Y los chicos?- susurró mi madre- ¿Os juntan mucho?

Supuse que mi padre estaría por ahí.

- Lo justo y necesario.
- Bien, perfecto, tu padre se alegrara de saber eso.

Hice una mueca, no me gustaba mentirle a mi madre... Me quede en silencio; lo peor es que ella no sabía que no debería tener miedo a que me juntase con los chicos, si no con las chicas.

- ¿Pasa algo cielo?
- No, nada.

Seguimos hablando de cosas... De repente una especie de reloj que había en la pared se ilumino y marco 30 minutos.

- Mama, me quedan 30 minutos, pásame con papa.

Y me pasó con mi padre, la conversación fue muy aburrida. Al cuarto de hora me paso con mi hermana.

- ¿Quien es?- oí la dulce voz de mi hermana.

No pude evitar ahogarme en un mar de lágrimas.

- Renacuajo... -susurre.
- ¿NANA? ¡NANAAAAAAAAAAAAAA!- chillo mi hermana al teléfono.
- Aush, no chilles- me reí.
- Lo ciento... Nana ven a casa, mamá y papá no están enfadados contigo, puedes volver.

Mi Alma Opuesta | Bea Miller y túWhere stories live. Discover now