Capítulo 4

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-Cielo, despierta... - noté como alguien me cogía del brazo y me zarandeaba ligeramente.

Pero no podía abrir los ojos porque oso panda se nace, no se hace.

-Mamá, un ratito más... - ronroneé

-Cariño, no soy tu mamá, hemos llegado a California. - y con ese mensaje abrí los ojos de golpe y visualicé a la azafata mirándome con desesperación porque ya no quedaba nadie en el avión a excepción de mi.

Levanté de un salto y miré a mi alrededor aturdida.

Si, había dormido durante todo el camino, durante más de diez horas y sin interrupción, soy un oso, y eso no me preocupaba.

Cogí la mochila que había subido a el avión, saqué mi móvil y me la puse.

Miré la hora, ocho de la tarde. Bajé del avión acompañada por la azafata con el nerviosismo a flor de piel, luego ella me acompañó a por mi maleta y luego salí para encontrarme con la imagen más ridícula: Mis padres, sujetando un cartel en el que ponía Sara Johnson (si, mi apellido es Johnson, por mi padre) y en el que había una foto mía.

MÁTAME CAMIÓN.

-¡Cariño! - chilló mi madre emocionada.

-Tapa eso, tapa eso... - le ordené a mi padre señalando el cartel, mirando a ambos lado abochornada y mi madre me miró mal.

-Veo que sigues igual de borde - añadió mi padre - Vayamos a casa...

Puse los ojos en blanco mientras mi padre tomaba la maleta y la guardaba en el maletero de nuestro coche familiar. Lo habían traído a California en barco y estaba más oxidado que la vida de mi antiguo profesor de matemáticas.

Íbamos camino a mi nueva casa, estaba bastante lejos del aeropuerto, a una hora en coche, así que me pasé todo el camino escuchando musica de 5SOS en mi móvil y mirando el maravilloso paisaje desde la ventanilla trasera. Dios mio, esto no se encuentra en España, o al menos donde yo vivía.

Frenamos en un vecindario tranquilo, el típico que sale en las películas americanas, donde las casas tienen un jardín delantero y otro trasero, lleno de césped y plantas. Era bastante bonito, y por bastante me refiero a "Fangirleo máximo bc me siento como en una peli".

Bajé de el coche y seguí a mi madre que se acercaba a una casa blanca bastante grande. Había un buzón de los típicos americanos, cosa que me fascinaba, así que empecé a bajar y subir la palanquita roja que indica que hay correo. Si, soy bastante subnormal.

Después de ver como me miraba mi padre dejé de hacerlo, y les seguí hasta el interior de la casa, mirándolo todo fascinada.

-Dios mío, esto es otra cosa... - murmuré asombrada al ver lo grande que era comparado con el diminuto piso en el que vivía antes.

Mis padres empezaron a enseñarme la casa.

Nada más entrar había un comedor a la derecha, con mis sofás viejos tapizados de blanco enfrente de una tele de plasma que compramos en madrid en el año de la polca. A la izquierda había una mesa familiar nueva, donde supongo que comeríamos porque, ¿para que quieres una mesa si no lo usas? (Wallapop, subelo subelo)

Al fondo a la izquierda había una puerta que llevaba a la cocina y a su lado unas escaleras.

Arriba habían dormitorios y algún baño.

Vamos a centrarnos en mi habitación

¡DIOS! Muero aqui mismo

Mi habitación es la HOSTIA

Yo no solía ser así     [Magcon Boys] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora