54. "¿2 veces?"

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Narra Kendall Adams

- ¿Puedo irme ya? -pregunté ansioso y molesto a la vez. 3 putos días de estar en esta maldita camilla de hospital y ya estaba harto.

Si, puede que haya tenido un accidente, que me fracturé el pie izquierdo y que tenga cortadas en mi rostro debido a los vidrios del parabrisas del auto; ¡pero ya estaba harto!

- No. -dijo Chad a mi lado- Estamos esperando los exámenes de tu cabeza, necesitamos ver si nada está mal.

- No estoy mal: puedo hablar, caminar, correr, salir de aquí... -mi hermano rodó los ojos y alguien tocó la puerta, luego entró una enfermera.

- Alguien quiere verle. -dijo ella y Chad se levantó.

¿Kendall? Pensé.

- Que pase. -dije- ¿Puedes irte? -le pregunté a mi hermano.

- Bien. -salió y tomó su celular.

Me acomodé en la camilla y saqué mi mejor sonrisa.
Tenía 3 días de no verla, de no hablar con ella y no saber nada de ella.
Chad no me dejaba.

Habían venido todos, Charlie, Chris y hasta David, pero ella no vino.
Hasta hoy.

La puerta se abrió y la recibí con mi mejor sonrisa... Borrándola al instante.

- ¿Qué demonios haces aquí? -pregunté- ¿Cómo me encontraste?

- Yo llamé a emergencias cuando chocaste, deberías agradecerme. -dijo Robert, llegando hasta mis pies.

- No te daré el número de Kendall. -le dije cambiando de tema.

- No te lo estoy pidiendo, tranquilo. -rió y lo miré mal- Vine a ver como seguías.

- Mira, que seas el hermano del ex novio de mi novia, no significa que tengamos que ser amigos... Ni siquiera debes ser amable conmigo. No te acercarás a ella, ¿entendido?

- Sí lo haré, de hecho ya tengo su número, tu hermano me lo dio, pero ese no es el tema...

- Maldito Chad. -murmuré- Ven aquí. -intenté levantarme pero fue imposible, esa mierda envolviéndome el pie no me dejaba caminar.

- No le haré nada malo, de verdad.

- ¿Cómo quieres que te crea?

- Solo confía en mí.

- No tengo por qué confiar en ti. Eres el hermano de Samuel, ¿qué te haría diferente?

- El querer ayudar a tu chica me hace diferente.

- ¿Por qué no me quieres decir que carajos le dirás?

- No te incumbe.

- ¡Claro que sí! ¡Si yo soy su novio! -exclamé.

- No. Bien, iré a enviarle un mensaje.

- Maldito.

- Nos vemos. -se despidió y salió de la habitación, dejándome solo.

Suspiré aburrido. No me dejaban moverme de aquí, no me dejaban llamar a Kendall, apuesto a que tampoco la dejaban venir... ¿Quería ella venir? Digo, la última vez que supe de ella, se había marchado llorando...

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora