Epílogo

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Terminé de ponerme los zapatos y me puse de pie frente a mi espejo.

Había cortado mi cabello semanas atrás y aún no me acostumbraba a verme diferente, toda mi vida lo había llevado largo.

- ¿Lista? -preguntó David, apareciendo por la puerta de mi habitación.

- Sí, dame un segundo.

Sonrió y se fue.

Me miré una vez más al espejo y salí de mi habitación, encontrando a mi familia esperándome. Exceptuando por la ausencia de Haley, la madre de Abby.

- ¿Podemos inos ya? -preguntó desesperada mi sobrina, quien era vigilada por mi madre, para que no manchara su ropa antes de tiempo.

- Vamos -sonrió David.

Todos caminamos a la salida y subimos al auto. Me senté junto a mi hermano, quién llevaba a su hija a su lado.

Yo miraba por la ventana, admirando el día que estaba haciendo.

- ¿Quieres que te grabe para un videoclip? -bromeó David.

- Idiota.

- Imiota es una mala palabla -dijo Abigail, mirándome molesta y mi hermano alzó una ceja, mirándome victorioso.

- Disculpa, pequeña.

- Solo tranquilízate, ¿quieres?


Seguimos el camino hablando de temas triviales al llegar al lugar, muchos sentimientos volvieron a mí.
No era la primera vez que iba a esa casa y sentía un cosquilleo por todo el cuerpo.

Me sentía emocionada apenas papá estacionó el auto.

Fui la primera en bajarse, miré la casa una vez más.
Tantas cosas pasaban por mi mente, ¿cómo estaba él? ¿Qué estaría pasando por su mente?

Cuando todos bajaron del auto, caminamos hasta la entrada de la casa, donde nos recibió la señora Adams, nos dejó entrar. Habíamos acordado almorzar todos juntos otra semana más. Sí, porque resulta que nuestras familias se unieron más y no había fin de semana que faltáramos a almorzar a su casa, o ellos a la nuestra.

- ¿Qué tal está?

Abby alzó su pulgar hacia la mujer y todos en la mesa reímos.

- ¿Y la universidad, linda? -alcé la mirada.

- Oh, muy bien -sonreí.

- ¿Qué estás estudiando?

- Medicina.

- Eso es estupendo -me felicitó Jeff, el padre de Kendall.

Verlo me recordaba tanto a su hijo... No es que pensara en el padre del chico que me gustaba de otra manera más... explícita, solo me hacía gracia que fueran tan parecidos físicamente.

Había hablado con Kendall por mensajes unos días después desde que se había ido, hacía un año atrás. Nos escribíamos en cuanto salíamos de la universidad o en los ratos libres. Por cierto, él estaba estudiando terapia física.

Durante las noches, hablábamos por llamadas por horas o simplemente por mensajes. Peter y yo hacíamos video llamadas con él cuando nos reuníamos, así conocí a la famosa Lauren y él a Julie.

A pesar de la distancia, lo sentía cerca de mí. Aunque nos separara una pantalla durante ese año, estaba cerca de mí, la distancia no fue un impedimento para expresarle lo mucho que lo amaba, lo agradecida que estaba con él por haberme perdonado, lo mucho que lo quería conmigo.

No éramos novios y, personalmente, no me molestaba esa condición que manteníamos. Sabiendo que él me amaba de la misma manera que yo lo hacía, me bastaba. Era feliz hasta con un mensaje que dijera "buenos días".

Y ahora solo esperaba a que volviera. Según él y su familia, fecha definida no había.

    
Terminamos de comer y ayudé a la madre de Kendall a lavar los platos.
Ambas lavábamos en silencio, no había mucho que ella pudiera decirme y tampoco yo tenía mucho que decirle a ella. No nos llevábamos mal, pero, por alguna razón, no me trataba como antes.

Terminamos y fuimos a la sala de estar y todos empezamos a charlar. No es que yo dijera mucho, pero por lo menos comentaba una que otra cosa.

- Chad, ¿quieres ir con Kendall a la cocina y traer los postres?

- Claro -me miró-, ¿vamos?

Me puse de pie y caminé con Chad a la cocina. Tomé uno de los platos con los postres y Chad me miró con una sonrisa. Fruncí el ceño, confundida.

- ¿Qué tienes?

- Nada, en especial.

Me giré con el plato en mano y empecé a caminar hacia la sala de estar.
Justo en ese momento, la puerta de la casa de abrió de par en par. Yo llevé ambas manos a mi boca y el plato y todos los postres cayeron al suelo.

Las mismas emociones que sentí en el pasado, volvieron a mí y me invadieron por completo.

Él me miró con una sonrisa y lo único que pude hacer fue correr hacia él, como lo había hecho varias veces ya.

No estaba segura de que todo fuera a ser como antes, no estaba segura de lo que nos –o me– fuera a pasar en el futuro. Sólo quería aprovechar el presente, aprovechar que él estaba conmigo, cerca, y que esta vez, se quedaría. Quería cada segundo de vida con él, dando lo mejor de mí sin importar lo que pueda pasar a nuestro alrededor.

 Quería cada segundo de vida con él, dando lo mejor de mí sin importar lo que pueda pasar a nuestro alrededor

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Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora