11. "-¿Qué pasó ayer?"

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La claridad de la luz me hizo despertar y al instante, un fuerte dolor de cabeza me golpeó, por lo que decidí no abrir mis ojos aún.

Estaba mareada.

Sentí que si me levantaba, vomitaría por todas partes.

Por todas partes de... ¿en donde estaba? ¿Que había pasado en la fiesta?

Recuerdo que Connor llegó por mí y saludó a mis padres. Luego me halagó y me dijo que me veía preciosa, yo le dije que él no se quedaba atrás.

Subimos a su auto y en menos de lo que esperaba, llegamos a la casa en la que sería la fiesta de victoria. Entramos y la fuerte música llegó a mis oídos. Divisé a varios chicos del equipo y a varias porristas. Me sentí incómoda y me senté en un taburete de un mini-bar. Connor estuvo a mi lado, bebimos algo no tam fuerte, hasta que los del equipo lo alejaron de mí.

Al parecer era una tradición que a los que anotaban, les hicieran algo como... un baile sexy. Llevaron a Connor, Oliver y a Kendall. Los tres subieron a una especie de escenario que estaba en lo que debía ser la sala, y los sentaron en una silla a cada uno. Connor me llamó y negué, alguien se acercó a mí y me dió algo de beber, y me hizo subir con los tres chicos.

De ahí no recuerdo nada.

¿Que había hecho anoche?

Suspiré, al parecer había bebido demaciado. Mi cabeza explotaría en cualquier momento. Al suspirar, aspiré el olor de la almohada que tenía. Pero apesar de que olía genial, me asusté.

Estas no eran mis almohadas.

A como pude, abrí mis ojos y me encontré una habitación de paredes blancas. La cama en la que estaba era completamente negra, las almohadas, la manta que tapaba mi cuerpo en que tenía una camisa de botones celeste, la sáb... ¡estaba en una camisa de hombre! Miré por debajo de la camisa y no llevaba ni sostén, ni bragas.

Ahora sí estaba asustada de verdad, acaso yo... ¿había perdido mi virginidad ebria? Mierda. Jamás imaginé perderla de una manera tan... común, diría yo. Pff, ebria, ¡ebria!

Miré a mi alrededor y la habitación estaba demaciado desordenada. Era de hombre (por dicha). Intenté buscar mi ropa interior, mi vestido, mis zapatos y mi cartera, pero no estaban. Demonios.

En eso, escuché la llave del baño de la habitación cerrarse.

¡¿Desde cuando alguien se estaba bañando?!

Tragué saliba, ¿y si era un cuarentón? ¿O un pedófilo? ¿Un violador?

Decidí levantarme y salir de aquella habitación. Dios, sentía que mi cabeza explotaría, no sin antes vomitar mi hígado. Estaba mareada en puta. Sostuve mi cabeza entre mis manos y, a como pude, caminé hasta la puerta y al llegar, la del lado (que era la del baño), se abrió. Dando paso a mi peor pesadilla con una toalla amarrada en la cintura.

Grité asustada. Grité como jamás lo había hecho. ¡No podía ser que yo perdí mi virginidad con él!

—Espero que esa sea tu manera de expresar felicidad.–dijo y caminó atravéz su desordenado armario.

—¡¿Cómo es que...?! ¡¿Tú?!–grité– ¡¿Nosotros...?! ¡Mierda, mi cabeza!–la sustuve denuevo– ¿En donde estoy?–pregunté intentando no alterarme más de lo que ya estaba.

—Junto a la puerta.–dijo irónico sin voltearme a ver. Rodé los ojos y mi vista que quedó en su espalda.

Demonios, era jodidamente perfecta.

Sacudí levemente mi cabeza para eliminar toda clase de pensamientos de esa clase.

—¿En donde estoy?–repetí mi pregunta sin rodeos.

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora