Kendall y Kendall

21. "-¡Lo sabía!"

Narra Kendall Adams

Estaba en mi habitación con mis hermanos, como todos los días después de clases. Era como una especie de tradición antes de que papá llegara del trabajo.

Chad estaba sentado en mi cama haciendo no sé qué de la universidad, Nathan jugaba con su PSP en la silla del escritorio y yo estaba sentado en el pie de la cama, lanzando una jodida pelota de goma amarilla. La lanzaba, rebotaba en la pared, luego en el suelo, y por último caía en mi mano. Yo solo lo repetía mientras pensaba.

Supongo que ya sabían en qué pensaba. Bien, tal vez no es un "qué", sino un "quién".

Sí. Lo peor de todo, es que ella estaba en mi cabeza desde el momento en el que la besé en el evento de mi padre. Y hoy solo la besé para intentar averiguar si era ella la que me provocaba males de estómago y no la comida de mamá o la de la cafetería de la escuela.

Y sinceramente, al hacerlo, me confundí más. ¿Qué pasaba conmigo? No podía dejar de pensar en ella, no podía dejar de sentir sus labios sobre los míos. Mierda, allí estaba el cosquilleo otra vez.

Definitivamente debía averiguar qué demonios sucedía conmigo.

—Nath...–llamé a mi hermano sin dejar de lanzar la pelota.

Lo llamé a él por obvias razones. Él salía con más chicas, por lo tanto, él podría ayudarme con mi problema. No es que Chad no tuviera chicas, por que sí las tenía, solo que él era más... Diferente en el punto de vista. Como en la mayoría de las cosas.

—¿Mjm?–preguntó sin alejar la vista de su juego.

—Necesito ayuda.–dije simplemente.

—Te escucho.

—Hay una chica que...

—Fóllala.–atrapé la bolita amarilla y me volteé hacia él. ¿En serio creía que me follaría a Kendall?– Es la solución para todo.–miré a Chad desde el suelo y estaba con el ceño fruncido, claramente no le agradó lo dicho por su gemelo.

—Realmente eres un idiota.–dijo Chad.

—Soy mayor que tú, así que te callas.–se defendió dejando el aparato en la mesa de mi escritorio.

—¡Lo eres por un minuto y medio!

—Sí, pero eso significa que soy más guapo e inteligente.

—Somos gemelos, idiota.

—Entonces eso significa que también eres un idiota, ¿no?–sonrió infantilmente y Chad negó con la cabeza.

—¿Pueden dejar de discutir y ayudarme?–me puse de pie.

—Ye te dije que la follaras, esa es la...

—¡Esa no es la solución!–exclamó Chad– Dime, ¿que sientes cuando la vez?

La pregunta estaba mal formulada, debería ser ¿Qué no siento cuando la veo?

—Yo...–me detuve a pensar.

—Listo, ya sé lo que te pasa.–dijo mi hermano sonriente y fruncí el ceño, no había dicho ni una oración y según él, ya sabía qué me pasaba– Te gusta esa chica.

Miré a Nathan y él me miró a mi. Miramos a Chad y luego nos volvimos a mirar, para después empezar a reír como si no hubiera un mañana.

—¿Qué les pasa?–preguntó mi hermano con el ceño fruncido.

—Nada...–dije riendo– Es sólo que...–reí más fuerte. Era una completa estupidez, a mi no me gustaba Kendall. Jamás me había gustado alguien y estaba seguro de que ella no sería la primera.